23 de mayo de 2014

MENORES, MÓVILES Y SEDENTARISMO

Estos días hemos repasado los datos del estudio "Menores de edad y conectividad móvil", elaborado por el Centro de Seguridad en Internet para los menores en España, dependiente del Safer Internet Programme de la Comisión Europea. El informe, presentado el pasado mes de enero, tabula los datos obtenidos en 1800 encuestas realizadas a niños y adolescentes de entre 11 y 14 años y ofrece resultados que revelan la omnipresencia de las nuevas tecnologías entre los menores y el escaso control de los adultos sobre este acceso. Según el estudio, los niños de 2 y 3 años acceden ya a algunas de las aplicaciones de los móviles y tabletas de sus padres, para jugar o para ver vídeos y fotografías. Al llegar a los diez años de edad, el 30% de los niños tienen móvil, porcentaje que sube al 70% a los doce años y al 83% a los 14.


El estudio señala también que los menores no están aprovechando las posibilidades formativas y educativas de las nuevas tecnologías y que actúan desde el principio como simples consumidores de ocio o de información de muy variable calidad. Sobre la falta de control en el acceso a la información o a las aplicaciones, el estudio asegura que la mayoría de los padres "desconocen las aplicaciones que se descargan sus hijos, y los permisos que conceden", esto es, si se accede o no a datos personales de los menores. De hecho, son mayoría los niños que gestionan sus propias contraseñas de seguridad en la red, sin supervisión paterna.

El incremento del sedentarismo, las posibilidades que las redes abren a situaciones como el acoso escolar o los delitos relacionados con la infancia son problemas presentes en las agendas de los ministerios de Sanidad, Educación e Interior de los países desarrollados. La verdadera medida del problema de esta conectividad no regulada y permanente la da un cambio en el uso del lenguaje: los menores no emplean la expresión "hasta mañana" porque, como nunca apagan su móvil, no tienen la necesidad de despedirse de sus amigos. Y se pierden así la experiencia enriquecedora que supone la sensación de echar de menos a alguien.


Las gráficas de acceso a internet y de incremento de la obesidad presentan curvas coincidentes


Y como no creemos en las casualidades, cuando acabábamos de repasar el informe sobre uso de móviles, recordamos los datos del informe Aladino, que durante los años 2010 y 2011 midió la prevalencia de la obesidad infantil en un estudio con casi 8000 niños españoles. Al margen de recordar que un 26% de los niños y niñas españoles de entre 6 y 10 años tienen sobrepeso y un 19% son obesos, el estudio abarca también datos sobre hábitos deportivos. Y nos dice que los menores realizan más actividad física a partir de los 6 años, pero que ésta decrece a partir de los 11. Como factores para abandonar el deporte, los menores citan de manera recurrente el no tener tiempo por culpa del horario y las exigencias escolares. Los 11 años son, ahora mismo, la edad de generalización de acceso al móvil. ¿Es una casualidad la coincidencia de estos datos? ¿Refuerza el móvil una tendencia sedentaria propia de la preadolescencia o se está convirtiendo en una nueva causa de sedentarismo? Sea como sea, desde As Salgueiras no nos cansamos de promover el juego libre, activo, dinámico, como fuente de salud. Queremos que los niños (y sus padres) descansen un rato la vista de las pantallas y los oídos de los timbres de aviso. Y seguimos despidiéndonos "hasta mañana", dos palabras que llevan implícitos los buenos deseos de que todo vaya bien hasta que nos volvamos a ver, y el placer enorme del reencuentro con un amigo al que hace algún tiempo que no ves.

16 de mayo de 2014

A NECESSIDADE DE ESPAÇOS VERDES URBANOS É UMA CONSEQUÊNCIA DA EVOLUÇAO DAS CIDADES

O conceito de “Espaço Verde Urbano” surgiu a partir da segunda metade do séc. XIX, com o objectivo de combater a insalubridade vivida com a revolução industrial, Uma época em que o êxodo da população rural para a cidade levou ao crescimento acelerado e caótico dos centros urbanos (Magalhães, 2001).













A cidade industrial ultrapassou as dimensões aceitáveis, os elevados níveis de poluição originados pela actividade industrial, deram origem a áreas urbanas em que a qualidade de vida era praticamente inexistente (Soares e Castel-Branco, 2007).

Os primeiros espaços verdes urbanos surgem no séc. XIX em Inglaterra (muito marcada pela Revolução Industrial). Eram essencialmente espaços privados, projectados com um objectivo social, e de valorização imobiliária.
O primeiro espaço verde verdadeiramente público realizado foi Birkenhead Park, também conhecido como People’s Park, criado em 1843 com fundos públicos e propriedade de toda a população. Foi projectado por Joseph Paxton, com o objectivo de dar resposta à falta de espaços verdes, especialmente destinados à classe operária, na cidade industrial.

