10 de agosto de 2010

El columpio de Oslo

Xulio Correa El Columpio de Oslo Xulio Correa
26 Julio de 2010

Salí del hotel tempranito, me apetecia correr un poco pero sobre todo quería ver como se despertaba la ciudad de Oslo, el paseo fluvial que recorrí con el ritmo tranquilo de un veterano me permitía ver trozos de ciudad y jardines alternativamente, me crucé con personas calladas, siempre de una en una, todas en tránsito y algunas en bici.

Pasé por delante de un edifio de oficinas con la fachada de cristal, perecía querer enseñar los despachos como si fuesen escaparates, pensé que el servicio de limpieza dejaría las oficinas así por norma y que al llegar sus habitandes, ellos dispondrían los visillos o persianas a su gusto, despues pensé que quizás no, que aquellos ventanales estaban orientados al norte, que a los escandinavos no les gustan las persianas y que era posible que una norma de la empresa los obligase a mantenerse a la vista.

A veces lo interesante de mirar no es ver sino imaginar lo que no se ve.

Dos kilómetros mas arriba me encontré un gran columpio colgado de una gran rama, quieto, muy aéreo por el desnivel del terreno, humilde pero arrebatador, en ese momento, me apeteció columpiarme pero seguí corriendo, imáginé a los niños volando sobre el río, supuse que adultos con grandes escaleras atarían las largas cuerdas, supuse que lo haría alguien, una persona, pero no un ayuntamiento, que aquella instalación no tendría permisos ni normas ISO, que lo montó un mayor que aún tenía vivo al niño que todos llevamos dentro.

Despues del desayuno le dije a una compañera de viaje: "Quiero enseñarte una cosa que he descubierto esta mañana", pero no la llevé al edificio de cristal, nos fuimos a columpiar en el árbol.

4 comentarios:

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  2. Estupendo fragmento de vida, gracias por compartir lo visto y por lo imaginado, pero sobre todo por lo insinuado desde el corazón.

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  3. Francsico Felipe Figueroa9 de septiembre de 2010, 17:42

    Xulio, ese aspecto elemental del columpio, su simplicidad, es un regalo. Es simplemente lo que necesitamos para disfrutar.

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  4. A que nadie se acordó del pobre árbol "condenado" a tener que aguantar a la gente que se cuelga de él, que por si fuera poco según se ve en la foto le han puesto DOS columpios que si en un momento dado y tener por seguro que se dará usan los dos columpios a la vez, fijaros la carga que tendrá que soportar el árbol, cosa que por muy fuerte que sea le perjudicará seguro, por no hablar del detalle de que si los columpios llevan mucho tiempo atados al árbol y este va creciendo terminará por que las cuerdas de los columpios estrangularán la rama y ésta terminará gravemente afectada y por fin secándose completamente, a parte del riesgo que supone para la gente que se monta si las cuerdas se rompen por la humedad o fricción con el árbol .
    No se como se permiten estas cosas en zonas públicas, es que nadie se da cuenta de que un árbol es un ser vivo y no un trozo de madera para colgar columpios inseguros de él. No creo que costase tanto poner unos columpios homologados con su armazón como se hace afortunadamente en la mayoría de los parques y zonas de ocio y garantizar la seguridad humana y bienestar del arbol.

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