9 de febrero de 2011

¿Cuchillo o bisturí?

Por Antonio Bestilleiro


Hace unos días, durante una sesión de hipoterapia en As Salgueiras, me vino a la memoria una pequeña anécdota que se dio durante mi formación en hipoterapia hace ya unos añitos… Me voy a permitir comentarla pues me parece muy ilustrativa.



Durante mi formación con la Handy Cheval (escuela francesa de hipoterapia), en uno de los días de clases prácticas fueron invitados por la organización una serie de personalidades (médicos de diversas especialidades, miembros del gobierno local, etc.) para presenciar una sesión de tratamiento realizada por los profesores y de este modo dar a conocer y promover la actividad. Al finalizar la sesión, uno de los invitados se aproximó a la profesora con la que yo estaba colaborando y le comentó:

—Disculpe usted, realmente me parece impresionante el tratamiento y los cambios que se evidenciaron en el paciente en una sola sesión. Pero, visto desde fuera, tampoco parece tan complicado. Usted no ha hecho nada extraordinario, y supongo que mover a un niño encima de un caballo lo podría hacer cualquiera con un cierto dominio sobre el animal, no necesariamente personal sanitario.

La profesora, guardando un momento de silencio y sin perder su sonrisa, se dirige al invitado y le responde con otra pregunta (más que francesa parecía gallega…):

—¿Usted sabría decirme cual es la diferencia entre un cuchillo y un bisturí?

Viendo la cara de confusión del invitado, la profesora se adelantó a su respuesta:

—No existe ninguna diferencia. En caso de emergencia, y tras una debida esterilización, un cuchillo podría convertirse en bisturí en las manos de un experto cirujano. Pero le aseguro que el mejor de los bisturís en mis manos jamás dejaría de ser un mero cuchillo.

Salvando las distancias, lo mismo sucede con el caballo. Se puede utilizar el mismo caballo, con el mismo paso, con los mismos movimientos, para dar un paseo o para realizar un tratamiento de hipoterapia. La diferencia la marcan los objetivos trazados y la mano experta que los dirige. No podemos olvidar que las personas susceptibles de tratamiento con hipoterapia son portadoras de una patología motora, en la mayoría de los casos de origen neurológico. Si a esto sumamos el potente generador de estímulos que es un caballo, cuando el tratamiento no está debidamente dirigido y supervisado por un profesional cualificado, este puede resultar seriamente perjudicial para el paciente, “el bisturí se puede convertir en cuchillo…”

18 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo. Pero además del profesional sanitario, se necesita también el ambiente adecuado, porque el caballo no se comporta igual en un ambiente que en otro. Las terapias asistidas por animales tienen un componente de "ecoterapia" imprescindible.

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  2. Por lo que yo he vito, en todo el mundillo de las terapias con animales hay planteamientos de los más variados. Algunos cercanos a la fusión del uno con el todo, al poder de las fuerzas telúricas del cosmos y cosas así, en plan “new age”. Creo que es muy importante transmitir seriedad y competencia en las prácticas de estas terapias porque existe mucha confusión sobre ellas, y a veces parecen tomaduras de pelo.

