28 de noviembre de 2014

ARQUITECTURA PARA LA PAZ Y LA AUTOESTIMA SOCIAL

Como sabéis, en As Salgueiras reivindicamos el papel fundamental de una buena planificación de los espacios urbanos como herramienta clave para fomentar la autoestima social. Si esto resulta importante en los sociedades o entornos desarrollados, lo es todavía más en situaciones de crisis o en zonas urbanas deterioradas, desestructuradas, afectadas por fenómenos como la inseguridad o la infravivienda.


En Venezuela, el proyecto Espacios de Paz está desarrollando propuestas para transformar zonas de riesgo social en zonas de paz y de convivencia. Liderada por el estudio Pico, esta iniciativa cuenta con la participación de cinco grupos de arquitectos que partieron de la base de involucrar a las comunidades de vecinos en el desarrollo de los proyectos, conscientes de que cualquier solución a un problema social tiene que tener en cuenta la situación de partida, los anhelos, las necesidades, de sus protagonistas.


A partir de este diálogo entre vecinos y arquitectos han surgido una serie de proyectos que marcan un antes y un después en la recuperación de entornos deteriorados. Los ejemplos pasan desde la instalación de sencillas marquesinas o parasoles, y el arreglo del pavimento, a una espectacular cancha de deporte que sobrevuela un barrio de infravivienda y permite la convivencia en torno al deporte al mismo tiempo que, metafóricamente, permite una visión de conjunto del barrio que fomenta la identidad y la reflexión, impulsando sin duda los deseos de cambio. En otros casos, los chaflanes abandonados de las calles reciben un tratamiento que los convierten en un graderío improvisado, un lugar de reunión para sentarse, hablar, compartir música... Como dicen los impulsores de la idea, se trata de recurrir a solares vacíos y vertederos incontrolados para actuar sobre ellos y "crear dinámicas sociales que inviten a nuevas formas de convivencia y relaciones en las comunidades, para así transformar las dos categorías fundamentales que rigen la vida cotidiana: el uso del tiempo y el espacio".


21 de noviembre de 2014

LOS NUEVOS MODELOS DE REFORESTACIÓN INTELIGENTE

Como defensores de la Naturaleza, la biodiversidad y el respeto a los paisajes autóctonos, desde As Salgueiras seguimos con especial interés las noticias relacionadas con la lucha contra los incendios forestales, así como las propuestas de reforestación y recuperación de montes y bosques. A través de la edición digital del diario El Mundo hemos conocido el proyecto Plantando Agua, puesto en marcha por las autoridades de Aragón, con la colaboración del CSIC, universidades e instituciones privadas, para recuperar una zona de 7000 hectáreas arrasada por incendios forestales en Utrilla (Teruel). El proyecto nos parece especialmente interesante como modelo de cooperación entre diferentes instituciones (públicas y privadas), investigadores y los vecinos que viven en la zona, que han sido consultados a la hora de desarrollar las soluciones propuestas. Así, los vecinos han participado en la elección de las principales especies (quejigo, pino, encina) que se emplearán para reforestar los bosques perdidos.



Al mismo tiempo, el plan consigue aunar el respeto por las tradiciones con los últimos avances científicos, e incorpora una buena dosis de sentido común, de análisis de la realidad actual del entorno. Por ejemplo, se tiene en cuenta la incidencia del cambio climático en la zona, el cambio en las temperaturas o el régimen de precipitaciones, para buscar, dentro de las especies propias de la zona, las que mejor se adaptan a esta nueva situación. Al mismo tiempo, se buscan especies resistentes a los incendios forestales, frecuentes debido a la caída de rayos en la época de tormentas. Asimismo, se ha tenido en cuenta el descenso de la cabaña ganadera en la zona y la recuperación de ungulados salvajes como la cabra, el jabalí o el corzo, que se comen las bellotas o los brotes de las nuevas especies plantadas.


El proyecto quiere ser también pionero en el estudio y evaluación de la recuperación de agua conseguida a través de la regeneración del bosque, analizando el incremento del caudal que captan los acuíferos subterráneos y midiendo la evaporación que se desprende de la cubierta vegetal. A falta de ver, dentro de unos años, los logros concretos del proyecto Plantando Agua, su filosofía de respeto, innovación y conocimiento inmediato de la realidad, nos parece un ejemplo a tener en cuenta. Porque aunque parezca una paradoja, si queremos disfrutar en el futuro de bosques como los que tuvimos en el pasado, necesitamos actuar teniendo en cuenta cual es la realidad del presente y hacer que el bosque evolucione con ella.

17 de noviembre de 2014

UNA APUESTA POR LAS GUARDERÍAS VERDES EN VIETNAM

Guardería-granja del estudio Vo Trong Nghia en Dongnai. Fotografía de gremsy
 Como otros países del sudeste asiático, Vietnam ha conocido en las últimas décadas un desarrollo económico que se ha traducido en un acelerado proceso de urbanización. Esto ha llevado a las autoridades locales a mostrar su preocupación por cuestiones como la calidad urbanística de los nuevos espacios urbanos, la deforestación del país, la pérdida de tradiciones, estilos de vida o modelos culturales y, también, la calidad de los espacios en los que viven y se educan los niños vietnamitas.

