28 de enero de 2011

De la institucionalización a la rehabilitación psicosocial

Por Lucía Vázquez

Una de las poblaciones en la que encontramos abundantes referencias sobre los beneficios de la Terapia Asistida por Animales (TAA) es la de las personas que sufren esquizofrenia. La mejora de la autoestima, la capacidad de empatía o la comunicación no verbal y las habilidades de autocuidado, constituyen grandes logros junto a la disminución de los niveles de ansiedad.

Hasta no hace mucho tiempo estas personas eran confinadas, casi siempre de por vida, en los hospitales psiquiátricos, donde no recibían más tratamiento que el farmacológico. A partir de los años 90 surge un nuevo modelo de intervención denominado rehabilitación psicosocial, gracias al cual el tratamiento no sólo debe centrarse en reducir los síntomas psicóticos sino sobre todo en ayudar a capacitar a la persona para desenvolverse eficazmente en un determinado medio social. La TAA actúa precisamente sobre síntomas que colaboran en esta rehabilitación.

Cuando comencé a trabajar en psicoterapia teníamos un grupo terapéutico de pacientes con diagnóstico de esquizofrenia. El objetivo de este grupo era hacer crecer lo que el profesor Emilio Gutiérrez llama la PARTE SANA, en lugar de actuar sobre la PARTE ENFERMA (sin negar que ésta estaba presente). Recuerdo a una chica que tuvo que luchar mucho por conseguir que le dejaran cuidar de su hija por sí misma y, pese a los síntomas, su parte sana se iba haciendo tan grande que conseguía demostrar cada día que podía salir adelante.

26 de enero de 2011

Escultura, juego, intervención, identidad

Anduriña

Bufón

Por Francisco Figueroa

Recientemente hemos conocido un conjunto de trabajos del escultor y arquitecto Juan Fernández Rivas en la península del Morrazo, en concreto en el paseo marítimo de Moaña, que nos han llamado gratamente la atención.

La intervención en el espacio urbano por parte de artistas, o incluso su resolución por diseñadores y arquitectos dista a menudo de tener la elaboración, la calidad, el respeto al espíritu del lugar y a los usuarios que sería de desear. Es poco habitual ver un trabajo serio, riguroso e imaginativo a la hora de abordar el espacio público, tanto desde lo escultórico como desde otros planteamientos.

En este caso el autor ha sabido resolver de manera ejemplar la integración de sus piezas en la trama urbana dentro de un planteamiento integral de la costa de Moaña ha intervenido en los frentes marítimos portuario en O Con, en Moaña Centro y entornos naturales como en la pasarela de madera y mirador en la playa de A Mona en Tirán, donde se ensalza la exuberante belleza del lugar con su peculiar trazado curvo, invitando a la meditación y contemplación del paisaje. Además lo ha hecho pensando en su uso público, en dar una calidad estética y vivencial a las obras, hacerlo de manera acorde a la identidad del lugar y con preocupación en el juego infantil lejos de los esquemas manidos.

Entre todo ello surgen como hitos vertebradores un conjunto de piezas escultóricas vinculadas directamente al ámbito de la ría y del mundo marino. Algunas a modo de veletas-señal, como el “Paxaro Tolo” otras como móviles cuando sopla el viento, con siluetas de luras, chipirones de ría, peces, y otras de mayores dimensiones, monumentales, pero de una escala correcta, que no supone imposición alguna al paseante; entre ellas destacaría las figuras de un choco y una ballena que descansan sobre el malecón y el paseo, de bellas líneas orgánicas y enmarcados en lontananza por el margen sur de la ría. Realizadas ambas en hormigón y recubiertas de mosaico de piezas cerámicas — clara referencia a Gaudí y al parque Guell, en complicidad con el espectador culto, toda una proclama de la intención del autor, y a más, un indicativo de que la identidad y cultura propia no está reñida con la cultura común y universal—, lo que se nos muestra es una invitación al juego: no son las típicas esculturas intocables e inasumibles, sino elementos lúdicos que invitan al encuentro con seres que pueblan el imaginario de la Galicia costera, los niños suben por ellos, viven aventuras y seguro que evocan historias que les han contado o han conocido, como la de aquella ballena yubarta que entró hace pocos años en la ría de Vigo y permaneció en ella varias semanas, para deleite de muchos; en ella se inspiro Juan Fernández Rivas para su pieza de escala natural (15 metros), a la que dio el nombre “Anduriña” (golondrina, en gallego) con toda la poesía que entraña, y en cuyo dorso está integrada un surtidor que emite un chorro como el de las ballenas al emerger para respirar. Detalles que hablan de la preocupación por acabar bien los trabajos. “Bufón”, el choco gigante de 7 metros (como los que a veces arrastra la marea a la costa) guarda unidad estética con la ballena y establece un juego de complicidad con su compañero de batallas, el neptuno “Fisgón”.