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  3. Es evidente que la seriedad con la que se practiquen las TAA es clave en la percepción que se tenga de ellas. Después de 100 años desde su nacimiento, incluso la Psicología hoy se valora de forma muy diversa. Por desgracia, no son pocos los psicólogos que contribuyen a desacreditar a la Psicología.
    No todo el que pide cita en una consulta requiere una terapia psicológica. Alguien puede haber perdido a un ser querido, atravesar un momento difícil y sentirse mal. Tal vez necesite ayuda psicoterapéutica, pero puede que sólo necesite más apoyo de su familia y amistades para superar el duelo, sin necesidad de ninguna terapia. Otro puede estar atravesando una fase de estrés por el trabajo que tiene, y el diagnóstico es bien sencillo: deje usted ese trabajo en esas condiciones, es natural que esté estresado con tanta presión… Las soluciones no siempre vienen de la Psicología, sino de decisiones que tiene que tomar el presunto paciente, o de modificar contextos en los que, por definición, el terapeuta no puede intervenir.
    Pero, por no perder pacientes —o sea, ingresos—, ocurre que el psicólogo no habla claro: usted está bien, es natural que reaccione así, pero, aparte de escucharle, poco puedo hacer. Recurra a sus amigos o a su familia y no tardará en mejorar. Ojo: también ocurre a la inversa: hay consejos de amigos o familiares que son muy contraproducentes, estados de ánimo patológicos y relaciones tóxicas dentro de la familia que han de abordarse desde la Psicología. En esto, al igual que en las TAA, el psicólogo puede ser un bisturí o un cuchillo dependiendo de su honradez y profesionalidad.

    Saludos

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  4. A mí me parece lógico que en un sitio tan bonito y con tanta naturaleza la equinoterapia tenga todo a su favor y los efectos sean aún mayores que si se hacen en un lugar convencional.

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  5. Estoy totalmente de acuerdo con vosotros, RR y Miguel. Creo sinceramente que el éxito de estas terapias está en abogar por su CALIDAD. Para ello hacen falta varios ingredientes: en primer lugar, la formación continuada y competencia de los profesionales que las realizan; en segundo lugar, la honestidad y honradez de los terapeutas con sus pacientes (como muy bien ejemplificaba Miguel) y, por último, pero no por ello menos importante, cimentar la actividad terapéutica en la EVIDENCIA CIENTÍFICA. Y quizás sea este el punto más relevante en el caso que nos ocupa, pues alrededor de las TAA, tal y como señalaba RR, existe una gran cantidad de información confusa y contradictoria, muy alejada de una práctica TERAPÉUTICA. Del mismo modo, son los profesionales que llevan a cabo estas terapias, los que han de luchar por demostrar la eficacia de sus tratamientos, arrogando luz y evidencia sobre ellos, para que la calidad de sus tratamientos pueda seguir creciendo, teniendo siempre muy presente, que nuestra motor de impulso es aumentar el bienestar y la calidad de vida de nuestros pacientes.

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  6. Muy buena y demostrativa la anécdota, Antonio, creo que mejor no se podría explicar.
    A mí la hipoterapia y disciplinas próximas me merecen mucho respeto en cuanto a la seriedad con que se han de realizar, la cualificación del personal implicado (desde el o la terapeuta propiamente dichos al palafrenero o al psicólogo en su caso) y su formación continua como bien indica Ana, los animales e instalaciones.
    Y opino como Agustín, el ambiente también contribuye. Sobre las "ecoterapias", por emplear ese término, estuvimos conversando recientemente con Serafín, Lucía y Ana, los trabajos científicos a que ya hiscimos alusión en otras entradas del blog sobre los efectos de la naturaleza y zonas verdes (Kuo y Faber, Keller, Ulrichs, Kaplan & Kaplan, Corraliza, ...). Se están realizando terapias en la naturaleza, con jardines e incluso "prescribiendo" médicamente la visita o el paseo por áreas naturales en diversos países.
    Pienso que en desarrollo de la hipoterapia uno de los potenciales inmediatos a explorar es esa sinergia y trabajar a favor de ella en un entorno natural en que se den las características idóneas.

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  7. Comparto vuestro comentario, Agustín y Francisco. Para la práctica de la hipoterapia son muy importantes un entorno adecuado, caballos con características específicas y un equipo humano como el palafrenero y auxiliares debidamente formados y concienciados para una actividad que es un tratamiento terapéutico. Lo que pretende reflejar esta entrada, es que, se pueden reunir todas estas condiciones, unas instalaciones de lo más lujoso, un entorno inmejorable, un caballo que reúna las características idóneas y un experto palafrenero. Pero si no se han trazado unos objetivos adecuados a la patología del paciente y son llevados a cabo con el debido rigor, no dejará de ser un paseo a caballo. Con el agravante de que, si este “paseo” se realiza con una frecuente periodicidad y repetitivamente, puede resultar realmente perjudicial para el paciente. Recordad que en todo momento me estoy refiriendo a la HIPOTERAPIA.

