De acuerdo con la Hipótesis de la Biofilia, acuñada por Edwar O. Wilson en 1984, los seres humanos tenemos una afiliación emocional, genéticamente determinada, hacia otras criaturas vivas, tanto vegetales como animales. Así, el contacto con la naturaleza nos reporta importantes influencias en el conocimiento, la salud y el bienestar. Por ello, la biofilia se corona como parte indisoluble del éxito de las terapias asistidas con animales (TAA)
La Biofilia nos explica por qué los humanos necesitamos estar en contacto con el entorno natural, pero ¿y los animales?, ¿por qué ellos nos acogen tan bien entre los suyos? Cito una frase de Lucy Rees, experta etóloga equina: «Una vez que han aprendido a no temer a las personas, los caballos tienden a generalizar sus sentimientos sociales y los proyectan hacia nosotros: nos convertimos, como si dijésemos, en caballos honoríficos. Si rascas el lomo de un caballo, él te rascará tu espalda como si fueras un caballo; si ofreces tu amistad a un caballo solitario, él te tratará como a un amigo; y si muestras las cualidades de audacia y sentido común propios de un líder, te seguirá incondicionalmente».
Leyendo entre líneas, descubrimos en las palabras de Lucy Rees una de las grandes riquezas de las terapias ecuestres, íntimamente ligada a la biofilia: la capacidad del animal para aceptarnos tal y como somos como sus compañeros de juego. Los caballos no nos juzgan por nuestro color de piel, por nuestra belleza o por nuestra inteligencia… sencillamente perciben, de manera innata, el complejo mundo de la comunicación no verbal, acogiéndonos y aceptándonos plenamente, tal y como somos como personas. Probablemente este sea uno de los principios por los que las terapias asistidas con animales nos reportan bienestar, mejoras en la interacción social y aumento de la autoestima. Cuando trabajamos en el mundo de la discapacidad, esto último cobra especial sentido e importancia.
Muchas gracias Ana por tu explicación sobre la biofília. Parece mentira, pero llevamos mucho tiempo dándole vueltas a la teoría y no se nos ha ocurrido citar la explicación del propio Willis para explicarlo.
ResponderEliminarCon relación a como somos acogidos por los animales, me viene a la cabeza la experiencia de otro gran experto en caballos Monti Roberts. Cuando era joven, siguió las manadas de mustangs salvajes. Lo que llamó su atención era la forma en que la hembra alfa reprendía a un potro díscolo. Simplemente lo echaba de la manada y no lo dejaba incorporarse a ella, hasta que consideraba que el potro había penado suficientemente su comportamiento. Los potros se desesperaban, hacían numerosos intentos por volver a formar parte de la caballada, el castigo de ser separarlo de ella debía de ser durísimo para ellos. Roberts utilizó ese comportamiento para desarrollar sus métodos de doma natural. Todavía hoy es emocionante ver como es capar de montar a un potro cerril en pocos minutos, con delicadeza, sin ningún tipo de violencia
Wilson habló por primera vez de Biofilia en 1979, y publicó su obra referencia a tal fin en 1984: “Biophilia”. Él acuñó este término y también el de Biodiversidad. Empezó a observar conductas en las ormigas, su gran campo de estudio que le hicieron formularse cada vez más preguntas. Pero todas tenían la misma respuesta: los seres vivos nos necesitamos los unos a los otros. Todo está conectado en una armonía que aún casi no han podido ni explicar. Y lo más destacado es que está grabado en nuestro código de barras, es decir nuestro código genético. Es una cuestión innata de necesidad. La verdad es que no parece un gran descubrimiento a primeras vista, porque sin naturaleza no hay vida. El oxígeno sale de las plantas y viendo la gestión del territorio parece que al ser humano se le ha olvidado algo tan simple. Pero el pistoletazo de salida que propuso la postulación de Wilson, ha servido como base de desarrollo para otros científicos que no sabían justificar porqué las personas convalecientes obtienen mejoría más significativas cuando había un elemento presente que mantuviese nutrida esa afiliación innata: un animal de compañía, reposo en el campo, cuidado de plantas dentro de las viviendas…
ResponderEliminarHay un estudio que espero localizar pronto (no está resultando nada fácil) de principios de los años 80 publicado en la revista Sciense que estudiaron a 2 grupos de personas convalecientes tras una intervención quirúrgica. Aunque no era el objeto inicial de estudio, fueron observando a medida que registraban los datos que las personas de una ala del Hospital cuyas ventanas daban a un jardín se recuperaban mejor y con menos dolor que las personas cuyas ventanas daban a un patio. Estudios con animales de compañía hay muchísimos, y todos nos dicen lo mismo: cultivar en nosotros mismos la Biofilia no sólo nos mantiene con más salud, sino que además mantiene con más salud al planeta.