Entre otros proyectos futuros de gran plasticidad que hemos conocido del mismo autor destacan algunos con asociación marinera, como una instalación referencia a los palos de un velero, con velas atirantadas, materializadas con redes de colores permeables al viento, que recuerda la importante historia marinera de la península del Morrazo y sus dos rías, con las poblaciones de Moaña al sur y Marín al norte, y susceptibles de realización en otros lugares.

Hay algo que me recuerda en todas estas obras y su concepción como proyectos integrales a las esculturas-juegos y a los parques de Isamu Noguchi (aquel gran arquitecto, escultor y paisajista japonés y estadounidense) no en las formas, que son bastante diferentes, pero sí en algo del pensamiento subyacente a la esencia del trabajo en favor de la comunidad.

Se nota que son proyectos concebidos con pasión y cariño volcados al lugar en que se realizan. Nos han gustado.

Los vecinos y los niños de Moaña tienen suerte.


24 de enero de 2011

Construyendo barrio en O Portiño



Por Macario Iglesias

El barrio de O Portiño, situado a las afueras de la ciudad de A Coruña, fue creado por la administración a mediados del siglo pasado como asentamiento provisional para el traslado de la gente sin recursos afectada por la construcción de un gran centro comercial en el corazón de la ciudad. Hoy en día continúan viviendo allí unas 300 personas, en un entorno degradado y con unas viviendas muy deterioradas que no reúnen unas mínimas condiciones de habitabilidad.

Entre junio y noviembre del año 2010, desde el estudio de arquitectura y diseño “desescribir” llevamos a cabo, con la participación activa de los habitantes del barrio, un taller de autoconstrución y reforma subvencionado con 50.000 euros provenientes de fondos públicos, que vino a solucionar las deficiencias más graves de las 70 viviendas del asentamiento.

Pese a las enormes dificultades del lugar en el que habitan, en el barrio existe una buena convivencia y un alto grado de cohesión social, que han sido claves en el éxito de la iniciativa.

Ha sido una experiencia fantástica, difícil de olvidar por la implicación, las ganas y el esfuerzo que han aportado los vecinos del barrio. Así por ejemplo, en los trabajos de mejora de las viviendas (cubiertas, ventanas, electricidad…) se volcó de lleno toda la comunidad, sin importar quien fuera el propietario de cada una de ellas, trabajando codo con codo para dignificar la vida en el barrio.

Con anterioridad a esta iniciativa, habíamos impulsado en el barrio un proceso participativo de diseño y mejora del espacio público. Esta propuesta contribuyó a reforzar el vínculo de los vecinos con su entorno, promoviendo la identidad de barrio y, al mismo tiempo, despertando una mayor preocupación por su cuidado y mantenimiento, lo que estableció las bases para el éxito de la comentada iniciativa.

Otro aspecto significativo del proceso fue observar como, pese a las carencias y a las malas condiciones del asentamiento, los niños son felices en su barrio. En “O Portiño” viven unos 100 chavales que se relacionan con mucha naturalidad y desparpajo, se les ve alegres, activos… inquietos por conocer y descubrir.

Entendemos que esto se debe al contacto directo que tienen con su entorno, con la naturaleza que les rodea, con sus mayores. Su zona de juego no se limita a un parque infantil o al patio de su casa, si no que abarca todo el barrio. Estos niños, criados en comunidad, tienen un alto grado de libertad e independencia para moverse a su gusto sin la vigilancia continua de los adultos.


23 de enero de 2011

Estímulo y resistencia

El juego en la naturaleza como potenciador del realismo en la educación


Por Miguel Moreno

Hace unas semanas subí a As Salgueiras con mi familia. Dimos un paseo por el camino de la parte alta. Después de detenernos en una fuente —a mis hijos les entró sed nada más verla—, seguimos caminando y nos topamos con un peñasco de considerables dimensiones cerrándonos el camino. Vaya contrariedad… ¿Contrariedad? En absoluto. Ese peñasco era un reto, un apasionante desafío para mis hijos. Aquella enorme piedra resultó lo más divertido del paseo. Yo la sorteé saliéndome del camino pero, por lo que vi, mis hijos jamás renunciarían a escalarla. Querían conquistar esa pequeña cima. Una vez lograron subir, se quedaron un buen rato jugando encima de la roca. Mientras tanto, me di una vuelta por los alrededores para contemplar el paisaje invernal.

Al día siguiente, advertí que mi hijo tenía un importante rasponazo en el tórax. «¿Cómo te hiciste eso, Nicolás? ¿Te duele?». «Sí, papá, me duele muchísimo», me dijo sin expresar ninguna queja. «¡Me lo hice ayer en la piedra grande!». Le pregunté a su madre y me comentó que, en efecto, Nicolás tuvo una pequeña caída mientras jugaba con su hermana. Pero se levantó de inmediato, volvió a subir a la roca y continuó divirtiéndose. Sin más. Su madre comprobó en aquel momento si le había ocurrido algo y vio la herida.

