30 de enero de 2015

JUGAR EN LAS ENTRAÑAS DE LA TIERRA

Uno de los espacios de juego más originales que hemos descubierto en los últimos meses nos recuerda que jugar en la Naturaleza no es siempre sinónimo de jugar al aire libre. El entorno "Bounce Below" (la traducción podría ser "Salta abajo"), situado en el Parque Nacional de Snowdonia (al norte de Gales) ha convertido una parte de la red de cuevas Llechwedd Slate en una fantástica zona de juegos mediante la instalación de pasadizos de cuerdas, gigantescas camas elásticas, escalas, espirales... El resultado final es un entorno único, un espacio de juego dinámico que, además de invitar a saltar, reptar, trepar o simplemente balancearse, evoca recuerdos de aventuras clásicas como "Viaje al Centro de la Tierra". Los visitantes aficionados al cómic tendrán la sensación de entrar en la cueva de Batman para jugar en elementos diseñados por Spiderman.
Este particular parque temático (cuyo recorrido completo dura aproximadamente una hora) reabrirá sus puertas el próximo día 13 de febrero, después de unos meses cerrado para añadir nuevos módulos. Por las características del entorno, se presta especial atención a la seguridad, con la revisión periódica de los anclajes y el estado de desgaste de los módulos de cuerda. Los visitantes deben llevar casco y los menores de 18 años solo pueden entrar previa cita concertada y con el acompañamiento de un adulto durante todo el recorrido.
Evidentemente, esta propuesta de uso de una cavidad natural no resulta válida para las cuevas de mayor riqueza geológica o las que forman parte de yacimientos arqueológicos. Pero si el entorno lo permite, utilizar de este modo una cavidad natural puede ser el mejor modo de introducir a pequeños (y no tan pequeños) en el mundo de la geología, para que descubran paisajes inusuales y la importancia de cuidar, también, nuestro subsuelo.

23 de enero de 2015

EDUCAR EN (Y PARA) LA NATURALEZA

Siguiendo el ejemplo de las "escuelas del bosque" de los países escandinavos, en España han surgido también proyectos educativos articulados en torno al contacto permanente con la naturaleza. Un buen ejemplo de ello lo constituye la iniciativa Plisti-Plasta, una propuesta para niños de 2 a 5 años que se desarrolla en un bosque de Ozaeta, Alava. Sus promotores han organizado la propuesta pedagógica en torno a la inmersión en el paisaje, en el entorno natural, donde los niños desarrollan actividades de lunes a jueves. Los objetivos pasan por promover el desarrollo integral, fomentar los procesos de juego libre y familiarizarlos, desde las fases más tempranas de su crecimiento, con el contacto con los entornos naturales para inculcarles el respeto a los mismos.
El marco de Ozaeta proporciona un bosque autóctono lleno de especies de hoja caduca, que permiten observar y entender mejor los ciclos estacionales. La presencia de abundantes regatos y riachuelos, los desniveles del terreno o las variaciones en la densidad de la  vegetación, genera hábitats diferenciados para multitud de especies animales, con lo que se garantiza la variedad y la riqueza de las experiencias educativas de los niños. Los viernes, la jornada transcurre a cubierto, en el local de Plisti-Plasta, en el que se desarrollan actividades complementarias, se reflexiona sobre lo realizado, se realizan manualidades con los objetos recogidos en la naturaleza o se trabaja la motricidad gruesa en una zona de colchonetas y espalderas. Periódicamente, para fomentar la implicación de los padres en el proyecto educativo, se organizan actividades especiales, como salidas en familia al bosque los fines de semana o conciertos didácticos.

Desde As Salgueiras, donde hemos sido pioneros en defender principios como la importancia del juego libre o la necesidad de recuperar el contacto con la naturaleza, consideramos muy positiva la presencia de este tipo de propuestas alternativas en el mundo de nuestra educación infantil. Por su peso fundamental en la formación del carácter, inculcar el respeto medioambiental a una edad temprana supone una garantía de que en el futuro contaremos con ciudadanos más responsables. Y si somos conscientes de las posibilidades educativas que conlleva convertir un bosque en un aula, contaremos con un poderoso argumento para cuidar y recuperar tantas masas forestales periurbanas que hoy se encuentran en peligro de desaparición o enormemente degradadas. 