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  8. RR, Miguel y Ana, no sabéis como agradezco vuestros comentarios y de qué manera los comparto. Últimamente están proliferando todo tipo de terapias: con perros, gatos, gallinas, caballos, burros, hasta águilas… La mayoría de ellos sin ningún tipo de criterio, rigor ni base científica. Pero bueno, está de moda todo lo relacionado con la naturaleza y como se trata de animales cualquiera puede realizar estas “aventuras terapéuticas”. Como decimos los gallegos “mal non lle vai fazer”… En algunos casos puede que no, pero aun así no se puede vender ni ofertarlo como terapéutico cuando lo único que se está haciendo, en el mejor de los casos, es observar que sucede. No es lo mismo subir a un niño encima de un caballo con unos objetivos trazados, definidos y evidenciables, que subirle observar que pasa, cambiarle las posturas, el niño sale feliz (a lo mejor con alguna contractura más) pero como está contento fue terapéutico…
    Agradezco vuestros comentarios porque, desde el principio de mi formación y hasta hoy en esta “aventura” que estamos realizando en As Salgueiras, nuestra “obsesión” ha sido siempre y seguirá siendo tratar y proporcionar a estas terapias la debida seriedad y rigor que se merecen.

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  9. Permitidme, por favor, que haga un inciso (y me callo que no quiero resultar pesado…) En todo momento en esta entrada, me estoy refiriendo a la HIPOTERAPIA, que es una de las tres modalidades de terapias ecuestres. El inciso que quiero hacer es también asumir un “mea culpa” por no haber realizado todavía ninguna entrada esclareciendo toda la terminología que se utiliza indiscriminadamente cuando nos referimos a las terapias ecuestres (hipoterapia, equinoterapia, equitación terapéutica…) y no será porque Manu no me lo haya recordado en varias ocasiones… Dadme algo de tiempo y os prometo que la próxima entrada que realice versará en este sentido, ya que existe una nomenclatura aceptada internacionalmente.
    Gracias a todos y un saludo.

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  10. Si la hipoterapia basa su eficacia en los movimientos del caballo y en como inciden en el jinete, es de cajón que para practicarla se necesita conocer bien la anatomía humana, la del caballo y controlar como el trote del animal puede afectar al jinete. Supongo que será una especialidad de la fisioterapia.

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  11. Efectivamente Al, esa es una de las premisas en que se fundamenta la Hipoterapia. Como tú bien dices, si nos fundamentamos en la definición de la fisioterapia: “La Fisioterapia es el conjunto de métodos, actuaciones y técnicas que, mediante la aplicación de medios físicos, curan previenen, recuperan y adaptan a personas afectadas de disfunciones somáticas o a las que se desea mantener en un nivel adecuado de salud”, la Hipoterapia encajaría perfectamente dentro de los diferentes métodos y técnicas utilizados en la misma.
    Sin embargo, en España no existe todavía una legislación que regule esta situación. De ahí que proliferen todo tipo de centros donde se oferta esta “terapia” sin ningún tipo de rigor ni control. Por eso es tan importante de todo lo hablado anteriormente, de intentar hacer las cosas bien, con seriedad y evidencia científica.

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  12. Es emocionante el rigor con el que afrontan su trabajo por parte de este equipo entusiasta de profesionales de la salud.

    cuando tenga un momento, intentaré relatar aquí las llamadas que he recibido últimamente sobre este tema. Intentaré transmitirlas adecuadamente para que Antonio pueda darles curso. Parece que la gente empieza a considerar el trabajo que están haciendo los profesionales de CEFINE en las Salgueiras como una referencia imprescindible.

