31 de octubre de 2013

DISEÑO LOCAL, RECONOCIMIENTO GLOBAL

El estudio coruñés de arquitectura Barge Bouza ha recibido una de las tres menciones de honor otorgadas en el último premio internacional de arquitectura Barbara Cappochin, que organiza la fundación del mismo nombre, con sede en Padua, Italia. El proyecto premiado ha sido el edificio para el Centro de formación e interpretación de valores culturales y etnográficos del Mandeo, construido en el concello de Curtis (A Coruña). El jurado valoró sobre todo la capacidad del edificio para integrarse en el medio sin mimetizarse con él, esto es, manteniendo su propia personalidad constructiva. y demostrando así "que se puede traducir la geometría en elementos originales bien integrados en el paisaje".



El jurado señala en el fallo que el centro evoca la idea de una cabaña que se entremezcla con los árboles. Sin duda, para quienes conocen la etnografía del noroeste, lo que el perfil del edificio recuerda son las formas de los palleiros tradicionales de los montes gallegos. Una prueba más del valor universal de lo local. Es cierto que a la hora de interpretar el fenómeno de la globalización, la interpretación más frecuente se basa en la idea de "pensar en términos globales para actuar después en un marco local", en el entorno físico más inmediato. Pero ejemplos como este premio demuestran que la inversa también funciona. Que en un mundo cada vez más interconectado, la defensa de lo autóctono, de las costumbres y las formas tradicionales, de todo aquello que confiere a un lugar su carácter especial, es también un valor apreciado. Ser local es una de las mejores maneras de ser cosmopolita. Apostando por reformular lo propio, podemos alcanzar el éxito en el mercado global.

As Salgueiras nació, en su realidad física, como un proyecto de recuperación de un territorio concreto, un pequeño valle en el nacimiento del río Anllóns, al lado de Cerceda, en el interior de la provincia de A Coruña. Un espacio con una historia de usos agrarios y ganaderos que marcaron la identidad de las 30 hectáreas de terreno que hoy ocupa nuestro proyecto. Lo primero que hicimos al adquirir el terreno fue encargar un plan director de conservación del medio natural y el paisaje. Asumiendo esa inversión inicial, creíamos que desde el primer momento dejábamos clara nuestra defensa de la importancia de la psicología ambiental y la biofilia como colaboradores en la salud de las personas. En As Salgueiras quisimos, primero, recuperar un entorno, y luego ponerlo al servicio de todos, como un espacio de conocimiento, de debate, de integración. El recuerdo de los usos ganaderos nos llevó, como una consecuencia casi lógica, a la apuesta por las terapias equinas. Y aquí seguimos, escuchando lo que nos enseñan la naturaleza, los animales, y las personas que ocuparon estos campos antes que nosotros.

Todo este conocimiento se traduce en proyectos concretos, en colaboración con centros de atención a discapacitados, con colegios, con colectivos o empresas que comparten nuestra filosofía y nuestra preocupación por la biofilia. Es el caso del arquitecto Juan Seara y del paisajista Francisco Figueroa, que colaboraron con nuestro patrocinador, Galopín Parques, en el diseño de diferentes áreas de juego en el curso del Mandeo, desde Sobrado a Ponte Aranga. En su proyecto apostaron por el uso de elementos y materiales tradicionales, que inviten a contemplar el paisaje, en lugar de competir con él. Mirar con atención supone siempre descubrir algo nuevo. Mirar a nuestro pasado, a nuestro patrimonio, a nuestro entorno puede descubrirnos, incluso, nuevos caminos hacia el futuro.

