Por Manu Iglesias
Hace algunos años, conocí a un sabio que atesoraba mucha experiencia tanto en su actividad docente como catedrático como en su vida empresarial privada. Era un hombre grande. Bien podría decir que era grande en todos los sentidos. Escuchábamos su voz grave y diáfana muy atentos durante una reunión. En el transcurso de nuestras deliberaciones, nos recomendó un higiénico paseo.
Por las cuestiones que debatíamos, lo de higiénico refiriéndose al paseo me pareció muy adecuado. Los problemas que abordábamos en aquella reunión casi amenazaban con convertirse en gérmenes nocivos para nuestra reflexión. Quizá un paseo tranquilo por la naturaleza podría neutralizar su toxicidad y nuestras mentes estarían luego en mejores condiciones de resolverlos.
Aquello me recordó a una enfermedad que afecta a los cascos de las ovejas. Cuando pastan durante mucho tiempo en un prado, acaban contaminándolo y, si continúan pastando en él, también las patas de los animales se contaminan. Por eso los pastores las cambian de prado o las hacen dar largos paseos. Así libran a las ovejas de los parásitos
Cuando hice alusión al término, aquel hombre me contestó que higiénico es un sinónimo de saludable. El paseo que proponía era sobre todo saludable. Por aquel entonces, aún no conocía el concepto de biofília. Lo intuía, pero no sospechaba lo que ya confirmaban numerosos estudios, que corroboran que el contacto con lo natural aumenta la salud y por tanto la longevidad.
El hombre me explicó que, cuando tenía un gran problema, solía encontrar la mejor solución después de dormir una siesta debajo de una higuera. Este árbol, al parecer, proporciona con sus grandes hojas una sombra ideal para abandonarse al sueño estival. Mientras alcanza el sueño, trata de olvidarse del problema, y piensa en tantas generaciones de hombres que, en épocas críticas de la Historia, también buscaron un momento para dormir debajo de la frondosidad de la higuera. Según decía, así relativiza el problema, se serenaba y, cuando despertaba, no tardaba encontrar la mejor solución para el problema que le angustiaba.
Desde entonces, uso su adjetivo para referirme a un paseo. El de los sábados por la mañana, con mi amigo Luís y su hermano Paco, es ya tradicional. Cuando no podemos dar ese paseo, lo echamos mucho en falta.