10 de febrero de 2017

EL MOVIL NOS INCAPACITA PARA CONVERSAR

La editorial Atico de los Libros acaba de publicar en castellano el libro "En defensa de la conversación", de Sherryl Turkle. Turkle, profesora del MIT, lleva tres décadas estudiando la relación del hombre y la tecnología. Su último libro parte de cientos de entrevistas realizadas a lo largo de cinco años y puede resumirse en una tesis sencilla: enviar un montón de tuits o mensajes de texto no es lo mismo que tener una conversación cara a cara con una persona. Turkle, que defiende el uso sensato de la tecnología, documenta de manera exhaustiva los excesos de la actual tecnodependencia: menores que se conectan al móvil antes de que pasen cinco minutos desde que se han despertado; padres e hijos que pasan la comida en silencio pendientes de sus móviles; personas que contestan al teléfono mientras mantienen relaciones sexuales... Pero al mismo tiempo, la atención a la tecnología genera la desatención, incluso el desprecio del otro, de la persona física que nos acompaña. Turkle cita la paradoja de que queremos que los amigos nos contesten al instante al móvil pero no hablamos con ellos cuando los tenemos delante.

Para Turkle, la conversación cara a cara, ese proceso complejo de interrelación verbal y gestual, es uno de los rasgos que nos convierten en humanos. Y recuerda que para aprender a hablar con los demás, primero tenemos que aprender a hablar con nosotros mismos, esto es, tenemos que saber estar solos. Esto ya no es posible, en su opinión, por la actual dependencia de los dispositivos móviles, que generan la ansiedad de sentirnos siempre acompañados como si la soledad fuera en sí misma nociva. Según Turkle, la sobrecarga de actividades (niños sin ratos muertos en su jornada diaria) y el uso de móviles está produciendo una generación de personas que ven reducidas su capacidad de empatía con los demás. Y aludiendo al panorama internacional, alerta de que en este momento necesitamos exprimir nuestra capacidad de pensar, de razonar, de analizar en profundidad, procesos que se desarrollan primero a solas con uno mismo y luego en conversación con las personas a las que respetamos, piensen o no como nosotros. Está claro que cualquiera, incluso algunos presidentes, puede tuitear en caliente, pero al ritmo que mal utilizamos la tecnología, no todos estaremos en condiciones de intercambiar ideas de manera provechosa




OUR PHONES DON'T WANT US TO CONVERSE
Atico de los Libros has just published the Spanish translation of the book "In Defense of the Conversation", by Sherryl Turkle. Turkle, a MIT professor, has spent three decades studying the relationship between man and technology. Her latest book is based on hundreds of interviews conducted over five years and can be summarized in a simple thesis: sending a lot of tweets or text messages does not have the same effect as having a face-to-face conversation with another person. Turkle, who advocates a sensible use of technology, thoroughly documents the excessive dependancy on technology that currently exists: minors who are on the mobile phone within five minutes of waking up; Parents and children who spend their lunch time watching their cell phones; People who answer the phone while having sex ... But at the same time, attention to technology generates neglect, even contempt for the other, for the physical person that accompanies us. Turkle cites the paradox that we want friends to instantly respond to the cell phone but we do not talk to them when they are with us.

For Turkle, face-to-face conversation, that complex process of verbal and gestural interrelation, is one of the traits that make us human. And that in order to learn to speak to others, we must first learn to speak to ourselves, that is, we must know how to be alone. This is no longer possible, in her opinion, by the current dependence on mobile devices, which generate the anxiety of feeling always accompanied as if loneliness was in itself harmful. According to Turkle, the overload of activities (children with no free time in their daily schedule) and the use of mobiles is producing a generation of people with a limited amount of empathy for others. And in reference to the international scene, she warns that at this moment we need to express our ability to think, to reason and to analyze ideas and convictions in depth, processes that develop first alone with ourselves and then in conversation with the people we respect, whether they share our ideas or not . It is clear that anyone, even  presidents,  can tweet the first thought that comes to mind, but as we continue to misuse technology, not everyone will be able to exchange ideas in a profitable way in a near future.

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