En varias ocasiones hemos abordado en entradas del blog la relación de humanos y perros, hasta el punto que las últimas teorías, aventuran que podría ser ésta relación simbiótica una de las claves del éxito del homo sapiens. Un estudio reciente nos permite ahondar en esta línea de investigación: nos encontramos
con la colaboración de los geladas (monos de la familia de los babuinos) y los lobos etíopes. Estos cánidos son una de las especies en mayor riesgo de extinción del planeta (apenas quedan unos 400 ejemplares en el norte de Etiopía) y la colaboración con
los primates resulta determinante para aumentar los porcentajes de
éxito de caza y como resultado de ello, su
supervivencia.
Los lobos o chacales etíopes se alimentan sobre todo de roedores. Un estudio desarrollado por científicos norteamericanos demuestra que, cuando cazan en solitario, los lobos tienen éxito aproximadamente un 25% de las ocasiones. En cambio, cuando lo hacen en compañía de una manada de geladas, este éxito se eleva al 67%. De momento, los investigadores tienen más preguntas que respuestas. Por ejemplo, no está claro a qué obedece este incremento del éxito. Quizá el ruido de los monos aturde a los roedores y les convierte en presa más fácil. Por otra parte, los geladas no obtienen beneficio aparente de esta asociación. Los lobos no comparten la caza con ellos, ni les ayudan a defenderse de otros predadores de la zona, como las jaurías de perros salvajes, agresivas y portadoras de enfermedades. Sí parece claro que los chacales no atacan a los monos, esto es, no tratan de cazar una cría o a un espécimen enfermo o viejo, como han comentado los autores del estudio en sus presentaciones a los medios.
Este interesante estudio, atestigua el dato de la ayuda que prestan los monos a los cánidos, aunque por ahora no se sabe si va más allá que la condolencia de los geladas por los cánidos más amenazados del planeta y el hecho de que sean más efectivos que el propio hombre con toda su tecnología, para ayudar en la supervivencia de esta delicada especie endémica de Etiopía. Quién sabe si en la competición entre Neandertales y Cromañones la ayuda de los lobos fue determinante para posibilitar la hegemonía de unos a costa de otros. Es difícil saber qué fue antes, el huevo o la gallina, y si el inicio de esa relación empezó por una hembra joven que perdía su cría y confortaba su instinto maternal adoptando un cachorro huérfano de lobo, que al ser criado entre homínidos, resultaba ser tan útil para los cazadores y más adelante ganaderos, que llegó a convertirse en el instrumento fundamental de la supervivencia de los que lo acogieron.
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