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  13. Lo que sí es emocionante es que existan personas e instituciones como la Fundación As Salgueiras, que ponen a disposición de los profesionales y sobre todo de los pacientes una herramienta tan cara de forma absolutamente desinteresada. Sino todo esto no serían más que divagaciones teóricas. Felicidades por la entrada Antonio, me parecen muy acertados todos los comentarios, y nada mejor que ilustrarlos con ejemplos.
    Hace no más de 3 semanas una mamá nos pidió traer a su hijo a tratarse a As Salgueiras. El motivo:
    hacía "hipoterapia" con una "profesional" no formada en hipoterapia (con lo cual no era hipoterapia) y pasó lo que pasa cuando no sabes que un niño con espasticidad en los aductores no se puede subir a un caballo a horcajadas (o casi nunca se puede, sobre todo si la espasticidad sube = músculos muy duros y acortados). Total, que el resultado lo sabes (si eres "profesional" antes de que ocurra: subluxación de cadera....
    Nunca sabrá un profesional de la salud formado en hipoterapia como llevar mejor a un caballo (aunque algo vas aprendiendo, ALGO) porque no es su desempeño "profesional". Siempre parecemos pesados y quizás lo seamos con esto, pero es que porque esté de modo la naturaleza y los animales yo no puedo ser ecocirujano, ni equinoveterinario ni asnoespecializado....sin reunir un equipo de gente experta en: el animal en cuestión, el estímulo natural en cuestión, el profesional sanitario especializado en la patología en cuestión. Aquí ya empezamos a encontrar seriedad.

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  14. Por lo que leo en los comentarios, si hay quien vende hipoterapia sin tener formación para su práctica, lo que está haciendo tiene un nombre: intrusismo, que a veces constituye un delito. Y me inclino a pensar que es delito porque cualquier entidad que comercie con artículos potencialmente nocivos, sin previo aviso al consumidor, atenta contra la salud pública, y eso es algo serio. Habrá que ver de qué forma se distingue a quienes usan cuchillo de los que usan bisturí.

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  15. Ser, de pesado nada, creo que tú, como Antonio y Ana, hacéis muy bien en aclarar estas cosas. Leyendo esta entrada, el ejemplo que nos cuentas y el resto de comentarios me queda claro la importancia de hacer estas cosas con criterio, formación y rigor, sin charlatanerías.
    Pienso que es un privilegio hoy en día poder participar, en una otra tarea o misión, en actividades como éstas a que estamos aludiendo, que causan bebeficios a otras personas.

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  16. Me alegra mucho seguiros en este blog.
    Soy de las que piensan que según lo que hacemos así será el tipo de persona que acabamos siendo. Siempre he encuentrado admirables quienes trabajan con gente que tiene problemas serios de salud y lo hacen bien y con generosidad.
    Tiene que haber algo vocacional, por lo menos en una buena parte, y seguro que también ayuda a que lo que estáis haciendo tenga buenos resultados.

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  17. Yo coincido con lo del intrusismo. En las grandes ciudades, sobre todo en las zonas de paseo y parques públicos, suele haber masajistas que dan masajes por 10 o 15 euros. Lo que no se sabe es si esos masajes benefician o perjudican a quien los recibe. Si hay una disciplina llamada fisioterapia cuya práctica precisa acreditación, debería exigirse también acreditación a los espontáneos que dan masajes por ahí al primero que les paga diez euros, sin preguntarles siquiera si tienen alguna dolencia.

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  18. qué razon tienes alejandro. y esto ocurre por desgracia. Pero los profesionales tamnbién tenemos el deber de hacer lo que se llama educación en salud pública. es una obligación que tenemos determinada por nuestros códigos deontológicos. también somos (un poquito) culpables del intrusismo. pero para es estamos aquí entre otras cosas. yo siempre digo lo mismo como buena conclusión: hay más cosas positivas que negativas. Hay también profesionales haciendo hipoterapia en otros sitios con rigos y exigencia.
    un saludo

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