Ana Lista
Siento las prisas:
ResponderEliminar"hormigas" con h
"un ala" del Hospital
Ana Lista
Esta muy bien explicado y ese estudio de la recuperación en función de las vistas de la ventana del hospital no lo conocía, pero resulta muy interesante.
ResponderEliminarAlgo de ese estudio creo que apareció reseñado en El País: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/habitacion/vistas/arboles/elpepisoc/19940110elpepisoc_1/Tes
ResponderEliminarDesde que he dado con este blog, no he dejado de darle vueltas a la 'hipótesis de la biofilia'. Lo que defiende E. O. Wilson es plausible, es más, parece empiricamente comprobado que así es, que hay una empatía espontánea entre el ser humano y miembros de otras especies. La cuestión, a mi modo de ver, es por qué se da esa empatía, qué hay en nuestro organismo por lo cual establecemos conexiones beneficiosas con otras formas de vida.
E. O. Wilson lo explica por nuestro diseño genético, pero el problema de Wilson y de su 'sociobiología' es que explica en términos genéticos hasta por qué sacrifica voluntariamente su vida un hombre, y creo que eso es pedirle demasiado a la genética. Con todo, su formulación de la biofilia parece acertada.
Marvin Minsky y Donald A. Norman no encuentran especialmente problemático el hecho de que el ser humano habite en un ámbito cada vez más artificial. Minsky concibe al ser humano directamente como una máquina especialmente compleja, pero cuya mente no tardará en ser descifrada mediante la programación computacional; aun más, en su última obra Minsky sostiene que los mismos sentimientos y la conciencia son descifrables computacionalmente, o sea, son reductibles a procesos de cálculo. Y Donald A. Norman cree que la tecnología nos causa trastornos, pero que estos siempre se pueden solucionar rediseñando mejor la tecnología que usamos. Curiosamente, toma como modelo de buen diseño a un caballo, y se inspira en la comunicación entre jinete y caballo para optimizar el diseño de los coches del futuro.
Ese estudio que aparece en El País no es sobre personas convalecientes, sino sobre la pérdida de la biofilia en las ciudades.
ResponderEliminarPues yo creo que has dado en el clavo Occam. No todo se puede explicar desde la genética pero...casi. Sobre todo desde la epigenética = genética más expresión en función del ambiente (si esto se repite miles de años la genética cambiará). Yo creo que la evolución de las especies es de dependencia intrínseca. Creo que la simbiosis es una forma de ver la Biofilia, muy reduccionista pero una forma al fin y al cabo. Una parte importante de nuestro genoma son virus!! Esto ya hace mucho que se ha demostrado. Hemos llevado al virus a tal punto de hospedad que nos lo hemos quedado y lo hemos hecho nuestro. Yo creo que lo que tenemos en nuestro organismo que nos hace dependientes de otras formas de vida es precisamente esto. Hay una frase de la película infantil "El Rey León" en la que se toca esto, cuando el padre le dice a Simba que tiene que respetar hasta los antílopes que se come. Cuando el hijo le pregunta por qué, la respuesta la podría haber firmado el propio Wilson: "porque cuando nosotros nos morimos alimentamos la hierba de la sabana. Hierba después que alimentará a los antílopes. Es el ciclo de la vida". Como dicen estos científicos, tenemos un genoma 99,9% igual al de la edad de piedra viviendo en un mundo de Star Treck. Nunca hemos estado tan gordos, tan tristes, y tan enfermos.... No toda la culpa la tendrá que nos estamos cargando a nuestra madre naturaleza, pero cada vez más científicos miran hacia ahí!!
ResponderEliminarComo anécdota os comento que el otro día le dijimos a un padre de una niña que hace hipoterapia en As Salgueiras que casi habíamos cumplido los objetivos de hipoterapia y que pronto finalizaría su programa de rehabilitación sobre el caballo. Lo que su padre nos pidió fue tan solo que les dejásemos seguir asistiendo a As Salgueiras aunque sólo fuese a pasear por la finca y que su hija pudiese seguir acariciando a los caballos o a los ponys en sus cuadras
Estamos preparando un artículo que presentaremos aquí sobre la biofilia y los espacios naturales. Evidencia científica de los beneficios que nos aportan. Leyendo las iniciativas de las sociedades forestales británicas uno no puede sentir más que envidia. Ya es una realidad que se haga prescripción facultativa en aquel país para dar paseos por el bosque, de forma pautada y programada como un tratamiento médico más. Increíble!!
