A menudo hablamos en estas entradas de la necesidad de fomentar la imaginación de los niños. Y también nos hemos hecho eco de diversas corrientes que se interrogan acerca de si la seguridad de nuestros hijos no deriva a menudo en una sobreprotección negativa para enseñarles a enfrentarse con el mundo real. Preguntas similares se plantea desde el año 2005 Gever Tulley, el fundador de la Tinkering School de California. El verbo "to tinker" tiene diferentes acepciones en inglés: remendar, arreglar con poca maña, manosear, estropear. Una buena traducción en gallego podría ser la de "fedellar". En campamentos de verano y actividades extraescolares, la Tinkering School promueve el uso de herramientas reales para resolver problemas reales. Cuáles son estos problemas? Pues los que dicta la imaginación de los niños:construir una bicicleta de ocho asientos, una casa de dos pisos en un árbol, una montaña rusa de madera...
Como señala el propio Tulley, el resultado es en ocasiones magnífico y en otras decepcionante, pero de ambos se aprende. Tulley considera que familiarizar a los niños con las herramientas reales constituye una buena manera de ayudarles a incorporar hábitos seguros. Lo cierto es que las fotos de chavales manejando martillos, sierras y taladros constituyen por sí solas un buen punto de partida para abrir un debate acerca de dónde ponemos los límites de la protección. Por otra parte, el trabajo de la Tinkering School supera el marco habitual de los trabajos manuales incluidos en los planes de estudio, que casi siempre se ajustan a la implementación de un esquema prediseñado. Aquí es la imaginación de los niños la que fija el objetivo; y es la cooperación entre estos, los intentos de prueba error y la guía de los adultos la que marca el desarrollo del proceso. Por cierto, como bonus adicional, la madera se convierte en el gran protagonista de la mayoría de los proyectos, algo que desde As Salgueiras no podemos dejar de saludar. Y una última reflexión para padres: seguro que ninguno deja hoy a su hijo de 10 años jugar con una navaja de bolsillo pero seguro que muchos recordais la primera vez que vuestro padre o abuelo os prestó la suya. Las herramientas nos ayudan a comprender y transformar el mundo, nos ayudan a crecer.
PLAY WITH REAL SAWS, DRILLS AND HAMMERS
We often speak in this blog about the need to encourage the imagination of children. And
we have also echoed various currents that wonder whether the safety of
our children often does not result in negative overprotection that doesn't help to deal with the real world. Similar questions arise since 2005 Gever Tulley, the founder of Tinkering School of California. The verb "to tinker" has different meanings in English: to mend, to fix with little skill, to manipulate, to spoil. A good translation in galician could be the one of "fedellar". In summer camps and extracurricular activities, Tinkering School promotes the use of real tools to solve real problems. What are these problems? All those that dictates the children's imagination: build an
eight-seat bicycle, a two-storey house in a tree, a wooden roller
coaster ...
As Tulley himself points out, the result is sometimes magnificent and sometimes disappointing, but both give an interesting lesson. Tulley believes that familiarizing children with real tools is a good way to help them incorporate safe habits. The truth is that the photos of kids handling hammers, saws and drills are in themselves a good starting point to open a debate about where we put the limits of protection. On the other hand, the work of the Tinkering School surpasses the usual framework of manual work included in the curricula, which almost always fit the implementation of a predesigned scheme. Here it is the imagination of children that sets the goal; and it is the cooperation between these, attempts to test error and guide of the adults that marks the development of the process. By the way, as an additional bonus, wood becomes the main protagonist of most of the projects, something that from As Salgueiras we can not stop to greet. And one last thought for parents: surely no one today lets his 10 year old son play with a pocket knife but surely many remember the first time your father or grandfather lent you his. Tools help us understand and transform the world, tools help us grow.
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