13 de junio de 2014

LA IMPORTANCIA DE LA PEDAGOGÍA

En los últimos meses, en varias charlas que hemos organizado tanto por territorio peninsular como en Latinoamérica, hemos insistido en la importancia de la pedagogía usando el ejemplo que puede verse en la ilustración. Resulta sorprendente que la respuesta unánime de los asistentes, todos prescriptores y profesionales de gran experiencia profesional, es que intuitivamente comprendían la tesis, pero que nunca antes lo habían visto de esa manera.


En la imagen vemos un juego anunciado como equipamiento juvenil.

Es evidente que por los espacios abiertos, por los elementos de tránsito entre torres y las limitaciones de acceso (la norma EN 1176 impone limitaciones de acceso consistentes en una altura mínima en las primeras barras de las escaleras, para garantizar que el usuario cuenta con la psicomotricidad suficiente para acceder a ese juego) se trata de un equipamiento destinado a preadolescentes. No entramos en que el juego pueda contar con la certificación adecuada, incluso que sea de una calidad exquisita, sin embargo el diseñador ha cometido un error de diseño muy importante al desconocer las reglas de la pedagogía.

Esta nos dice que en edades tempranas, el niño prefiere los colores primarios y el diseño figurativo. En este caso, podemos ver como el juego está pintado en colores primarios y destacan en las cabezas de los postes unas florecillas de color violeta. Estas condiciones del juego, van a hacer atractivo el equipamiento para niños pequeños, incluso sus padres se verán incitados a ayudarle a subir superando las limitaciones de acceso. El resultado es que el niño se verá atraído por un juego que no ha sido concebido para su edad y por tanto los aspectos del apartado de la norma que se refieren a este sector de edad no están previstos sometiendo al usuario a un riesgo potencial.

Por otra parte, el juego destinado a los preadolescentes, incumple con la regla básica de un diseño destinado a estos usuarios. Colores más sofisticados y sobrios, junto con un diseño abstracto. El adolescente se ve imbuido por lo que en pedagogía se llama “espíritu de reafirmación”. Esta etapa del desarrollo humano se caracteriza por la ruptura con la figura de autoridad del padre y se refugia en la pandilla. En ocasiones, este proceso se ve incluso acompañado por incursiones en la droga, el vandalismo e incluso actos de pequeña delincuencia, para afianzar pertenencia en su nuevo grupo.

Al configurar un juego para adolescentes con diseño para niños pequeños, lo más probable es que los usuarios decidan vandalizarlo. "¿Cómo se les ocurre ponerme una instalación de florecillas de colores? Yo soy mayor". Entonces el juego más atractivo y reafirmante resulta ser vandalizar el propio equipamiento de juego. Lo que ocurre a continuación es que  el espacio público se presenta descuidado y roto. El efecto siguiente es que conforme a la teoría de los cristales rotos se genera una sensación de impunidad que acaba degenerando en delincuencia.

La conclusión es que un juego de calidad demostrada y que cumple estrictamente con los requerimientos normativos, cuando se diseña sin tener en cuenta la pedagogía, puede acabar siendo peligroso para niños pequeños y generar violencia y delincuencia entre los adolescentes 



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