16 de enero de 2015

JUGUETES DE PLASTICO AL SERVICIO DE LA CULTURA AMBIENTAL

La firma Green Toy es un buen ejemplo del tipo de empresas que surgen en California como resultado de su puntera legislación medioambiental. La prueba de que la apuesta por la protección del medio ambiente, por el uso de materiales reciclados y por un desarrollo sostenible no es tan solo una reflexión filosófica, sino que se puede traducir en fórmulas de éxito dentro de la economía de mercado. Todos los juguetes de esta firma están elaborados con plástico reciclado. En concreto, con el obtenido de recuperar recipientes de leche (las jarras omnipresentes en todas las neveras de los USA). Un contador incluido en la página web de la compañía (http://www.greentoys.com) recoge en tiempo real el número de unidades que se han reutilizado; estos días rondaban ya los 25,5 millones de unidades.
En sus diferentes gamas, los diseñadores recuperan juguetes clásicos como coches, camiones o piezas con las que construir torres, con un estilo que evoca formas retro de los años 50 con un giro contemporáneo, apoyados siempre en un uso muy atractivo del color. También cuentan con juegos de piezas con las que montar parterres de flores o elaborar pizzas, hamburguesas y sándwiches (acorde con los valores de la firma, todos los juegos relacionados con la cocina fomentan el consumo de vegetales y que los niños se familiaricen con el concepto de la alimentación equilibrada). Por supuesto, también fabrican su versión del disco de playa californiano.
 A pesar de que las nuevas tecnologías les permiten darse a conocer en todo el mundo, y de que cuentan con distribuidores en multitud de países (China incluida), Green Toy es una empresa que presume de vocación local. Apuesta por una implicación en un territorio concreto, lo que le permite aprovechar y medir la calidad del programa de reciclaje y su impacto en la comunidad. En su web consideran que resulta innecesario, caro y antiecológico (por el consumo de carburante que implica) tener que importar desde terceros países productos que pueden ser fabricados con un mayor estándar de calidad y valores añadidos en el propio entorno local. Como ocurre en Europa, el mercado del juguete americano se ha visto invadido por productos de escasa calidad procedentes de países de Asia. La apuesta de Green Toy es un ejemplo de que, aunando legislación adecuada, visión empresarial y un buen equipo de diseño, se pueden producir alternativas viables a este tipo de productos "basura", fabricados sin respeto a las normas medioambientales y que en casos extremos llegan a implicar riesgo para los menores. Como los juguetes "de todo a cien", los de Green Toy son de plástico y de colores, pero ahí terminan las semejanzas.

9 de enero de 2015

CUANDO EL EDIFICIO ES EL PAISAJE

Ahora que los rodajes cinematográficos la han puesto de moda como destino turístico, es un buen momento para conocer algo más de Nueva Zelanda, por ejemplo, su interesante escuela de urbanismo y arquitectura sostenible. Estos días nos ha llamado la atención una guardería en Kawakawa (una pequeña ciudad en la isla norte del país) que hemos descubierto a través de Green Magazine, la publicación de referencia sobre el tema en Australia. Aunando las fórmulas tradicionales de las construcciones maoríes, los últimos avances en cubiertas orgánicas, soluciones de atirantamiento de ingeniería y el uso de paneles solares, se ha conseguido un edificio perfectamente mimetizado con el entorno que se convierte en parte integral del paisaje. De hecho, desde uno de los accesos por carretera, el visitante que accede por primera vez no ve ninguna construcción, sino que le parece avanzar hacia una colina.
El centro de Kawakawa es uno de los seis edificios integrados en el proyecto "Six Green Stars" que promueve la defensa del medioambiente desde el conocimiento y la conservación de las costumbres tribales. Así, la planta del edificio recuerda la forma de un útero, y su única entrada evoca el corte de una cesárea ya que, desde hace 600 años, este es el modo en que los bebés de la tribu Ngati Hine vienen al mundo. El interior de la guardería-escuela, con materiales modulares, se organiza recordando las "cajas del tesoro", los lugares en que se guardaban las reliquias y posesiones más importantes en las construcciones tradicionales.
Como hemos comentado otras veces en otras entradas, los promotores de esta iniciativa también comparten la idea de que la mejor manera de implicar a las nuevas generaciones en el respeto a la biodiversidad o la defensa del medio ambiente, pasa por actualizar y poner en valor la rica herencia cultural de su propia comunidad. Y como demuestran las tendencias de pensamiento "glocal" (apostar por lo propio como valor de intercambio en un mundo globalizado) lo más diferenciado es, muchas veces, lo que más nos acerca a los demás. Este edificio de herencia maorí hubiera hecho las delicias de Tolkien, y sin duda cualquiera de sus millones de lectores en todo el mundo, al contemplarlo, evocará el famoso principio de "El hobbit": "en un agujero en el suelo vivía un hobbit".

