Recientemente recibimos la visita de una familia que tiene un hijo autista. Los acompañaban unas educadoras que de forma heroica y entusiasta buscan la forma de ayudar a los niños que tienen a su cargo en el colegio.
Recorrimos las praderas, recogimos y paseamos los ponys, visitamos a las vacas, los burros y los caballos. El niño recogía todo tipo de hojas. Según nos contaron, le gusta ordenarlas al llegar a casa por tamaños y colores.
Durante el trayecto hablamos de Autismo y de los efectos que tiene la interacción con caballos. Les conté la mediática epopeya que se relata en la obra " El niño de los caballos". Una historia de una familia que en su desesperación, deciden emprender una expedición a caballo por Mongolia contactando con chamanes y con los descendientes de los que primero domaron caballos para desplazarse por las inmensas estepas de aquellas tierras.
Hablamos de la capacidad portentosa de los herbívoros para interpretar el lenguaje corporal, habilidad en la que dicen también están muy dotados los autistas.
Como suele ocurrir cuando conozco a estas familias, me admiro de su paciente virtud para sobrellevar con animo los sacrificios que conlleva intentar aliviar a sus hijos de las consecuencias de la enfermedad. Sin embargo al final convenimos - siguiendo el criterio de muchos especialistas - de que el autismo, estrictamente no es una enfermedad, sino otra forma de percepción. Los protagonistas del " niño de los caballos" descubrieron que los chamanes que eran admirados y seguidos en Mongolia eran autistas. En su cultura son admirados por su forma de percibir.
El enlace explica otro caso que demuestra que solo es otra forma de pensar. ¿Quien puede decir que es mejor o peor que lo que consideremos "normal" ?
Recorrimos las praderas, recogimos y paseamos los ponys, visitamos a las vacas, los burros y los caballos. El niño recogía todo tipo de hojas. Según nos contaron, le gusta ordenarlas al llegar a casa por tamaños y colores.
Durante el trayecto hablamos de Autismo y de los efectos que tiene la interacción con caballos. Les conté la mediática epopeya que se relata en la obra " El niño de los caballos". Una historia de una familia que en su desesperación, deciden emprender una expedición a caballo por Mongolia contactando con chamanes y con los descendientes de los que primero domaron caballos para desplazarse por las inmensas estepas de aquellas tierras.
Hablamos de la capacidad portentosa de los herbívoros para interpretar el lenguaje corporal, habilidad en la que dicen también están muy dotados los autistas.
Como suele ocurrir cuando conozco a estas familias, me admiro de su paciente virtud para sobrellevar con animo los sacrificios que conlleva intentar aliviar a sus hijos de las consecuencias de la enfermedad. Sin embargo al final convenimos - siguiendo el criterio de muchos especialistas - de que el autismo, estrictamente no es una enfermedad, sino otra forma de percepción. Los protagonistas del " niño de los caballos" descubrieron que los chamanes que eran admirados y seguidos en Mongolia eran autistas. En su cultura son admirados por su forma de percibir.
El enlace explica otro caso que demuestra que solo es otra forma de pensar. ¿Quien puede decir que es mejor o peor que lo que consideremos "normal" ?
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