En un libro leí que la naturaleza se manifiesta al ser humano como estímulo y como resistencia al mismo tiempo. Los colores, los árboles, los animales, el paisaje, etc. nos estimulan: invitan a la contemplación y al disfrute. Pero los caminos pedregosos, las espinas, la aspereza o la altitud son algo que nos ofrece resistencia y dificultades. Dándole vueltas a esto, veo por qué el juego en la naturaleza es tan pedagógico. El juego en un entorno natural es una excelente introducción a la realidad. Lo real se nos resiste, presenta complicaciones; pero también nos estimula. Y a veces muestra atractivos incluso en los obstáculos.

20 de enero de 2011

El hombre en la cuerda floja

Por Alexander Mart


A veces me siento como el hombre de la foto, intentando mantener el equilibrio sobre una cuerda floja tendida entre dos rascacielos. Haciendo malabares en un mundo que me desconcierta. Y me pregunto: ¿Es esto todo lo que queda de aquel primate que una vez bajó de los árboles?


Cuando a la mañana siguiente de haber llegado a Baraulo, el pueblo de la laguna de Roviana en el que viviría durante mi estancia en las Salomón y después del desayuno compuesto de una piña dulcísima y de unos pequeños y exquisitos plátanos, sentí la imperiosa necesidad de ir al baño, unos niños (¡otra vez los niños de las Salomón!) se prestaron a mostrarme el camino. Me condujeron hasta un acantilado que caía vertical unos diez metros sobre la laguna y me señalaron un árbol cuyo tronco crecía horizontal saliendo del acantilado y paralelo al agua. Mire con cara de desconcierto y entonces uno de los niños camino presto por el tronco unos cinco metros y se puso en cuclillas. Fue cuando me di cuenta de lo que me esperaba. El tronco estaba húmedo y resbaladizo, debajo veía las puntas del coral de fuego salir del agua. Hice de tripas corazón y me desplacé con sumo cuidado por el tronco y bajo la mirada escrutiñadora y las risas contenidas de los niños hice lo que tenia que hacer.

Durante mi estancia en las Salomón tuve muchas ocasiones de comprobar la habilidad y prestancia de los pies de los nativos, como si fuesen un segundo par de manos se agarraban sin problemas a todo tipo de superficies resbaladizas, caminaban descalzos sobre los corales de fuego, subían cocoteros de más de quince metros de altura con una velocidad pasmosa. A su lado mis pies parecían dos apéndices atrofiados que tras generaciones encerrados en asfixiantes zapatos habían perdido toda su funcionalidad.

Me acorde de Darwin pero mirando mis pies me resultaba difícil hacerme a la idea que eran el producto de la evolución y la adaptación al medio.

Desde entonces me persigue la duda de si la evolución-atrofiación se limita tan solo a mi cuerpo físico o abarca también otros campos, como mi mente o mi espíritu.

Es difícil como hombre evolucionado mantener el equilibrio sobre la cuerda floja del mundo moderno.

19 de enero de 2011

VII Xornadas de Xardinería de Galicia


(RE)PLANTEAR

Concello de Ourense. Auditorio Municipal. 17, 18 y 19 febrero 2011

Ourense constituye ya un lugar de referencia para la jardinería y el paisajismo gracias a las jornadas, auténtico foro ibérico del paisaje, que viene organizando su Ayuntamiento y Concellería de Medio Ambiente, y que este año llegan a su séptima edición, toda una andadura consolidada.


Por Francisco Figueroa

Bajo la dirección de Carlos Javier Cárcamo y con un Comité Científico integrado por un equipo destacado de expertos, año tras año vienen participando un buen número de ponentes de Galicia, del resto de España, Portugal, así como otros países. Cada año se basa en un tema relevante en torno al cual gravitan las ponencias, mesas redondas y muestras.

Si en las últimas ediciones se han tocado temas como Los Espacios Verdes Recreativos, en la VI edición el 2010, El Espacio Comprometido en la V, de 2009 o Jardín y Sociedad en la IV, 2008, la actual bajo el lema (RE)PLANTEAR se centra en el vegetal y en el tratamiento de los espacios públicos urbanos, en los espacios naturales o en espacios naturalizados pero abordado por el Comité Científico con “la idea de que estamos ante una revisión de lo que ya conocemos pero de alguna manera queremos cambiar”, un interesante planteamiento de reflexión sobre los paradigmas intelectuales del paisajismo actual.

