Los humanos, los simios,
los elefantes
y los delfines
son las especies con mayor capacidad para sentir empatía por sus congéneres,
según el etólogo y biólogo Frans de Waal.
En su última obra titulada “La edad de la empatía” este prestigioso
biólogo holandés aclara que todos los mamíferos son capaces de sentir empatía,
pero sólo algunas especies tienen suficiente inteligencia como para adaptar su
comportamiento a la situación.
Para explicar los diferentes
niveles de empatía que existen, pone como ejemplo a “los niños pequeños, que lloran
cuando ven a otro niño llorar porque sienten empatía”, pero cuando son más
mayores “adaptan su comportamiento e intentan consolar al afligido o buscar la
causa del llanto”.
Trasladando el ejemplo al mundo
animal, “si un mono
se rompe un brazo, la madre lo siente, pero no reduce el paso ni modifica
su comportamiento, de manera que el pequeño primate herido se ve obligado a
aguantar”. Sin embargo, “si un chimpancé joven
se rompe un brazo, la madre irá con cuidado con el pequeño, lo cargará más, y
reducirá su marcha”.
Los delfines y los elefantes
muestran la misma capacidad de comprensión, a pesar de que son especies muy
alejadas del ser humano. La razón es la dimensión de su cerebro, ya que “si a
la capacidad de los mamíferos de sentir empatía le añades la inteligencia, el
resultado es la comprensión, el consuelo
y otras reacciones complejas”.
La empatía y la solidaridad han
sido, en cuanto a la ciencia se refiere, patrimonio exclusivamente humano
durante siglos. Después, muchos estudios mostraron que los primates también se ayudan unos
a otros y saben entender sus emociones,
especialmente cuando son de dolor. Un reciente experimento ha encontrado
comportamientos solidarios entre roedores que implican que la aparición de la empatía en el árbol de la evolución es
mucho más antigua de lo que se pensaba.
Científicos de la Universidad de
Chicago han descubierto que las ratas sienten empatía y ayudan a sus
congéneres a escapar cuando las ven privadas de libertad. Es la primera vez
que se observa que los roedores son capaces de ponerse en el lugar de otros y
que eso impulsa un comportamiento pro-social, algo que se creía limitado a los
seres humanos y algunos primates.
En el experimento colocaron
parejas de ratas que vivían juntas en un nuevo habitáculo con una de ellas
encerrada en un tubo cerrado con una puerta que podía ser abierta desde el
exterior (aunque con cierta dificultad). La rata libre se sentía agitada al ver
a su compañera confinada, lo cual indicaba que existía un “contagio emocional”, un fenómeno propio de seres humanos que pueden
llegar a sentir el miedo y el dolor que sufren otros como si fuera propio.
Después de varios días en la misma situación, las ratas “libres” aprendieron
por si solas a abrir la puerta. Para comprobar si lo que realmente las
impulsaba a actuar era la empatía, los científicos probaron a colocar una rata
de juguete tras la puerta, pero no se generó ninguna respuesta. También se
colocaron galletas de chocolate en el compartimento para que la rata escogiera qué
hacer primero: comer o liberar a su compañera. El roedor siempre optaba por “salvar”
primero a la otra rata y comer después, aunque eso implicara compartir el
alimento; los autores del experimento también subrayaron que hubo una mayor
proporción de ratas hembra que abrieron la puerta a la rata atrapada que los
machos, enfatizando que las hembras son
más empáticas que los machos.
Que los animales sienten nuestras
emociones no es ninguna novedad para los que convivimos con mascotas; mi galga “Annie”
cuando estoy llorando me lame las lágrimas y se tumba a mi lado, se da cuenta
de que estoy triste y me viene a hacer compañía.
Existen partes en el cerebro
donde se generan y se procesan las emociones, y resulta que un chimpancé,
un mono,
un perro,
un gato
ó una rata
tienen las mismas partes en su cerebro, así que probablemente tengan las mismas
funciones. Los neurocientíficos aceptan que los animales tienen sentimientos, y
están investigando acerca del miedo, el afecto, el amor y la agresión. Nuestras
mascotas sienten empatía porque
están conectadas con nosotros, sienten nuestro dolor, notan que estamos
tristes, ó que estamos contentos, y ellos se sienten igual.
*Por último concluir que descubrir
el rico mundo emocional de los animales añade más fuerza contra la
experimentación animal por cuanto mayor es nuestro conocimiento del
sufrimiento, no solo físico, sino también psicológico que se les ocasiona.
* En estas imágenes que han dado la vuelta al mundo una hembra de delfín intenta mantener a flote el cuerpo de su cría en un mar de China. Tras muchas horas empujándolo se dió por vencida y dejo que el cuerpo se lo tragara el mar. ¿Tienen conciencia los delfines de lo que es la muerte?. Una de las cualidades más destacadas es la Empatía. Los delfines han demostrado que la tienen.
Al parecer los clanes primitivos "rentabilizaron" muy bien la condolencia - aunque parezca una contradicción. Cuidando a los heridos, mantenían el numero de miembros de la tribu. Ayudando a embarazadas y niños otro tanto. Cuidando a los ancianos, conseguían mantener la tecnología y el conocimiento.
ResponderEliminarAlguna vez hemos hablado de la longevidad de las hembras en los primates superiores, al ejercer de cuidadoras asumiendo el rol de tías y abuelas, ayudando en la etapa de la maternidad de las hembras jóvenes.
Es evidente que en el proceso evolutivo, han conseguido aumentar la supervivencia, aquellos individuos y sus descendientes que practicaban la empatía y la condolencia. Quizás por esa razón, - en contra de lo que parece- cada dia somos mas mansos y la humanidad es menos violenta.
Muchas gracias Begoña, por exponer estos datos del comportamiento de los animales. La etologia nos enseña a conocernos a nosotros mismos a través de nuestros parientes cercanos: los animales,
un post precioso!!!!!
ResponderEliminarEs muy bonito y conmovedor. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarMuy buen artículo Begoña
ResponderEliminarEl concepto de contagio emocional aplicado a los animales es increíble. A veces tendemos a sobrevalorarnos como especie pensando que compartir emociones y ponernos en el lugar del otro son conceptos propios de nuestro desarrollo cerebral como humanos. Artículos como este deberían divulgarse mucho más pues son de una pedagogía aplastante.
Eliminarme parece maravilloso este post, adoro los animales y me niego a verlos como seres vivos no evolucionados... creo en la diversidad.. la respeto al maximo y me esfuerzo por hacer comprender todo esto a mi entorno...
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