14 de febrero de 2014

LIBROS EN EL JARDIN


Aunque este invierno de ciclogénesis eterna no invita a ello, leer en un parque sigue siendo uno de los pequeños grandes placeres de la vida. Si encontramos quietud, la naturaleza se convierte en el telón de fondo perfecto para amparar intrigas, amores, recreaciones históricas o reflexiones sobre nuestro mundo. Si el parque bulle de actividad, se establece una lucha entre la atención que nos reclama el autor y el interés por todo lo que surge alrededor. ¿Es más interesante una trama policíaca en Los Angeles o el juego de polis y cacos que han montado los chavales en torno a cuatro árboles? ¿Quién sabe más de economía, el autor del último best-seller de divulgación o el grupo de jubilados que pasa comentando su situación y la de sus familias? En el parque, la lectura recupera su faceta de diálogo a varias bandas, porque es cierto que no todo está en los libros, pero también lo es que mucho de lo que vivimos nos invita a conocer más a través de la lectura. Aunque ningún autor ha sido capaz de escribir una frase que iguale la capacidad de llamada y la promesa de aventuras que lanza un niño desde un columpio con solo dos palabras: "¡Mamá (o papá, o abuela...), mira!".

Túnel bajo una colina. Rainbow Lake, Memphis
En As Salgueiras, y a través de los juegos de Galopín, promovemos los estilo de vida activos, parte del desarrollo integral de los niños, y antídoto contra algunas amenazas de la vida contemporánea, como el sedentarismo o la obesidad. Pero el juego activo no es, ni mucho menos, enemigo de los libros. Leer, además de aprender o conocer, es una invitación a imitar. A recorrer el mundo con Phileas Fogg (o con Phineas y Pherb), a luchar con dragones como Bilbo o cualquier gran héroe medieval, a montar a caballo como los vaqueros en el palo de una escoba, en un stick de hockey o simplemente jaleándonos a nosotros mismos como centauros, vaqueros de cintura para arriba, caballos de cintura para abajo. Lavables, de tela, con hojas de cartón muy resistente, hay infinidad de soluciones que convierten a los libros en compañeros ideales del juego al aire libre.
Navicularia, el diseño de Galopín que obtuvo el premio Afamour 2012
Algunos de los juegos de más éxito diseñados por Galopín parten de una importante herencia cultural y literaria, como los barcos de Navicularia, que parecen evocar desde los corsarios de Salgari a las naves en las que viaja ocasionalmente Alatriste. Y recientemente hemos fabricado, en colaboración con el equipo de diseño de theleisureways un módulo de juego basado en un triplano de la I Guerra Mundial, para convertir las hazañas bélicas en proezas lúdicas e invitar a recordar la historia del Barón Rojo, la real o la soñada por Snoopy.

Buzón de intercambio de libros. Rainbow Lake, Memphis
Como nos gusta leer y que los niños lean y conviertan sus lecturas en juegos, nos ha encantando una iniciativa desarrollada en el Rainbow Lake Playground, en Memphis, Tennessee. Junto con módulos de juego variados (tío-vivos, un túnel bajo una colina, un tragabolas al estilo de Bomarzo...) se han instalado buzones de intercambio de libros. Los niños pueden dejar en el buzón un libro que ya han leído o que ya no corresponde a su edad, y llevarse a cambio otro que les apetezca. Una iniciación al bookcrossing que, guiada por adultos o profesores, puede servir para desarrollar todo tipo de actividades: ciclos en torno a un autor, actividades de busca del tesoro o caza del libro, iniciación al uso de una biblioteca, juegos relacionados con el argumento de un libro. Hace ya algunos años Carlos Cárcamo planteo una propuesta similar en un parque de Ourense, una idea novedosa que suscitó entonces gran interés y que nos sigue pareciendo un acierto, porque leer es una de las maneras más interesantes de estar vivo... y de aprender nuevas maneras de jugar.


1 comentario:

  1. Que buena propuesta para nuestros jóvenes, crecer en la lectura y en la actividad. Es un equilibrio que no se encuentra en muchos adultos (que normalmente se caracterizan por haber cultivado una de las dos áreas), pero aquellas que lo alcanzan siempre son personas con algún punto de admiración, de las que aprender... Leer, correr y relacionarse con el grupo y desde el grupo, con otros grupos. Con esa receta el plato casi siempre es maravilloso. Me vienen a la cabeza dos personajes admirables que son grandes lectores y hacedores como pocos. Miguel de la Quadra-Salcedo es reconocido por haber sido deportista de élite, reportero y aventurero. Mi sorpresa, cuando le escuché en una presentación es que además de lo anterior, es un sabio, una persona que acumula un conocimiento inmenso iniciado desde su biblioteca familiar, en la que ya con 6 años guiado por sus padres leía en latín!. Este señor respondía a la pregunta de un padre preocupado por el consumo de horas de su hijo preadolescente frente al ordenador, diciendo algo así como, "media horita, pero después de haber estado jugando en la calle con los amiguitos". Esa recomendación de juego en entorno abierto en grupo es también consejo compartido por el otro sabio, el que nos descubre palancas pedagógicas con cada una de sus entradas en este blog, o en conversaciones animadas a aquellos que tenemos la suerte de poder disfrutar de ese privilegio.

    Gracias a estos parques urbanos nuestros hijos tienen un espacio de juego y de relación muy interesantes. Es una pena eso si, que estos parques no puedan encontrarse en entornos como los que vemos en las fotos de esta entrada, para que así los niños puedan compaginar el juego en el campo, entre árboles, con el juego en estos parques infantiles. Aquí los pocos y pequeños parques que encontramos son generalmente ornamentales. Sin duda vienen bien para oxigenar a la ciudad y generar espacios de encuentro y descanso, pero porque no aspirar a esos parques de mayores dimensiones que encontramos en algunas ciudades, en las que el césped es para pisar! y las dimensiones posibilitan impregnarse de esa naturaleza. De todas formas quiero poner en valor lo que tenemos, esos parques infantiles urbanos, espacios de entretenimiento y relación de nuestros hijos. Si además, algún día nuestras ciudades disponen de ellos formando parte de en un espacio tan natural como los de las fotos, nos manifestaremos doblemente felices!.

    Muchas gracias por pensar en nuestros hijos.

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