Las Xornadas vienen prestando una atención especial al arte en relación con el jardín, con la naturaleza y el paisaje, una muestra más de que estas jornadas de jardinería están a la altura del discurso más actual en torno a lo que supone el jardín y la arquitectura del paisaje, como iniciativas que se realizan en Suiza, Francia, los Países Bajos o Alemania. Este año se presenta La Biblioteca del Bosque, del artista Miguel Ángel Blanco, una interesante obra en evolución permanente desde hace años, que ya conocemos por su reciente muestra en la Fundación Lázaro Galdiano y muy al hilo en este Año Internacional de los Bosques

También se presenta Instantes de Paisaje, de la cuarta edición (2010) del Festival internacional Audiovisual que organiza el también destacable Centro de Arte y Naturaleza (CDAN) de la Fundación Beulas, en Huesca, del que también hablaremos en su momento.

A lo largo de las diferentes ediciones de las Xornadas de Xardinería uno de los hilos argumentales es el trabajo en el ámbito atlántico bajo el epígrafe Atlántico emergente. También se observa un acentuado interés en temas de sostenibilidad y de la relación entre el paisajismo y la sociedad, aspectos comprometidos que constituyen seña de identidad de la Xornadas y buena parte de su atractivo.

Una iniciativa excelente por parte del Ayuntamiento de Ourense, que merece todo el reconocimiento y apoyo.

La inscripción es gratuita por medio de un formulario descargable en la web municipal.


17 de enero de 2011

El jardín de Uxes o cómo empezó todo

(Foto: La Voz de Galicia, 8-12-1986)


Una pedagogía social y medioambiental adelantada a su tiempo: la «prehistoria» de la Fundación As Salgueiras



Por Miguel Moreno


Hace veinticinco años, cuando apenas se hablaba de la influencia del entorno en el estado de ánimo y la ecología no formaba parte del debate público, los promotores de la Fundación As Salgueiras llevaron a cabo una clarividente iniciativa. En la pequeña comunidad de Uxes había un espacio lleno de escombros. Manu Iglesias y Xosé Luis Mañana movilizaron a los vecinos para construir un pequeño jardín en ese lugar ocupado por aquella escombrera.

Sin ninguna ayuda pública ni apoyo de la Administración, los vecinos se autoorganizaron y unieron sus esfuerzos para construir aquel jardín. Trabajaron juntos, hicieron aportaciones económicas y se coordinaron para crear un espacio público digno y saludable. Los promotores dedicaron el jardín a una persona respetada por el pueblo y escribieron un discurso que el día de su inauguración leyó una niña pequeña de Uxes: «Un hombre no se debe exclusivamente a su familia o amigos allegados, ni siquiera pertenece a él mismo, sino que son las circunstancias, el paisaje y el entorno en el que le toca vivir los que realmente forjan y modelan su persona»… Cuando concluyó su lectura, el vecino de mayor edad descubrió el monumento del jardín y una placa conmemorativa.

Tanto la prensa local como la nacional se hicieron eco de aquel acontecimiento: los propios vecinos habían tomado la iniciativa —sin ninguna ayuda externa— de dignificar el espacio público con un jardín gracias al cual el pueblo recuperó su autoestima como sociedad. Además, el movimiento vecinal suscitó una asociación cultural en la que se integraron muchos jóvenes apartándose del mundo de la delincuencia y la droga. La asociación era Queiroa y todavía perdura hoy. A raíz de aquel jardín y de la asociación, la comunidad de Uxes adquirió un gran dinamismo, llegando a ser un referente para la comarca a pesar de su escasa población.

La presencia de la naturaleza en los espacios públicos, la pedagogía, la inteligencia social, la integración generacional, la igualdad de género y la autoestima social se dieron cita en Uxes en aquel acontecimiento. Veinticinco años después, me asombra cómo se adelantó a su tiempo el jardín de Uxes. Se trata de una experiencia social que, cuando acababa de aparecer en los circuitos académicos norteamericanos el concepto de biofilia, ya lo llevaba a la práctica con un resultado sorprendente. Podemos decir que lo que promovieron entonces Manu Iglesias y Xosé Luis Mañana cristaliza hoy en la Fundación As Salgueiras. Los valores que expresa el jardín, y todo lo que implican, son los que la Fundación quiere promover hoy.

 

14 de enero de 2011

Gunter Pauli: ideas (y resultados) que nos interesan

vídeo en http://www.blueeconomy.de/es


Por Francisco Figueroa

Gunter Pauli es una de esas personas que son capaces de crear pensamiento en positivo y de transformar actitudes y realidades, para bien, comprometido con el entorno, la infancia y la educación (las bases de la conciencia y del cambio a mejor). Hemos hablado de él en algunas ocasiones porque en As Salgueiras nos interesa lo que piensa, lo que dice y lo que hace, sobre todo esto último, porque no es el tipo de persona que elucubra y todo queda en buenas intenciones. Ha sido capaz de poner en marcha múltiples iniciativas en diversos países que mejoran nuestra relación con el mundo.