ResponderEliminarPues como vivas en el centro de Londres y te prescriban pasear por el bosque vas a gastarte lo tuyo en gasolina.
ResponderEliminarPues el del centro de Londres es el que necesita la prescipción médica de pasear por el monte. el que vive al lado, se supone que no le es tan necesario.
ResponderEliminarAl parecer, un equipo de investigadores ha descubierto que un parte de una planta que resulta atacada por un hongo, manda una señal química al resto de la planta que despliega un mecanismo para atraer unas bacterias externas que actúan como anticuerpo especializado en acabar con la invasión fúngica. Esta comunicación parece que se da incluso entre plantas distintas y ha resultado muy sorprendente.`pues demuestra que en un biotopo conviven diversas especies que se defienden y complementan.
ResponderEliminarEn la explicación de las fabulas de Günter Pauli, vemos como las distintas especies acaban componiendo un todo, como ocurre en un termitero. Esta organización de las termitas en realidad funciona como un cuerpo, donde más bien parece que cada individuo funciona como la célula de un organismo, con funciones altamente especializados. Hace años un biólogo francés especializado en el estudio de estas complejas construcciones realizadas por las termitas, les ponía voz y pensamiento y empezaba un libro con una conversación entre termiteros.
Resulta bastante evidente que el hombre a lo largo de su historia, ha convivido con otras especies, bien sea domesticadas o por simple asociación. La actividad humana que antes era rechazada en los parques naturales, ahora se comprueba que es beneficiosa para la biodiversidad, siempre que los procesos sean respetuosos con el medio ambiente. La labor ganadera, el abonado, roturación de los campos, favorece en la mayoría de los casos la vida de la fauna salvaje y si nos paramos a pensar en la asociación de la apicultura con la agricultura, comprenderemos aquella aseveración de Eisteing cuando decía que la vida en el planeta no era posible sin la colaboración de las abejas.
En los sitios, en donde se han abusado de los fitosanitarios y venenos, han desaparecido aquellos laboriosos insectos y ahora hay auténticas industrias que mantienen su facturación criando abejorros y moscas para facilitar la polinización. Se nos antoja entonces que no solo no es posible un estado mental sano en una situación de desarraigo de la naturaleza, sino que no es posible la propia vida.
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ResponderEliminarAl, ya le gustaría a muchas ciudades del mundo tener los espacios verdes que tiene Londres. Pero ya que has tocado el tema de gastarse dinero, paso los datos económicos que manejan los Ingleses y por qué buscan soluciones para esto. Hasta la fecha los niveles de ansiedad, estrés y depresión de los Británicos no han hecho más que subir como la espuma. De ahí que busquen como sea una forma de paliar esta avalancha, y lo hacen por lo que les cuesta!!! Cito textualmente: El coste que acarrea la Salud Mental (sobre todo ansiedad y depresión) a Inglaterra es de 32 billones de Libras Esterlinas (más de 45 Billones de euros). Entre asistencia sanitaria, fármacos y sobre todos bajas laborales y discapacidad asociada (Mental Health Foundation, 2006). En el mismo país, el número de personas obesas por definición clínica se ha triplicado en los últimos 30 años, y se espera que esto baje la esperanza de vida a partir de la próxima generación (Pretty et al., 2005). Triplicado un porcentaje que venía manteniéndose bastante estable los últimos casi 100.000 años. El gasto aquí no lo encuentro referenciado, pero creedme que es todavía superior.
ResponderEliminarNo me extraña que busquen cómo parar esto, y qué mejor forma que llevando al individuo a dónde parece que encuentra más "bienestar". Cuando se hacen estas afirmaciones se entiende que son generalizaciones, no a todo el mundo le gustará pasear por un espacio natural. Pero parece que a la mayoría sí. Y la expresión genética de hormonas para el estrés (y otras muchas que participan en procesos psíquicos) es menor en estos espacios.
Qué razón tienes teo. Algo parecido pasa con la Xenohormesis. Cómo las plantas nos avisan de futuras condiciones adversas. Es una pasada.