25 de octubre de 2013

CAFÉ CON GATOS



Hace apenas unos días abría sus puertas al público en Madrid La Gatoteca un peculiar establecimiento de hostelería en el que los clientes, niños o adultos, pueden disfrutar de su consumición mientras juegan, acarician o simplemente contemplan las evoluciones de los gatos que deambulan libres por el amplio local de unos 150 metros cuadrados. Detrás de la iniciativa se encuentra Abriga, la Asociación Benéfica para la Recogida e Inserción de Gatos Abandonados. Sus responsables consideran que la idea permite que personas que no disponen de tiempo para cuidar una mascota en sus hogares, puedan pasar un rato disfrutando de la compañía de un animal. También para que los más pequeños de la familia tengan sus primeros contactos con un animal, aprendan a cuidarlo, a respetar sus hábitos y desarrollen modelos de juego con animales domésticos. La experiencia tiene así un marcado carácter formativo, ya que el personal de Abriga se encarga de informar a los visitantes de La Gatoteca acerca de las costumbres de los gatos, sus peculiaridades, sus necesidades alimenticias, sus enfermedades más frecuentes.

Las gatotecas nacieron en el año 2004 en Seúl, Corea del Sur, y han conocido un enorme éxito sobre todo en Japón, país en el que existen ya más de 180 establecimientos de este tipo, un tercio de los cuales se ubica en Tokyo. En esta ciudad, los estatutos de la mayoría de las comunidades de vecinos prohiben expresamente la tenencia de mascotas en los domicilios, así que los japoneses se han acostumbrado a acudir a un cat cafe para pasar un rato en compañía de los felinos. Preguntados por este hábito, los japoneses consideran que la compañía de los gatos favorece la meditación y tiene un efecto terapéutico.

En As Salgueiras, donde hemos adoptado la terapia con caballos para trabajar con niños y adultos con necesidades especiales, conocemos bien los beneficios que reporta a la salud el trato con animales. La Fundacion Livestrong considera que "tener una mascota es la inmunoterapia de la naturaleza" y, según sus estudios, los niños que tienen una mascota en sus hogares asisten de media 3 semanas más a clase al año, esto es, son menos vulnerables a los virus y enfermedades típicas de la etapa escolar. Los cardiólogos atestiguan también los beneficios de la compañía animal: según el American Journal of Cardiology, en un estudio realizado con 400 pacientes que habían sufrido ataques al corazón, las posibilidades de supervivencia un año después eran 9 veces mayores para aquellos que tenían una mascota. La universidad de Bethesda cuenta con estudios que demuestran que el contacto con animales tiene beneficios contra el stress y en el Reino Unido un estudio considera que, en términos generales, la salud mejora a los 10 meses de tener un animal doméstico.

En España, 6 de cada 10 hogares tienen una mascota, con casi 5 millones de perros, 3,5 de gatos, 4 millones de pájaros y 6,5 de peces y tortugas como cifras destacadas. Pero es cierto que en muchas ciudades, los modos de vida contemporáneos limitan la posibilidad de cuidar un animal doméstico. Además, la falta de una información adecuada, provoca los tristes casos de abandonos de mascotas que reflejan no solo un fallo en la moral del tejido social, sino que pueden provocar desde accidentes de tráfico a problemas de salubridad, por la formación de colonias de animales abandonados no sometidos a control veterinario. Así que iniciativas que permiten el contacto a tiempo parcial con los animales pueden ser una buena alternativa, tanto si no se dispone de tiempo para cuidar una mascota como si se desea aprender antes de animarse a contar con una. Una decisión que recomendamos ya que como dijo Edward Creagan, oncólogo de la prestigiosa clínica Mayo, "una mascota es un medicamento sin efectos secundarios". Vamos, que debemos tomar de vez en cuando un café con gatos (o con cualquier otro animal) para poner unas gotas de salud en nuestra vida.



18 de octubre de 2013

VOLVER A LAS RAICES


Cada cierto tiempo, escritores, cineastas, pintores y, en general, todos aquellos que desarrollan un trabajo creativo, expresan su deseo de “volver a las raíces”. Con esta frase de sentido figurado se alude a la necesidad de abandonar lo hecho en los últimos años para renovarse, para simplificar, para recuperar los motivos originales que llevaron al creador a desarrollar su trabajo en primer lugar o restaurar la relación con una tradición anterior de la que el artista se considera heredero y de la que, temporalmente, se ha desviado. Sin embargo, y si lo que deseamos es renovar nuestra capacidad creativa, la frase puede tener un sentido casi literal. Volver a las raíces, sentarnos bajo un árbol, pasear al borde del mar, esto es, restaurar el contacto con la naturaleza que hemos perdido como urbanitas del siglo XXI, se traduce en mejoras no sólo en nuestra salud sino en nuestro rendimiento laboral, nuestra creatividad y la capacidad para restaurar nuestro equilibrio mental.