Lo más sorprendente para muchos es que Pauli en realidad es un empresario, o como tal se formó y creó empresas exitosas de carácter ambiental, pero que en determinado momento tuvo la necesidad de comprometerse más aún y emplear su talento y capacidad para poner en relación y hacer realidad proyectos aparentemente utópicos.

Desde la plataforma que supone la Fundación ZERI (Zero Emissions Research & Initiatives) una red global de mentes creativas buscando soluciones a los desafíos mundiales, aprovechando los principios de diseño de la propia naturaleza como inspiración (es decir, tecnología basada en los métodos que ésta emplea), se ha formulado el concepto de economía azul, basado en innovaciones competitivas que crean trabajo y capital social, además de ser respetuosas con el entorno y aprovechar eficientemente los recursos; un paso más allá de la “economía verde, de la sostenibilidad y de la bioeconomía de Georgescu-Roegen. El año pasado Pauli fue dando a conocer algunos de sus conceptos y proyectos en las páginas de Expansión.

Resaltamos dos ejemplos de trabajos de interés en temas en que en As Salgueiras estamos particularmente sensibilizados:

- El Vórtice, un dispositivo sencillo para mejorar el tratamiento y reciclaje del agua sin productos químicos y basado en los remolinos naturales de agua.

- Las Fábulas, recurso educativo que introduce conceptos de ecología y valores.

En el último número de la magnífica Agenda Viva de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente hay una entrevista merecedora de consideración.

Seguiremos hablando de Gunter Pauli, ZERI y la economía azul, y de actitudes proactivas que interesan a la Fundación As Salgueiras.


13 de enero de 2011

Caballos entre manzanos


Por Paula Leyenda

La finca donde se encuentra ubicada actualmente Galopín está cruzada por el río Cabancos. En el momento en que la empresa se estableció en la zona, tanto los márgenes como el cauce de este río estaban absolutamente degradados; el lugar parecía más una escombrera que un entorno natural.

Para recuperar este ecosistema directamente relacionado con nuestro lugar de trabajo, se comenzó por realizar trabajos de limpieza de residuos sólidos (hasta un coche encontramos), para luego proceder a la necesaria regeneración de la vegetación con flora endémica de las riberas de los ríos gallegos (alisos, abedules, sauces, hiedras…).

Esta actuación, comprometida con la comunidad y el entorno, supuso un revulsivo del lugar e incluso la administración municipal siguió el camino iniciado en la recuperación de zonas adyacentes al río. A día de hoy la ribera del Cabancos es un espacio limpio, un entorno natural agradable para disfrute de todos.

El video que ilustra esta entrada (es un vídeo casero, perdonad por la calidad) hace referencia a uno de estos espacios contiguos a la ribera del río, parte de la finca de Galopín donde se decidió seguir contribuyendo a la recuperación del medio ambiente de la comunidad en la medida de nuestras posibilidades. Esta vez se optó por salvar y recuperar ejemplares de manzanos de variedades tradicionales gallegas, consiguiendo así mantener un conjunto de árboles frutales que no solo han mejorado estéticamente el paisaje, sino que han servido para preservar el patrimonio vivo de la flora autóctona.

Los caballos del vídeo, antes correteaban y pastaban libremente por la finca de la fábrica, pero ahora han subido de categoría y se han convertido en los reyes de As Salgueiras. Allí disfrutan campando a sus anchas y disponen de todos los cuidados que necesitan, tanto desde el punto de vista material (por ejemplo, descansan en cuadras modulares antigolpes) como desde el punto de vista afectivo.

12 de enero de 2011

Los niños de las Islas Salomón



Por Alexander Mart

[viene de la entrada Niños navegantes]

El tema de los niños navegantes me parece fascinante. Leyendo vuestras historias me han venido a la mente los niños de las lagunas de Roviana y Vonavona, el sistema de lagunas de coral más grande del mundo que se encuentra en la Western Province de las Islas Salomón. He recorrido el mundo entero, he convivido con múltiples culturas pero mi viaje a las Salomón en el año 2002 sigue siendo algo distinto a todo lo demás, y ello por muchísimas razones comenzando quizás por ser el primer lugar del mundo donde no he visto un letrero de coca-cola, ni una bolsa de plástico, o también quizás por ser el lugar donde Álvaro de Mendaña creyó encontrar las minas del rey Salomón… pero sobre todo me sentí fascinado por sus gentes, su cordialidad, su autenticidad, su amistad sin reservas, las sonrisas de los niños… me abrió los ojos para ver el mundo de otra manera.