2 de enero de 2015

MAS CONTACTO HUMANO, MENOS DEPENDENCIA DEL MÓVIL

El cambio de año es época de hacer balance y de organizar listas de objetivos para los próximos doce meses. Aprender un idioma, hacer algo más de ejercicio, dejar de fumar... son algunos de los "buenos propósitos" típicos de estas fechas. Además de desear a todos nuestros amigos y colaboradores, un 2015 lleno de felicidad y buenas noticias, desde As Salgueiras nos atrevemos a añadir una propuesta a esa lista de deberes pendientes: aumentar el tiempo que dedicamos al contacto humano y conseguir reducir o al menos controlar, el tiempo que pasamos pendientes de nuestros teléfonos o dispositivos móviles.


Quienes seguís este blog sabéis que con una cierta asiduidad subimos noticias relacionadas con el riesgo que el abuso de las nuevas tecnologías suponen para el desarrollo de las relaciones interpersonales. Hace pocos días, medios de comunicación de todo el mundo, desde el New York Times hasta La Voz de Galicia, recogían los resultados de un informe del International Journal of Neuropsychotherapy. Según este estudio, un 25% de los usuarios de móviles reconoce que su pareja usa el móvil como distracción cuando están juntos y cerca de un 10% admiten que la cantidad de tiempo que uno de los dos pasa conectado se ha convertido en una fuente de discusiones. Según el diario americano, se dan ya casos de parejas urbanitas que hacen la compra juntos a través del teléfono, recorriendo diferentes secciones y consultándose a través de mensajes al móvil. De hecho, en muchas grandes ciudades han surgido ya movimientos de amigos partidarios de controlar el uso de móviles, que organizan cenas u otras actividades en los que no se puede llevar el móvil. En algunos restaurantes y locales de ocio, se apuesta por la fórmula de dejar los móviles en la entrada (incluso se ofrecen cargadores) para recuperarlos tras la cena o la función.

Según los psicólogos, este procedimiento de generar espacios (o sea, tiempos) sin móvil, resulta adecuado, aunque advierten que parece más difícil cumplirlo en el propio domicilio. Si con un grupo de amigos surge el compromiso de respetar un pacto, en la intimidad es más fácil autodisculparse recurriendo al clásico "no es para tanto" y tener la tableta a mano todo el tiempo. Es cierto que compartir contenidos digitales o ver juntos una serie en una tableta puede unir a las parejas, y si dos personas leen juntos, parece poco relevante que uno de ellos lo haga en formato electrónico en lugar de sostener un libro de papel. Pero no está de más recordar, ahora que empieza un año, que si las tabletas nos acercan un mundo lejano, no deberían alejarnos de quienes tenemos más cerca. Porque cuando las apagamos, o cuando se cae la red, quienes siguen ahí son nuestros familiares, nuestros amigos, nuestros compañeros. Personas a las que conocemos mejor sin la intermediación de una pantalla. Personas que, como nosotros mismos, valoran más una caricia, un rato de café y conversación o una simple palmada de ánimo, que cualquier emoticono, por muy divertido que sea su diseño.