Esta es al menos la tesis defendida por el profesor y periodista Richard Louv, autor del best seller “Last child in the woods”, que ha formulado la teoría del “síndrome del déficit de Naturaleza”. Louv considera que factores como la generalización de los modos de vida urbanos o la cultura del miedo generalizado, que hace que los padres consideren poco seguro que sus hijos jueguen al aire libre, están alejando a las nuevas generaciones de los entorno naturales. En clave americana, Louv señala que los niños están perdiendo experiencias como la de jugar en una casa en un árbol, algo que podríamos adoptar a nuestro entorno con la pérdida de las visitas a la aldea de los mayores y la colaboración ocasional de los pequeños urbanitas en tareas agrarias y cuidar o dar de comer a vacas o gallinas. Louv cita un estudio de la universidad de Kansas que evalúa los beneficios cognitivos derivados de un ejercicio tan sencillo como una excursión con mochila durante tres días. Los jóvenes que participaron en la actividad mostraron más creatividad y mejores habilidades cognitivas. Del mismo modo, los pacientes de hospital que pueden ver desde sus habitaciones un paisaje natural se curan antes que aquellos que no tienen dichas vistas. 
 
Louv considera que el contacto con la naturaleza debería considerarse uno de los derechos humanos y cita como fecha importante el año 2008, en el que oficialmente la mayoría de la población del planeta pasó a vivir en entorno urbanos en lugar de rurales. Louv considera que es imprescindible diseñar un nuevo modelo de ciudad que incorpore los criterios de la biofilia. La naturaleza no puede reducirse a un parque que se visita una hora a la semana, sino que debe incorporarse a nuestra vida, nuestro trabajo, nuestras barriadas o nuestros edificios. Restaurar la vegetación autóctona puede ser otra herramienta importante, para recuperar la población de insectos o restaurar las rutas tradicionales de las aves migratorias. Además, considera que el sistema educativo debería incrementar el número de excursiones y salidas al campo, no como una distracción o un descanso del programa curricular, sino como parte fundamental del mismo.



Richard Louv (1949) ha ejercido el periodismo durante casi 25 años en San Diego. Actualmente es más conocido como autor de diferentes libros que analizan la importancia de la conexión con la naturaleza en aspectos como el desarrollo cognitivo, la salud o la creatividad. Puedes conocer mejor su trabajo en el siguiente enlace con su sitio web: Richard Louv

11 de octubre de 2013

Menos móvil = Más realidad


Los números son contundentes: la mitad de los menores de 10 años que viven en la Unión Europea utilizan el teléfono móvil. En España, según los datos del Estudio sobre seguridad y privacidad en el uso de los servicios móviles por los menores españoles, elaborado por Inteco, la edad de inicio oscila entre los 10 y los 12 años, con la realización de fotografías, el acceso a las redes sociales y a los juegos como usos más extendidos. Frente a este virus de la conexión telefónica permanente, padres y consumidores se esfuerzan por fomentar un consumo responsable de tiempo, gasto y servicios. Cerca de un 20% de los menores aseguran haber sufrido algún tipo de estafa o fraude a través de su móvil. Asimismo, padres, pedagogos y  unidades especializadas de las fuerzas de seguridad, trabajan para atajar fenómenos como el ciberacoso, la difusión de datos de la intimidad de los menores o el acceso de éstos a contenidos de carácter sexual inapropiado para su edad.
 