Mi tarea en las Salomón consistía en elaborar un estudio interdisciplinario (antropología - ciencias del mar, soy antropólogo y buceador) para la Universidad de Santa Bárbara, California, que consistía en hacer un recuento de una serie determinada de especies de peces tanto en arrecifes de coral explotados tradicionalmente por la población autóctona como lugares de pesca como de otros arrecifes no explotados para la pesca y determinar así las diferencias entre las poblaciones de peces de unos y otros.

Debido a ese trabajo me veía obligado a trasladarme constantemente de una isla a otra a lo largo de la laguna de coral. El medio de transporte consistía en una canoa de una pieza hecha a partir del tronco de un árbol y propulsada por remos. Todo hombre en Roviana y Vonavona sabe tallar una canoa y un remo. Los padres les enseñan a sus hijos como hacerlo cuando éstos tienen 4 o 5 años y lo hacen tallándoles una pequeña canoa, de poco más de un metro de largo y un minúsculo remo, durante el proceso los niños participan activamente, mirando con grandes ojos y saltando alegremente.

En mis traslados diarios por la laguna me he encontrado con niños de esa edad navegando en sus pequeñas canoas, pescando al curricán con un sedal atado al dedo gordo del pie mientras remaban alegremente y en una ocasión vi a un niño que no tendría mas de 6 o 7 anos que llevaba en su canoa una barracuda más grande que él que casi no cabía en la canoa.
La imagen de aquellos niños sonrientes navegando por aquellas aguas infestadas de tiburones, cocodrilos de agua salada, serpientes de agua venenosas, por nombrar tan solo algunos de los “peligros” que existen en aquellos mares es algo que me ha dejado profundamente marcado y que ha cambiado completamente mi visión del mundo y sobre todo la forma de educar a mi hijo.

11 de enero de 2011

Razones de la hipoterapia

Por Serafín Ortigueira

Empieza un nuevo año, y en Cefine tenemos mucha ilusión por continuar con el proyecto de terapias ecuestres en As Salgueiras. El otro día, un médico amigo nos preguntó qué evidencia científica tenía eso de la hipoterapia y demás terapias ecuestres. Hablando con él, nos percatamos de que no basta sólo con que nosotros lo sepamos, sino que tenemos que mostrarlo.

Por eso, de entre toda la documentación científica con la que trabajamos, nos parece oportuno mostrar aquí un exhaustivo trabajo de revisión de artículos científicos sobre terapias ecuestres. Fue realizado en el año 2007 por John A. Sterba, y ha sido documentado y traducido por Ana Lista para el proyecto de investigación de terapias ecuestres en As Salgueiras.

Las conclusiones de este trabajo eran:

  • Los movimientos tridimensionales del paso del caballo, generan en el jinete (en este caso, niños con parálisis cerebral) una normalización de los movimientos pélvicos, siendo muy próximos a los movimientos pélvicos que desarrollan los individuos sin discapacidad durante la marcha.
  • La sensación de movimiento rítmico y fluido que proporciona la monta produce una mejoría en la co-contracción, estabilidad articular, y transferencia de peso así como en las reacciones de equilibrio y enderezamiento.
  • Además, las terapias ecuestres producen mejorías a nivel de la estabilidad postural dinámica, generan recuperación de las alteraciones motoras y proporciona un feedback en el control postural del niño.
Trabajos científicos como este que os mostramos son la base, el sentido, y la evidencia de nuestro cometido en As Salgueiras. Seguiremos trabajando en esta línea de investigación a fin de mejorar la calidad de nuestros tratamientos.

9 de enero de 2011

El circo

Por Francisco Figueroa

Hacía muchos años que no iba al circo, confieso que nunca me he sentido especialmente atraído por él: ya de muy pequeño sentía tristeza por los animales enjaulados, no me hacían gracia los payasos y sentía un pánico atroz ante el riesgo de que un funambulista se estrellase en el suelo. Nunca le encontré romanticismo ni ese carácter mágico que otros le ven. Acabé mirándolo con otros ojos gracias a la película de Wim Wenders El Cielo sobre Berlín. Pero seguí sin ir a circo, ni siquiera al del Sol. Hasta estas Navidades, que he llevado a mis hijos y al abuelo; ya tocaba. Fuimos al Price, el mítico circo estable que hubo en Madrid de 1868 a 1970 y que reabrió en 2007.

La función, dirigida por David Larible (uno de los mejores payasos de nuestro tiempo) empezó bien, muy bien, con el trabajo de Felipe Mejías haciendo virtuosos dibujos con arena sobre un cristal, que se proyectaban en una gran pantalla contando una bella historia navideña; cautivó a los asistentes. Las atracciones me parecieron en su mayoría magníficas, entre ellas y como hilo conductor, aquella en que el portugués Cesar Dias ejercía de inusual payaso involucrando al público con su mímica y haciendo gala de saber estar. Espectacular la actuación en la cuerda elástica de los Hermanos Álvarez, Premio Nacional de Circo 2010. Contorsionistas de Mongolia, saltimbanquis y equilibristas rusos e italianos, virguerías con hula hop, la habitual trapecista… todo memorable y con una cierta sobriedad no exenta de elegancia, muy de agradecer en mi profana opinión.