Ya, ser, lo decía solo porque no resulta facil en muchas ciudades el acceso a zonas verdes. Es claro que el gasto de gasolina es un chiste compararado con lo que soplan los psicoterapeutas por cada visita. Y además, en las grandes ciudades también te gastas en transportes por ir al médico.
ResponderEliminarInteresante debate. En Inglaterra entre otros muchos estudios recuerdo uno en The Lancet en uqe la conclusión era que el diferencial de espectativa media de vida entre clases pudientes afincadas en zonas residenciales de alto standing y personas en precario de barrios depauperados tendía a reducirse drástricamente con la sola presencia de zonas verdes (eso no justifica, por supuesto, el desigual reparto de la riqueza). Los estudios que se mecionan sobre la reducción del tiempo de estancia en hospital (y del gasto en medicamentos, el tiempo que se está) se encuentran en los estudios ya clásicos de Ulrichs, de obligada referencia, quien además escibió un texto magnífico sobre Biofilñia y Biofobia en el libro de Wilson y Kellert "The Biophilia Hypothese"; también son clásicos los trabajos del matrimonio Kaplan, o de Judith Heerwagen, o los de Kuo y Faber Taylor en la Universidad de Illinois, también en Europa se está estan estudiando estas cuestiones, los beneficios terapeuticos del las actividades en huertos de tiempo libre, la jardinería, especialmente en Holanda, Suecia, Inglaterra (no nos olvidemos que hace más de un siglo allí surgió la idea de la Ciudad Jardín), o en España con los sólidos estudisos sobre la influencia de las zonas verdes y naturales en el binestar, reducción de stress,... de José Antonio Corraliza desde la Universidad Autónoma de Madrid.
ResponderEliminarYo lo que me pregunto no es cuánto nos beneficia la naturaleza sino cuánto nos perjudica su ausencia. La esperanza de vida a partir del siglo XX aumentó como nunca antes.
ResponderEliminarNuestros antepasados vivían mucho más próximos a la naturaleza. En teoría, deberíamos estar más sanos, pero al mismo tiempo estamos saturados de artilugios que hacen de nuestra vida algo realmente complicado, incluso insano. ¿Cómo pueden darse tantas epidemias de estrés y depresiones en unas sociedades en las que no nos falta de nada?
Esas son las fuentes que nos sirven de punto de partida Francisco!! Sin lugar a dudas estás muy bien documentado! Los escritos sobre los cuales estamos trabajando ahora mismo son de esos autores!! Desde luego nos marcan un punto de partida para seguir justificando las acciones que llevamos a cabo desde la ciencia, y que no nos digan los freakees aquellos con tendencias "verdes" que decían no sé qué!! Actuación por devoción, por creencia pero también y sobre todo por ciencia. Sí señor!
ResponderEliminarEn mi opinión, el día en que la hipótesis de la biofilia deje de ser una hipótesis, o sea, el día en que se asiente la biofilia en la comunidad científica como una ley, nos encontraremos ante un cambio de paradigma en el pensamiento de enorme envergadura. Supone un cuestionamiento no del modelo de civilización occidental, pero sí de la deriva que ha tomado últimamente.
ResponderEliminarLa sociología, el urbanismo, el sistema sanitario, incluso la ética y la visión que tenemos del ser humano en el cosmos se verían afectadas. Concebir el paisaje natural y la interacción con otras especies animales no como un lujo, sino como una necesidad, implica replantearse el proceso histórico que se inició con la revolución industrial, además de la búsqueda de un nuevo hábitat humano.
Por eso me interesa esta hipótesis aunque no comulgue al 100% con la 'sociobilogía' de Wilson (un científico y un pensador de primerísimo orden que en los años 70, y aún hoy, puso patas arriba toda la visión de la biología que sostenían las vacas sagradas de Harvard).
Por cierto, en efecto, el vínculo que puse al artículo de El País no alude al estudio al que hace referencia la autora del post. Feliz año.
Ser, me alegro de compartir intereses, esero que nos veamos de nuevo en As slaguiras en breve para hablar de esots temas y de las terapias asistidas con recursos como el paisaje, la jardinería, o también el paseo, o incluso la terapia de la "aventura", y también de los efectos más allá de la terapia, de todas estas cosas, como bien dice Occam con su afilada navaja que perfila los conceptos, el paisaje, la relación con otros animales y seres vivos, es una necesidad nuestra, verlo así sería dar un buen paso para la civilización.
ResponderEliminarFeliz Año.
Lo mismo digo!! Será un placer volver a vernos y seguir hablando de estos conceptos y más... Feliz año 2011!!!!
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