Junto con estos riesgos bien conocidos, la omnipresencia de los teléfonos móviles presenta otras implicaciones cognitivas y educativas que conviene analizar. En ocasiones se menciona la moda japonesa de los hiquicomoris, adolescentes que se encierran en sus habitaciones y solo se relacionan con el mundo a través de sus terminales de ordenador, como un ejemplo extremo de los riesgos del abuso de las nuevas tecnologías. Convendría que nos preguntáramos si la presencia masiva del móvil no nos convierte, a nosotros y a nuestros hijos, en un nuevo tipo de hiquicomoris, capaces de salir de la habitación, pero incapaces de interactuar con el mundo sin el filtro del teclado virtual o la cámara de nuestro teléfono móvil.

En la etapa final de la infancia y durante la adolescencia, se producen una serie de cambios fisiológicos y psicológicos claves en el desarrollo personal. Buena parte de estos cambios se realizan a partir de un proceso de aprendizaje que implica un nuevo modo de aprehender el mundo. El desarrollo invita a interactuar de un modo nuevo con el entorno y con nuestros semejantes. El niño se siente capaz de probar nuevas cosas, de renovar su interacción con el entorno, de intentar nuevos retos. Desde el incremento de la autonomía personal a las primeras relaciones sentimentales, todo pide una mayor implicación del sujeto, una mayor reflexión acerca de qué y el porqué de las cosas.

Del mismo modo que jugador y espectador son papeles diferentes, actuar pendiente de fotografiar lo hecho con un teléfono móvil distorsiona el modo de actuar. Los grandes reporteros gráficos señalan que la cámara marca una distancia entre ellos y la realidad que retratan. Esta distancia, que permite a un adulto realizar fotos en un campamento de refugiados o en una tragedia ferroviaria, puede resultar negativa para menores que, en un momento clave de su desarrollo, necesitan implicarse en sus experiencias, hablar con sus semejantes. Las fotos de una visita al campo no pueden sustituir la experiencia de subir a un árbol o acariciar a un animal; el intercambio de mensajes breves no sustituye a una conversación; tener 5.000 amigos en las redes sociales no elimina la sensación de soledad; un broma pesada recogida en vídeo se despersonaliza y se diluye el malestar que puede haber causado; un beso colgado en Facebook deja de ser magia entre dos para ser consumo de todos.

En Nueva York, ese gigantesco laboratorio humano, empiezan a ser frecuentes las invitaciones a bodas o actos de todo tipo que explicitan la prohibición de llevar móvil. Y en muchos restaurantes se ha puesto de moda un juego que consiste en dejar los móviles en el centro de la mesa. El comensal que no resiste la tentación y contesta una llamada o coge el móvil para realizar una foto, debe pagar la cena. Parece oportuno que pensemos también en diseñar espacios y horarios sin móvil para los menores. Porque no necesitan mirar el mundo sino zambullirse en él.

4 de octubre de 2013

800 kilómetros por un amigo





Ya lo decía Konrad Lorenz (1903-1989, premio Nobel en 1973), padre de la etología y uno de los primeros estudiosos del comportamiento animal: el mejor invento de la humanidad no ha sido la rueda, sino el perro. La historia y la literatura están llenas de ejemplos de la fidelidad, del amor, de la compañía y del servicio que el perro ha prestado a los humanos desde que ambos unieron sus destinos. Por desgracia, son también frecuentes las noticias en sentido opuesto, los casos de maldad extrema del hombre hacia su mejor amigo: cachorros regalados en Navidad y abandonados en verano, crueles matanzas de galgos tras la temporada de caza, peleas de perros con apuestas de por medio… Por eso estos días nos ha reconfortado la noticia de Ana y Sergio, una pareja sevillana que se vino hasta Cangas a buscar (y afortunadamente a recuperar) a “Lara”, la perra que habían perdido. Porque 800 kilómetros de viaje no son nada comparados con el amor de una mascota.

El modo en que una sociedad trata a los animales nos dice mucho de su grado de desarrollo, de los valores que fomenta, del discurso que quiere transmitir a las siguientes generaciones. Es cierto que el hombre se convierte en tal a medida que el proceso evolutivo y el desarrollo cultural le alejan del reino animal. Pero este proceso de separación no puede desembocar en el extrañamiento, en el menosprecio o en la crueldad. En As Salgueiras tenemos la oportunidad de poder observar de primera mano los beneficios que el trato con animales supone para personas aquejadas de distintos tipos de dolencias. El contacto con la naturaleza, con otras formas de vida, supone una fuente de equilibrio personal, social y sanitario al que no podemos ni debemos renunciar. Los humanos tenemos que cuidar a los animales para que estos puedan cuidarnos a nosotros.