Fotografía de Hiroyuki Oki

Como respuesta a alguna de estas cuestiones, el estudio de arquitectura de Vo Trong Nghia ha diseñado en la ciudad de Dongnai un excelente proyecto de granja-guardería verde. Diseñado en forma de lazo o espiral continua, el edificio se dobla y repliega sobre sí mismo para formar una serie de jardines y huertos cerrados que ofrecen a los menores unos espacios seguros en los que mantener el contacto con la naturaleza en pleno centro de la ciudad. En lugar de concebir un edificio y luego "adornarlo" o completarlo con huertos y jardines, toda la estructura tectónica se concibe al servicio de una cubierta vegetal continua que se subdivide en distintos usos. Además de las zonas interiores, el conjunto cuenta con jardines y zonas de juego, así como con huertos en los que los niños aprenden a cultivar alimentos sostenibles y a observar de primera mano los procesos naturales.

Fotografía de Hiroyuki Oki
Aunque su uso está reservado a los 500 niños que conforman el alumnado, el diseño de esta escuela beneficia al conjunto de la comunidad, ya que su diseño la convierte en un pulmón verde para la zona urbana en la que se enclava. El estudio de Vo Trong Nghia es uno de los referentes en el diseño de arquitectura verde en Vietnam y en muchos de sus proyectos apuesta también por soluciones que recurren a elementos tradicionales como cerramientos o techos plegables hechos con bambú, para conectar los nuevos diseños con las tradiciones culturales de la zona. Como dice la declaración de intenciones del estudio, su objetivo consiste en experimentar "con la luz, el viento y el agua, usando materiales naturales y locales para explorar nuevos modos de crear arquitectura verde en el siglo XXI y mantener la esencia de la expresión arquitectónica asiática".

7 de noviembre de 2014

LO OPUESTO A JUGAR NO ES TRABAJAR SINO ESTAR DEPRIMIDO

"Ya sabes que no puedes salir a jugar hasta que termines los deberes", "aprovecha para jugar un poco ahora que después tienes que estudiar". ¿Cuántas veces hemos escuchado estas frases siendo niños? ¿Cuántas veces las repetimos después, al convertirnos en padres? El modelo educativo dominante traslada al mundo infantil la dualidad trabajo/ocio que heredamos del mundo latino. Estudiar, el trasunto infantil del trabajo, es una actividad seria, de provecho; como contrapuesto, el juego adquiere una cierta carga peyorativa, de pérdida de tiempo, de esparcimiento, de descanso necesario para coger fuerzas para retomar lo que de verdad importa, el estudio.

Juego y trabajo combinados en las oficinas de AOL
Sin embargo, conviene recordar que, en el mundo latino, lo verdaderamente importante, la actividad que tenía sustancia por sí misma, era el ocio (otium) y que todo lo que no era dedicarse a las aficiones propias, a acudir a los baños, a los juegos, al hipódromo, a la biblioteca, era lo que no era ocio, el "nec-otium", de donde deriva la castellana "negocio". Los estudios de las sociedades primitivas y prehistóricas nos recuerdan también que, durante la práctica totalidad de su existencia como especie, el hombre ha dedicado la mayor parte del tiempo al descanso. Un cazador-recolector necesitaba pocas horas al día para conseguir la ingesta de proteínas necesaria. Luego se dedicaba a descansar, jugar, contar historias, relacionarse con sus familiares u otros miembros de su clan, visitarlos, ayudarles... Las jornadas de 12 o 14 horas de un ejecutivo contemporáneo le hubieran resultado incomprensibles. Esta tendencia a que el trabajo absorba la totalidad de la jornada, es una deriva reciente, acelerada con las sucesivas oleadas de la revolución industrial, que nos ha llevado a vivir, literalmente, para el trabajo, y considerar éste (y el dinero con él obtenido) como valor social dominante.

Actualmente, investigadores como Brigid Schulte, el psiquiatra Stuart Brown o la responsable del blog de referencia Playscapes, Paige Johnson, se han convertido en portavoces de una corriente que reclama la recuperación del juego como un valor central en la educación humana. El juego como elemento clave de formación personal, de relación con los demás, de gestión de los asuntos sociales. Como dice Stuart Brown, "lo opuesto al juego no es el trabajo sino la depresión" e insiste en que "nada desarrolla tanto el cerebro como jugar". En un artículo publicado en The Guardian, la columnista Lauren Laverne insiste en que debemos sacudirnos una cierta herencia victoriana, decimonónica, que contempla el juego como algo accesorio, secundario, algo que se merece o se pierde en función del comportamiento (¿cuántos colegios todavía castigan a los niños sin recreo, como si el recreo fuese algo prescindible?) para recuperar el papel del juego como herramienta de diversión y creación. Como dijo Einstein, "el juego es la forma más elevada de investigación" por ello es imprescindible reivindicar el tiempo libre, el tiempo para el juego y también, por qué no, enriquecer el trabajo con matices lúdicos, como proponen compañías punteras como Pixar, Google, Facebook o AOL.