El único elemento ”biofílico”, una atracción con un bonito caballo, nos supo a poco. No sé si quería ser un tributo al fundador, Thomas Price, que entre otras cosas fue domador de caballos para el circo. Cerró el espectáculo de nuevo Felipe Mejías con sus dibujos de arena, dejando un buen sabor de boca.

Los niños disfrutaron mucho y yo con ellos, así que habrá que repetir de aquí en un año.

5 de enero de 2011

Niños navegantes



Por Manu Iglesias

Nuestro hijo empezó a navegar a los dos meses en nuestro pequeño velero de apenas ocho metros de eslora. Escudriñamos cada cala de la costa gallega. Tenía orza de guillotina, y al subirla, tenía tan poco calado que podía acercar la popa a la playa donde amarraba con un cabo. Nuestro hijo bajaba y subía sin ninguna dificultad. Correteaba con otros niños por la orilla, cazando cangrejos, estrellas y erizos.

Con seis años ya recorrió gran parte del Caribe. Se levantaba temprano para ayudar en la guardia. Remontando el cabo San Antonio, con viento y corriente contraria buscaba el reflujo de la corriente pegándome a tierra y él me ayudaba agarrado con todas sus fuerzas a los obenques, controlando la profundidad por el color del mar. Dice que todavía lo recuerda, que siempre le gustó sentirse útil.

Cuando llegábamos a un pequeño puerto del tercer mundo, corría descalzo a jugar con los niños de los sitios donde recalábamos. Se duchaban debajo de los canalones rotos cuando descargaban los chubascos y compartía con ellos sus escasos juguetes, que cabían todos en una pequeña bolsa de trapo, pues en un barco, si algo es escaso, es el espacio.

A la vuelta de nuestro viaje, los dos solos hicimos la primera vuelta náutica a Galicia. Se quedaba solo en el barco fondeado por la noche y no tenía ningún miedo. Le hicieron entrevistas por ser el navegante más joven y, cuando le pusieron un micro delante, señaló a los tripulantes de un antiguo velero y dijo a todo el mundo:

"Cuidado con aquellos… Qué son piratas de verdad."

Era la declaración de quien cumplía como cualquier tripulante, pero seguía siendo niño. Sabía buscarse la vida para visitar los barcos del pantalán y, cuando regresaba al barco, ya venía comido. Yo le decía que era como el porquiño de San Martiño (nació el once de noviembre, cuando se celebra el santo). Como al cerdo que se cría de forma comunal en algunas aldeas, a él lo alimentaban los barcos con los que compartíamos fondeadero o pantalán. Supongo que a la gente le daría tanta pena verlo solo en el chinchorro, que lo invitaban todos a merendar.

Hoy por la mañana, cuando nos levantamos, me dijo que había tenido un sueño muy agradable. Navegábamos en un clíper de cuatro palos, con una arboladura inmensa. Nos acostábamos sobre la red del botalón para ver los delfines. Subíamos a los masteleros y desde allí podíamos ver las cumbres verdes detrás de las olas.

Siempre me emocionaron los niños navegantes. Suben como monos al palo. Hablan varios idiomas, saben reparar un motor y nadie los supera en sociabilidad. Sus columpios y toboganes son las velas y la botavara, trepan por los flechastres y cantan canciones de marineros.

El sueño de esta noche de mi hijo me recordó una aventura protagonizada por la familia Tomkins durante la travesía desde Gloucester a San Francisco, emulando las de los grandes clípers durante la "fiebre del oro" en California. Fue en 1936, a bordo de un antiguo pilot schooner de Hamburgo, el ELBE 5, rebautizado WANDER BIRD. Eran 9 personas a bordo, incluyendo 2 niños de 4 y 6 años. Duración de la travesía: 121 días.

4 de enero de 2011

Ya vienen los reyes

Por Miguel Moreno

La ilusión es contagiosa. Tan contagiosa, que no son pocos los padres que se cortan las venas con la tarjeta de crédito en los centros comerciales para que sus hijos tengan lo que han visto en la tele y han pedido a los reyes.

Es difícil que un niño no sueñe con esos juguetes llenos de luces y sonidos: dinosaurios mecánicos, consolas de video-juegos, robots que hablan y disparan… Uno está por pensar que la tecnológica industria del juguete está hecha más para arruinarnos a los adultos que para divertir a los niños. Ellos encuentran muy lógico que exista un coche sideral teledirigido que sube tramos de pared sin volcarse. Y claro, también ven muy lógico pedírselo a los reyes. ¿A quién se lo van a pedir si no? Cuesta un riñón.

