En As Salgueiras estamos muy contentos con la manada de cachenas que pasta a sus anchas por nuestros pastos y brañas (nos resistimos a llamar "rebaño" a estas vacas acostumbradas a vivir en el monte, en plena naturaleza). La treintena de ejemplares cuenta ya con una docena de terneros nacidos en los últimos meses, síntoma de que les gusta las condiciones en que viven.
Esta raza autóctona gallega, descendiente del toro prehistórico, es la de talla más pequeña del mundo y apenas quedan tres millares de ejemplares. Es muy rústica, resistente (tiene sus crías en el medio del monte sin necesidad de asistencia veterinaria), y productora de una carne excelente (pero de esto último no queremos ni oir hablar... ya las consideramos como de la familia, aunque está claro que para garantizar su supervivencia es importante encontrar aprovechamientos). De estas y otras cualidades bien saben amigos como Antonio, con su granja ecológica de cachenas en Val do Dubra.
Hablando de cachenas y de otras razas autóctonas gallegas, hay que recordar el buen trabajo que se viene haciendo desde el CRZG, Centro de Recursos Zooxenéticos de Galicia, que la Xunta mantiene en el Pazo de Fontiz en Coles (Ourense), donde se están preocupando de la conservación de este gran patrimonio natural, cultural y genético, junto con el entusiasmo de los criadores unidos en CACHEGA, la Asociación de Criadores de Raza Bovina Cachena, de la que formamos parte y que está integrada en BOAGA, Federación Bovino Autóctona de Galicia. Las investigaciones que realizan el CRZG y el CIAM, Centro de Investigacións Agrarias de Mabegondo, contribuirán sin duda a la valorización y futuro de esta y demás razas autóctonas.
Las cachenas nos prestan un gran servicio, entre otras cuestiones "desbrozando" los pastizales, con lo que además contribuyen a generar un magnífico pasto de diente. Y a los niños y visitantes de As Salgueiras les encantan, despiertan la ternura de todos y son uno de los recursos interpretativos que nos ayudan a que quienes vienen a realizar las actividades didácticas y lúdicas entiendan un poco más lo que es el mundo rural, los valores que aún mantiene y cómo bien llevado constituye un sistema sostenible integrado en la naturaleza.
Creo que la foto de Braulio con las cachenas trasmite lo bien que se encuentran en As Salgueiras, en el encuadre aparece la mitad de la "manada" y se aprecian varios de los terneros.
ResponderEliminarEs toda una experiencia verlas y acercarse a prudente distancia cuando están pastando en lo alto de la finca, donde en verano el viento que llega del mar (a pocos kilómetros) las refresca.
A pesar de lo que pueda parecer por la foto (es mérito de la maestría de Braulio montando y conduciendo) y con esa cara tan tierna, son algo esquivas, acostumbradas a vivir en libertad, pero se dejan contemplar bien.
Una maravilla. Nos sentimos muy orgullosos de poder contribuir a la perduración de la raza.
Una de sus características son sus grandes cornamentas. Los bueyes de mi abuelo tenían cuernos similares, la misma capa (color rubio) y no eran tan grandes como las vacas del país de hoy en día. Cuando veo los actuales bueyes de raza rubia -que llegan a pesar hasta dos toneladas-, me parece a mi que son el resultado de la manipulación genética. Seguramente por esa razón las vacas de raza rubia, ya no pueden parir solas y necesiten ayuda humana.
ResponderEliminarDa gusto verlas tan limpias y alegres amamantando y tutelando el grupo de terneros que juegan y corretean entre el brezal. El toro, es padre cariñoso, a diferencia de las vacas que no dudan en poner respeto a los terneros mas traviesos, él los tiene consentidos y le gusta acostarse a rumiar cerca del grupo de retoños.
Contrasta la estampa de la manada con la de un grupo de unas frisonas que pastan en unas fincas cercanas a las Salgueiras. Les han cortado los cuernos para que no se hieran entre ellas y les apuntaron el rabo para que no manchen las ubres dado que están muy sucias al dormir sobre sus propios excrementos. Apenas se ve piel y huesos, solo son unas maquinas diseñadas y gestionadas para producir leche.
Ese uso y maltrato de los animales como el que describes de las frisonas como simples productoras da mucho que pensar y es una muestra más de cómo en estos tiempos la relación con la naturaleza y con los animales pasan en general por plantemientos productivistas de cortas miras.
ResponderEliminarUn animal bientratado, en ese caso una vaca lechera, no sól vivirá más tiempo sino que dará un producto de más calidad. Eso me hace recordar aquello de que somos lo que comemos, o podríamos decir, la mejor imagen de los que somos es la manera en que tratamos a lo que y a quienes nos rodean, incluyendo los animales domésticos.
El bienestar de nuestro animales no es tan solo una cuestiónde carácter ético, es también algo que contribuye a nuestro propio bienestar.
Que foto tan bonita, me encanta. En mi última visita a la finca subí con María a ver a las cachenas y sus terneritos, y estaban preciosas. Es un lujo poder disfrutarlas así, tan cerca y tan mansas. Espero visitaros pronto a todos. Un abrazo. Ana.
ResponderEliminar