Hace
tiempo oía por primera vez el nombre de Francisco
Braza Lloret.
Curiosa, me adentré en la lectura de su investigación sobre
el comportamiento y el ajuste social de los niños y niñas en etapa preescolar. Su objeto de estudio fue identificar durante
el juego libre (recreo de la escuela)
el índice de amplitud de comportamiento (o repertorio de conductas), las
diferencias de género y la androginia (poner en práctica tanto conductas
femeninas como masculinas) en niños de 4 a 7 años.
Como
psicóloga me sorprendí de no haber oído el nombre de este autor comprometido
con el estudio de la primera infancia y al conocer su trabajo entendí por qué.
Etólogo de profesión, Francisco Braza se
aventuró en el estudio de la conducta humana después de haber estudiado un
sinfín de especies no humanas durante su trayectoria como biólogo.
El uso del enfoque y las herramientas propias
de la etología me parece muy interesante ya que permite aislar y catalogar
conductas sin preguntarnos el por qué de dichas conductas (más propias de la psicología).
El campo de estudio de Braza fueron aquellas conductas que Darwin denominaba “expresiones
de las emociones”, es decir, gesticulaciones, expresiones faciales, detalles de
adónde se dirigen los niños, cómo se ponen en movimiento o cómo se detienen,
etc. Además que quiso estudiar la
diferencia de comportamientos según el género masculino o femenino (agresión
hostil, contacto social, juego individual, liderazgo, compartir recursos y
cuidado personal) y como los niños usan indistintamente unos u otros
(androginia).
Ilustrado por
Lesley Harker
Partiendo
de la base que un mayor repertorio de
conductas facilita a los niños y niñas mayores capacidades adaptativas y
alcanzar mejor ajuste social queda saber si hay diferencias de género.
Braza encontró que, en un contexto en que los niños y las niñas comparten espacio
y tiempo de juego, las niñas se benefician más que los niños de la posibilidad
de desplegar comportamientos típicos de otro género. Según el autor estos resultados podrían ser
debidos a que los varones encuentran mayor desaprobación cuando ensayan
conductas más ligadas al sexo opuesto.
El estudio
de Braza es amplio y dicho por él mismo, quedan aún muchos interrogantes por
resolver y serían necesarios más estudios sobre el tema.
Lo que sí
queda patente es que el juego libre tiene algo que no podemos pasar por alto y
es que en ausencia de los adultos los
niños y niñas pueden realmente ensayar las conductas que harán de ellos
individuos autónomos y ajustados en mayor o menos medida a la sociedad en la
que viven.
Me quedaría
añadir, a título personal, que como adultos deberíamos procurar no interferir en las pautas y el cómo y el por qué durante el
tiempo de juego natural y libre de nuestros niños y niñas. Dejarlos explorar,
dejarlos ensayar y no estereotipar pues quizás las diferencias entre género las
construimos en su día para poder establecer una estructura social y económica
que dista mucho de lo natural y deseable.
BRAZA, F.
BRAZA, P., MUÑOZ, J. M. Y CARRERAS, M. R. (1997). The Index of Amplitude of Behavior as a measuring instrument of social
ability in preschool children. Psicothema,
9, 305-310.
BRAZA, F.
BRAZA, P., MUÑOZ, J. M. Y CARRERAS, M. R. (2006). Androginia, Amplitud de
Comportamiento y Ajuste social en niños y niñas de educación infantil. Revista Infancia Adolescencia y Familia, 1,
177-188.
MUÑOZ,
J.M. (2000) Análisis del comportamiento social durante el periodo de juego
libre en la escuela infantil: una propuesta de categorización. Sevilla: Universidad de Sevilla.
La importancia del juego libre y las pocas oportunidades que disponen los niños para practicarlo, deben hacernos reflexionar.
ResponderEliminarMe olvidaba:
ResponderEliminarBraza esta trabajando en un juego que tiene por objeto educar las emociones.
Escuché -entrevistada por Punset-, a la responsable de los colegios SEK que informaba de que están trabajando en ese mísmo campo. NO citaban a Braza, pero las conclusiones me pareció que tenían grandes afinidades:
No reprimían las manifestaciones emocionales, permitían que los niños las expresaran y aprendieran a controlarlas. aquellos niños que practican el juego libre y ensayan estas actitudes, acaban siendo en poco tiempo, más felices y colaboradores.
manu
Interesante estudio. Un saludo y sigue/seguid así.
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