Birkenhead Park teve um papel fundamental na evolução do conceito de espaço verde público urbano, ao inspirar Frederick Law Olmsted, cuja contribuição foi determinante para a forma e uso dos parques urbanos em todo o mundo. Dos vários projectos de Olmsted, destaca-se o Central Park, em Nova York (1858-1861). O projecto do Central Park teve como base o conceito de parque como um “pulmão verde, no centro da cidade”, com a função de purificar a atmosfera poluída.





O conceito de “pulmão verde”, como espaço verde com dimensão suficiente para produzir o oxigénio necessário à compensação das atmosferas poluídas, estendeu-se pelas cidades mais industrializadas. Em Lisboa, serviu de referência para o Parque de Monsanto, (1940), projecto, da autoria do Arquitecto Keil do Amaral, impulsionado pelo Eng.º. Duarte Pacheco (Ministro das Obras Públicas em 1932).

Pablo Peón
Arquitecto paisajista en Espaçus

9 de mayo de 2014

"TENGO 422 AMIGOS Y ESTOY SOLO"

La paradoja de la frase que da título a esta entrada resume bien los riesgos de alienación que, según los expertos, plantea el uso de las nuevas tecnologías, tal y como resume un vídeo del que se han hecho eco distintos medios y que ha recibido ya 25 millones de reproducciones en You tube. 




"Cenar con un adolescente es comprobar que está allí, físicamente, pero que a la vez bloguea, manda mensajes a sus amigos o hace mil otras cosas con su teléfono móvil. Los estudios ya muestran que hay un déficit de atención entre los más jóvenes. La habilidad de vivir el momento presente está cambiando". Sin duda, cualquier padre con hijos adolescentes puede sentir como propias las reflexiones que nos dejaba en El País Federico Casalegno, experto en nuevas tecnologías e investigador del MIT de Massachussets. Lo cierto es que el empeño contemporáneo por hacer varias cosas a la vez no es exclusivo de los más jóvenes. También estos días, La Voz de Galicia recogía el caso de una mujer que caía al agua por leer en una tablet mientras paseaba por el paseo de Culleredo. Como dice Casalegno, todavía es pronto para medir el impacto de las nuevas tecnologías en nuestro modo de aprehender el mundo. Parece que los dispositivos que nos abren ventanas a lo distante, que nos acercan al momento datos enciclopédicos que antes tardábamos meses en compilar, tienden a aislarnos de lo inmediato, del momento presente, de nosotros mismos y de quienes nos rodean. No es lo mismo pelearse en el patio del recreo que pelearse online en un juego bélico. "Mirar a alguien a los ojos y empatizar no es lo mismo que darle al "me gusta", asegura el investigador italiano.

Federico Casalegno en una conferencia reciente


En cierto sentido, el botón del "me gusta" supone el riesgo de reducir las relaciones interpersonales a los criterios extremos de la sociedad de consumo. Todos los productos salen al mercado para gustar al mayor número posible de compradores potenciales. Los cromados de la moto atraen incluso a quien no tiene carnet para conducirla, y cada pocos meses se nos presenta un nuevo modelo de teléfono, ordenador, televisor, con una carcasa o un colorido que parece más atractivo, más moderno. En la frutería se alinean manzanas perfectas, dignas de un casting para llevar el veneno a Blancanieves. Luego sabemos que su perfección se deriva del hecho de haber sido recogidas antes de madurar para frotarlas con productos que les dan un brillo artificial. Así que frente a tanto "me gusta" virtual, conviene recordar que a las personas las queremos por como combinan virtudes y defectos, al igual que en un huerto, las manzanas más sabrosas son a menudo las que ya han sido picadas por los pájaros o las que llevan dentro un gusano. 

En As Salgueiras, nos esforzamos por mostrarles a los niños, sobre todo a los niños de entornos urbanos, la realidad de los animales. Que los cerdos, las vacas o los caballos no hablan, ni vuelan. Que son maravillosos e interesantes, sí, pero con sus olores, con sus ruidos, con sus excrementos (que hay que recoger y limpiar). Y en Galopín diseñamos parques que fomentan la interacción humana. Porque las nuevas tecnologías son útiles, pero no enseñan a compartir un columpio, a bajar juntos por un tobogán como si fuésemos sentados en un trineo, a jugar hoy con el niño con el que discutimos ayer, descubriendo el proceso mágico de hacer las paces. Porque crecer y desarrollarse supone, precisamente, superar la simplificación infantil del mundo dividido en lo que nos gusta y lo que no, para incorporar categorías como lo que nos conviene, lo que es mejor para todos, lo urgente, lo importante... Todo eso solo lo podemos aprender codo con codo con nuestros semejantes, con el contacto con personas reales (no con mensajes recibidos en una pantalla) que a veces nos animarán, a veces nos irritarán, a veces serán un freno, otras un adversario, un colega, un maestro. Porque el mundo real no es un escaparate lleno de atractivos productos de colorines, sino un campo de juego con retos, sugerencias, desafíos, estímulos, enseñanzas, en el que progresamos a través de aciertos y errores, de triunfos y fracasos, que debemos aprender a integrar, nos guste más o nos guste menos.