28 de octubre de 2016

LA TRISTEZA DE TENER RAZÓN

Como ya sabéis, en As Salgueiras compartimos la visión de nuestros compañeros de Galopín acerca de la función social del diseño de los espacios públicos. Un parque o una plaza bien diseñados son elementos que fomentan la convivencia y refuerzan la cohesión social. Por eso nos ha dejado sin palabras este vídeo de la arquitecta siria Marwa Al-Sabouni que sostiene que, junto con factores políticos e históricos, la devastadora guerra que azota Siria tiene también su origen en la arquitectura.

En este vídeo remitido por internet desde la destrozada ciudad de Homs, y que forma parte de las prestigiosas charlas TED, Marwa hace un repaso del deterioro de la sociedad tradicional de su país, multicultural y tolerante. Marwa habla con emoción del pasado de su país. Un pasado de ciudades abigarradas y mezcladas, en las que la pared trasera de una mezquita servía de apoyo al muro de una iglesia. Unas ciudades de barrios en los que se mezclaban familias de diferentes credos, procedencias, minorías étnicas. Con el dominio colonial, todo esto cambió. En aras de la modernidad, se tiraron barrios antiguos y se crearon distritos supuestamente racionalistas, más modernos... en los que la población comenzó a segregarse por credos, por origen étnico...

El resto es un lento declinar hacia el desastre del presente. Y un recuerdo de que la diversidad y la tolerancia son valores frágiles, que es preciso mantener y mimar. Es sencillo crear paisaje, barrios, entornos, homogéneos, en los que pronto el diferente se percibe como raro, luego como amenaza, al fin como enemigo. Una guerra tiene sin duda muchos rostros y muchos motivos, pero las palabras de Marwa nos han impresionado estos días y nos han hecho sentir la tristeza que a veces se deriva de tener razón.

21 de octubre de 2016

SOLUCIONES HETERODOXAS

Con frecuencia, ante un problema, optamos por la solución más simple. A un niño que nos molesta con sus juegos le pedimos que pare, pero no le damos una opción de jugar a otra cosa, ni intentamos  participar en su juego. A un mayor que se siente solo, le acompañamos un rato y luego nos vamos, en lugar de aconsejarle que busque una mascota o una afición que le permita relacionarse con amigos. Pero esta clase de pensamiento lineal no resuelve el problema de quienes nos abordan, sino que sirve para tranquilizarnos a nosotros mismos. Y a menudo, las verdaderas soluciones no son las ortodoxas.

Lo saben los vecinos de Khlong Toei, un barrio superpoblado de Bangkok, con viviendas de baja calidad y un desarrollo urbanístico caótico. Preocupados por la falta de espacio para los adolescentes, al principio fomentaban que sus hijos se desplazasen a otras zonas de la ciudad para disfrutar de sus ratos de ocio. Pero pronto se dieron cuenta que ese no era el remedio. Fuera de su ámbito y de la vigilancia paterna y familiar, muchos de los jóvenes se enrolaban en bandas de pandilleros en scooter, animados por la sensación de impunidad y falta de control.




Así que cambiaron la mentalidad y buscaron un proyecto que convirtiese el laberinto del barrio en un lugar agradable para los jóvenes. Qué se hace cuando no tienes grandes espacios disponibles? Cuando no hay parques o espacios verdes? Pues aprovechar los pequeños espacios libres entre chabolas y edificios, los patios traseros de forma irregular o las parcelas achaflanadas. Un proyecto del estudio AP Thailand y de CJ Worx limpió la basura, delimitó los espacios, los trató con materiales de primera calidad y los convirtió en canchas de deportes que parecen diseñadas por un pintor cubista. Campos de juego de forma quebrada, en ángulo, apenas un área y una porteria....pero que han dignificado el barrio y cambiado la vida de los jóvenes, que no han dejado de imaginar nuevas formas de juego. Porque a veces, para perseguir un sueño de mejora, no es posible avanzar en línea recta, hace falta doblar una esquina.

