Por Miguel Moreno
Este viernes en As Salgueiras un odontólogo equino le extrajo un diente a un poni. Es indudable que los avances científicos nos han beneficiado mucho: ir hoy al dentista es desagradable, pero debía ser algo realmente espantoso que te sacaran una muela sin anestesia.
Es sabido que la aplicación de ciertos avances tecnológicos trae consigo algunos efectos secundarios no deseados. El más conocido es el deterioro medioambiental, pero no es el único. En el transfondo del progreso tecnológico late en ocasiones un optimismo rayano en la ingenuidad. Después de leer cómo llega a manipular el ser humano a un animal tengo mis dudas sobre nuestros posibles éxitos manipulándonos a nosotros mismos, o a nuestros hijos, con la biotecnología. No me estoy refiriendo a los avances médicos en la genética, sino a la pretensión de diseñar a nuestros hijos a la carta, sin ningún defecto, inteligentes, rubios, altos, con ojos claros,...
El problema medioambiental no es el único efecto nocivo que ha provocado nuestra civilización tecnológica. También nuestra sociabilidad acusa un importante deterioro y se han erosionado nuestros vínculos comunitarios. Recuerdo un anuncio publicitario en el que una agobiada madre pedía ayuda a su familia para fregar los platos después de la sobremesa. De inmediato, hijos y marido desaparecían raudos de su vista y quedaba sola en la cocina ante una montaña de sartenes y platos grasientos. Afortunadamente, la tecnología acudía presta en su ayuda. No tenía que preocuparse gracias al nuevo lavaplatos «xzy», que lavaba todo dejándolo resplandeciente. Qué alivio. El spot concluía con la sonrisa de la madre henchida de gozo junto al lavaplatos que se anunciaba. Pero por maravilloso que fuera el electrodoméstico, a mí me habría deprimido bastante la situación de esa madre. Es importante un mínimo de comodidades, pero mucho más importante es que tu familia esté dispuesta a echarte una mano cuando lo necesitas. Digo yo. Lo que me parecía más preocupante no era el anuncio en sí, sino el hecho de que algo tan poco simpático pudiera conectar con un público amplio, hasta el punto de que los publicistas lo concibieran como algo con gancho.
La tecnología nos hace más cómoda la vida, estupendo. Pero puede anestesiarnos como seres humanos cuando recurrimos a ella para que sustituya a la naturaleza y a nosotros mismos en aquello que no nos debe sustituir.
En efecto. Un uso de la tecnología como anestesia muy difundido es el de la farmacología. ¿Que tu hijo te agota? Es hiperactivo: tiene que tomar unas pastillitas y todo arreglado. ¿Que te cuesta volver al trabajo después de las vacaciones? Estrés postvacacional: más pastillitas. ¿Estás muy triste después de que haya fallecido un ser querido? Depresión: más pastillas aún, porque no superas el duelo... A este paso, laboratorios farmacéuticos y psiquiatras van a diseñar la vida humana.
ResponderEliminarla tecnología nos obligó a la especialización y esta a perder la comprensión de los rudimentos necesarios para entender un problema. la tecnología nos obligó a la organización y nos robó la autosuficiencia y de alguna manera la libertad.
ResponderEliminarla tecnología nos ha hecho la vida mas cómoda, pero nos ha hecho mas dependientes, mas exclavizados por culpa de los recursos que nos exíje adquirir esa tecnología. al poner en manos de terceros la resolución de un problema nos infantilizamos, nos inhibimos, nos volvemos irresponsables y también infelices.
cuando manejabamos tecnologías rudimentarias, podíamos hacer las cosas por nosotros mismos ahora tenemos que pagar a otras personas para que nos las hagan. antes eramos autosuficientes y ahora dependientes de la organización.
En el mundo moderno, durante los últimos cien años se ha producido un cambio enorme y único en la historia: de la suficiencia a la organización. Se ha migrado de una a otra y a consecuencia de esto, las personas se vuelven cada vez menos autosuficientes y más dependientes. Pueden afirmar que tienen niveles de educación más elevados que cualquier generación pasada; pero lo cierto es que no pueden hacer nada sin ayuda de otros. pero esto no ayuda necesariamente a la socialización, dado que el mísmo estado que asume la responsabilidad de todos, también pone impedimentos a los amateurs para resolverse la vida. además los problemas se han hecho tan complejos que solo somos clientes en manos de empresas especializadas, no tiene nda que ver con aquellos tiempos en donde se hacian trabaos comunitarios entre los vecinos de una aldea.
al final todo se resume en tranferír nuestra responsabiliad al estado, que acaba fagocitando toda iniciativa e intentando controlar y aplacar cualquier movimiento que se escape a su fiscalización administtrativa.
Yo estoy de acuerdo en que el Estado y los políticos ya ocupan el espacio que le corresponde a la ciudadanía. Y los ciudadanos tenemos parte de culpa de ello por nuestra pasividad. La comodidad que nos dan los avances tecnológicos y el progreso ha posibilitado el "despotismo blando" del que hablaba Tocqueville. Permitimos que el Estado haga y deshaga a su antojo mientras no toque nuestra comodidad. La ciudadanía está anestesiada. Lo que no veo tan claro es lo de la autosuficiencia. Los seres humanos somos sociales y siempre hemos dependido unos de otros.
ResponderEliminarOccam dijo "... A este paso, laboratorios farmacéuticos y psiquiatras van a diseñar la vida humana..."
ResponderEliminarY digo yo, ¿no lo hacen ya? ¿Quién se forró con la famosa gripe A? En fin, la lógica del mercado en la que estamos cruel e indefectiblemente inmersos... y no hacemos nada por salir de esa espiral perversa porque siempre es más fácil echarle la culpa a otro (político de turno, el jefe, etc.)
Sr. RR.
ResponderEliminarTiene razón, la autosuficiencia es una utopía.
Pero el ejemplo de los trabajos comunitarios es valido. Las personas por si mismas se organizan. Los agoritas -anarco-capitalístas han teorizado mucho sobre ello. Muchas veces esa dependencia es por culpa de necesidades creadas artificialmente. Puede que sea imposible ser autosuficiente, pero es un camino que conduce a la libertad.
Estoy totalmente de acuerdo con quien dice que nos resulta mas fácil buscar un culpable que tomar la iniciativa. Los políticos solo son el muñeco del ventrílocuo. Su cargo lleva implícito llevar los tomatazos y en eso nos entretenemos y perdemos el tiempo.
En eso estoy de acuerdo. En la sociedad de consumo nos creamos dependencias y adicciones absurdas. Lo de ciudadanos autónomos y libres cada vez se convierte más en una abstracción. Somos contribuyentes y consumidores más que ciudadanos libres. La única prueba que tenemos de nuestra libertad es depositar un papel en las urnas cada 4 años. Por lo demás, sí que estamos bastante anestesiados a base de satisfacer necesidades artificiales que nosotros mismos nos creamos, dejando que todo un tinglado burocrático decida por nosotros.
ResponderEliminarpues estamos listos seño RR
ResponderEliminaré oído que:
pueblo de corderos
gobierno de lobos