La televisión y la tecnología generan adicciones y necesidades artificiales. Flaco favor están haciendo las tecnologías a nuestros hijos cuando su diversión y socialización dependen de ellas. En realidad, los mejores juguetes son los más sencillos, los que requieren que el niño ponga de su parte para jugar con ellos. Si el juguete es muy sofisticado, si prácticamente es autónomo y convierte al niño en un observador pasivo de lo que hace ese juguete por sí solo, no deja margen a la fantasía; el niño no se implica en el juego y no se imagina a sí mismo superando obstáculos y realizando hazañas. Se limita a asistir a un show tecnológico del que se hartará en un par de semanas. Sin embargo, unas piezas de madera con las que igual puede construir una fortaleza que un coche pueden resultar a la larga algo mucho más divertido y fascinante. Una sencilla muñeca, aunque no haga nada, es otro clásico: la imaginación ya se encargará de que esa muñeca haga absolutamente de todo. No hace falta que tenga pilas. Aunque no lo parezca, mientras más sencillo sea un juguete, más divertido resultará a la larga.

La fantasía de los niños puede hacer lo que jamás conseguirá la tecnología. Los niños son muy capaces si los adultos no les educamos como ineptos.

1 de enero de 2011

2011: Año Internacional de los Bosques



Por Francisco Figueroa

Termina el Año Internacional de la Biodiversidad, concepto acuñado (al igual que el de Biofilia) por Edward Wilson, en este caso junto a Walter Rosen existiendo precedentes conceptuales como el de Elliot Norse, a mediados de los años 80 y que prontamente hizo fortuna, si bien la denominación “diversidad biológica” ya estaba en uso bastantes décadas antes, de hecho era un concepto fundamental en Ecología, y ahora tema candente ante la disminución de las exiguas poblaciones de un buen número de especies en peligro de extinción, agravada por el cambio climático y, sobre todo, la pérdida de hábitat, que se encuentran entre las líneas de trabajo del Convenio sobre la Diversidad Biológica, de las Naciones Unidas, y de donde surgió la Cumbre de Río, sus epígonos y la proclamación del 2010 como año dedicado a la cuestión.

Comienza el Año Internacional de los Bosques, que en realidad está muy relacionado con el anterior: los bosques son cobijo de un buen número de especies, y por ello uno de los factores clave a considerar en cuanto a la Biodiversidad. Es conocida la creciente desaparición de bosques primigenios por buena parte del planeta, especialmente en países en vías de desarrollo, sobre todo en África, Sureste Asiático y Amazonía, pero también se ven gravemente amenazados los de Siberia, zonas de Canadá o Chile. En Europa cabe decir que gran parte de los bosques que conocemos son el resultado de una larga intervención desde hace mucho tiempo, que comenzaría ya con el Neolítico y avanzaría aceleradamente desde la Edad Media. Buena de parte de ellos caen para la elaboración de pasta de papel y para la demanda de madera, sobre todo de países ricos.

Pero otra buena parte, cada vez mayor, se corta para establecer pastos para el ganado, para el cultivo de alimentos o incluso de plantas para producción de combustibles. Entre las mayores preocupaciones se encuentra la desaparición de bosques primigenios y secundarios de especies autóctonas para, una vez vendida la madera, establecer plantaciones intensivas de especies foráneas (árbol del caucho en Indonesia y Malasia, acacia en Indochina, eucalipto en múltiples lugares), que interesadamente se pretenden hacer pasar por bosques, pero que no son más que monocultivos carentes de biodiversidad, el denominado “desierto verde”. Puede que algunos de esos cultivos estén justificados ante la demanda de madera y celulosa, pero un bosque no es un conjunto de árboles alineados cuya competencia por otras plantas se elimina para una producción eficiente. Un bosque es un complejo sistema vivo y biodiverso en que participan tanto árboles como muchos otros seres vivos: arbustos, matorrales, herbáceas, todo tipo de plantas, hongos, bacterias, y los animales que lo habitan y participan en sus procesos, formando una comunidad viva y dinámica, y en algunos caso cabría incluir a las comunidades humanas que interaccionan. En ellos se incluyen muchos elementos y organismos no deseables en los monocultivos forestales. Los bosques son cruciales para la regulación del clima, las precipitaciones atmosféricas, el ciclo del agua, y también para las comunidades que se asientan en ellos, en sus inmediaciones, o incluso a distancia, tanto para su economía como para su salud, esparcimiento y disfrute. No es lo mismo una carballeda o un souto de castaños, por hablar de un sistema intermedio y sostenible, que un eucaliptal. Este año habrá que estar atentos para no confundir bosques con monocultivos de árboles.