Inventar procede del latín “invenire”, que significa encontrar. Puede decirse que el hombre solo completa su proceso de evolución cuando se (re)encuentra con los animales. Cuando es capaz de establecer con ellos una relación de respeto y comprensión que le permite entenderse mejor a sí mismo y al mundo que le rodea. Un mundo que el hombre ha descubierto siempre en compañía de su perro.
 
Puedes leer la historia completa de Ana, Sergio y “Lara” en este enlace
  

La noticia lleva la firma del periodista Christian Casares y le hubiera encantado a su padre Carlos Casares (1941-2002), magnífico escritor y profundo conocedor de los lazos que se establecen entre las personas y los animales


1 de octubre de 2013

La vuelta al cole, la vuelta al juego





El inicio del curso escolar marca para las familias de 7 millones de estudiantes el arranque de un nuevo año. Tras el descanso estival, los padres vuelven a preocuparse por los libros, el material, los uniformes. El inicio de la guardería, el final de primaria, la llegada al instituto… todas las etapas generan sus propias inquietudes, diferentes y a la vez parecidas. Las matemáticas, el inglés, la necesidad de acertar en una formación que prepare en lo personal y siente las bases de una futura carrera profesional.

Sin embargo, corremos  el riesgo de que la preocupación por el estudio, por lo académico o por las actividades extraescolares nos lleve a relegar una necesidad básica en el desarrollo y la formación de los niños: el juego. Ahora que escasea el tiempo libre y que los días se vuelven grises o lluviosos, es cuando debemos pensar cómo y dónde van a jugar nuestros hijos, nuestros alumnos, durante los nueve largos meses que dura el curso. ¿Es adecuado el patio del colegio? ¿Tenemos cerca un parque o un espacio en el que puedan jugar con el menor riesgo posible? ¿Qué tiempo reservamos al día para el juego?

Junto con la preocupación por la formación académica, la apuesta por las actividades extraescolares (un idioma, un deporte, un instrumento) lleva en muchas ocasiones a sobrecargar la agenda diaria de los más pequeños, que acaban “trabajando” más horas que los adultos. Sin duda, la práctica de una actividad artística ayuda al niño a relajarse de la jornada escolar; el deporte es una fuente de valores y de bienestar en la lucha contra el sedentarismo; y aprender un idioma puede ser una experiencia tan divertida como fascinante, ya que descubre una nueva manera de ver el mundo.

Pero el desarrollo de los niños no puede centrarse solo en la asistencia, como alumnos, a actividades regladas en las que una serie de adultos los guían, les preguntan, gestionan su tiempo o sus respuestas. Es imprescindible para el desarrollo que los niños dispongan de tiempo para jugar libres, para jugar con sus iguales. Para organizar su juego, descubrir nuevas reglas, dejar volar su imaginación y evolucionar bajo la tutela de adultos que velen sólo por su seguridad, sin inmiscuirse en sus procesos de interrelación. A diferencia de lo que ocurre después, en la vida de los adultos, en el juego libre, la forma de los objetos no prefigura su función. Un palo puede ser un bastón, una espada o un bate (de béisbol o billarda). Un tobogán, la salida de un gran premio, una montaña que escalar o un trineo en el que bajamos todos juntos. Jugar es siempre crecer, descubrir el mundo y, sobre todo, descubrir recursos propios, físicos y psicológicos, que a veces no llegan a utilizarse del todo en la escuela.

Por eso, porque se acabó el verano, porque empieza el curso, porque hay tanto que estudiar, septiembre tiene que ser el mes del juego, el momento de recordar que una de las cosas más valiosas que podemos darle a un niño es, simplemente, tiempo para jugar y lugares adecuados para hacerlo.