Ya lo decía Konrad Lorenz (1903-1989, premio Nobel en 1973), padre de
la etología y uno de los primeros estudiosos del comportamiento animal: el
mejor invento de la humanidad no ha sido la rueda, sino el perro. La historia y la literatura están llenas de ejemplos de
la fidelidad, del amor, de la compañía y del servicio que el perro ha prestado a
los humanos desde que ambos unieron sus destinos. Por desgracia, son también
frecuentes las noticias en sentido opuesto, los casos de maldad extrema del
hombre hacia su mejor amigo: cachorros regalados en Navidad y abandonados en verano, crueles matanzas de
galgos tras la temporada de caza, peleas de perros con apuestas de por medio… Por eso estos días nos ha reconfortado la
noticia de Ana y Sergio, una pareja sevillana que se vino hasta Cangas a buscar (y afortunadamente a recuperar) a “Lara”, la perra que habían perdido. Porque 800 kilómetros de
viaje no son nada comparados con el amor de una mascota.
El modo en que una sociedad trata a los animales nos dice mucho de su
grado de desarrollo, de los valores que fomenta, del discurso que quiere
transmitir a las siguientes generaciones. Es cierto que el hombre se convierte
en tal a medida que el proceso evolutivo y el desarrollo cultural le alejan
del reino animal. Pero este proceso de separación no puede desembocar en el
extrañamiento, en el menosprecio o en la crueldad. En As Salgueiras tenemos la
oportunidad de poder observar de primera mano los beneficios que el trato con animales supone para personas aquejadas de distintos tipos de dolencias. El contacto con la
naturaleza, con otras formas de vida, supone una fuente de equilibrio personal,
social y sanitario al que no podemos ni debemos renunciar. Los humanos
tenemos que cuidar a los animales para que estos puedan cuidarnos a nosotros.
Inventar procede del latín “invenire”, que significa encontrar. Puede
decirse que el hombre solo completa su proceso de evolución cuando se
(re)encuentra con los animales. Cuando es capaz de establecer con ellos una
relación de respeto y comprensión que le permite entenderse mejor a sí mismo y
al mundo que le rodea. Un mundo que el hombre ha descubierto siempre en
compañía de su perro.
Puedes leer la historia completa de Ana, Sergio y “Lara” en este
enlace
La noticia lleva la firma del periodista Christian Casares y le hubiera encantado a su padre Carlos Casares (1941-2002), magnífico escritor y profundo conocedor de los lazos que se establecen entre las personas y los animales
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