14 de octubre de 2016

JUGAR PARA ABORDAR LAS COSAS SERIAS

En contra de lo que defienden algunas películas o determinadas obras de ficción, en As Salgueiras no compartimos la dicotomía que opone el juego y el mundo real. Por un lado estaría la familia, el estudio, las "cosas serias", y frente a ellas, como opuestos el juego, la fantasía, el ocio. Es cierto que, como recurso narrativo, puede resultar efectivo el contraponer el tedio de la vida cotidiana (los hombres grises del Momo de Michael Ende) con el mundo mágico del juego de los menores (el reino de Fantasia, sin tilde, por seguir con el autor alemán). Pero, como demuestran pedagogos, sociólogos y antropólogos, el juego no es el elemento con el que los menores se evaden de la realidad, sino el traductor que emplean para decodificarla, entenderla y aprender a desenvolverse en ella. Jugar en el parque, imaginar roles, superar retos... los elementos del juego libre son pasos en el proceso de desarrollo, de hacerse adultos, de reducir un universo infinito a pequeños elementos aprehensibles, comprensibles y superables. No jugamos para escapar de la realidad, sino para poner la realidad a nuestra altura y ser capaces de enfrentarnos a ella.
Por eso en As Salgueiras defendemos la presencia del juego en la vida cotidiana. El juego como lenguaje y herramienta universal que debe de estar al alcance de los niños en todo momento, para ayudarles a superar los problemas. Y por eso nos ha encantado esta noticia del Pais que recoge la iniciativa del hospital de Vall d'Hebron para convertir un escáner en una "nave espacial", de manera que las pruebas médicas resulten menos intimidatorias para los chavales. Si en condiciones normales, el mundo resulta un reto permanente, la experiencia de la enfermedad resulta especialmente complicada. Un niño enfermo parece ir contra la lógica de la existencia; es el momento de crecer, de aprender, de disfrutar; el dolor, la fiebre, la falta de salud son siempre malvenidos, y resultan insoportables en la infancia, para los niños y para su familia. El juego no elimina la realidad de la enfermedad, no puede evitar los pasos del tratamiento ni las noches de mal sueño, pero al menos, a través del juego (y con el trabajo cariñoso y concienzudo de enfermeros y médicos de los hospitales pediátricos), podemos evitarle al niño la sensación de que la enfermedad lo ha raptado del mundo y se lo ha llevado a un universo extraño de tubos, termómetros y vías en la muñeca, que le habla en un lenguaje incomprensible para el que carece de traductor.

10 de octubre de 2016

LA SOLEDAD, EPIDEMIA DEL SIGLO XXI

Hasta hace poco tiempo, la soledad se consideraba una circunstancia más de las muchas que rodean la vida de las personas. En el campo de la salud, se prestaba atención a la soledad como una circunstancia periférica: una persona mayor, que vive sola, ¿se acordará de tomar su medicación?; los problemas de movilidad se agravan en personas que viven solas, al igual que la recuperación de un posoperatorio. Pero hoy, los estudios de psicólogos, médicos y antropólogos están poniendo de relieve que la soledad se ha convertido en una enfermedad en sí misma.
Diferentes informes médicos señalan que las personas que viven solas padecen en mayor medida estrés, falta de autoestima o depresión. Un estudio del año 2006 realizado en mujeres enfermas de cáncer reveló una menor esperanza de vida en aquellas que vivían solas y apenas recibían visitas de amigos o parientes. Estudios de las universidades de Chicago y de Ohio muestran que la soledad afecta también al sistema inmunológico: las personas socialmente aisladas desarrollan una condición conocida como "inflamación crónica".

La soledad resulta especialmente visible y dramática en las personas mayores que viven solas en ciudades. No hace mucho nos conmovía la historia de los policías italianos que subieron a hacerle la cena a una pareja de ancianos romanos que lloraban desconsoladamente porque se sentían solos. Pero hay otra soledad, no necesariamente física, que nos acecha a todos, la sensación de falta de integración en nuestro entorno. Mujeres que sienten que no se valora su trabajo; niños que entran en un rueda de colegio-deberes-actividades extraescolares que los convierte en pequeños autómatas y no les deja tiempo libre para relacionarse de manera espontánea con sus amigos; adolescentes con miles de "amigos" en facebook pero que no tienen con quien planificar un rato de ocio el fin de semana.....

Como ha ocurrido con la obesidad, el desarrollo de estilos de vida poco saludables está convirtiendo a la soledad en una nueva epidemia para el siglo XXI. Desde As Salgueiras, creemos que una buena manera de luchar contra la soledad pasa por el diseño de espacios públicos de calidad, parques y zonas de ocio adaptados a las necesidades de una población diversa, en los que puedan relacionarse niños, adultos y mayores. En los que se recueperen valores como el juego libre, la conversación, el contacto con la naturaleza y el ver jugar a los niños. Porque solo podremos luchar eficazmente contra la soledad si contamos con lugares a los que acudir a conocernos unos a otros.