4 de octubre de 2013

800 kilómetros por un amigo





Ya lo decía Konrad Lorenz (1903-1989, premio Nobel en 1973), padre de la etología y uno de los primeros estudiosos del comportamiento animal: el mejor invento de la humanidad no ha sido la rueda, sino el perro. La historia y la literatura están llenas de ejemplos de la fidelidad, del amor, de la compañía y del servicio que el perro ha prestado a los humanos desde que ambos unieron sus destinos. Por desgracia, son también frecuentes las noticias en sentido opuesto, los casos de maldad extrema del hombre hacia su mejor amigo: cachorros regalados en Navidad y abandonados en verano, crueles matanzas de galgos tras la temporada de caza, peleas de perros con apuestas de por medio… Por eso estos días nos ha reconfortado la noticia de Ana y Sergio, una pareja sevillana que se vino hasta Cangas a buscar (y afortunadamente a recuperar) a “Lara”, la perra que habían perdido. Porque 800 kilómetros de viaje no son nada comparados con el amor de una mascota.

El modo en que una sociedad trata a los animales nos dice mucho de su grado de desarrollo, de los valores que fomenta, del discurso que quiere transmitir a las siguientes generaciones. Es cierto que el hombre se convierte en tal a medida que el proceso evolutivo y el desarrollo cultural le alejan del reino animal. Pero este proceso de separación no puede desembocar en el extrañamiento, en el menosprecio o en la crueldad. En As Salgueiras tenemos la oportunidad de poder observar de primera mano los beneficios que el trato con animales supone para personas aquejadas de distintos tipos de dolencias. El contacto con la naturaleza, con otras formas de vida, supone una fuente de equilibrio personal, social y sanitario al que no podemos ni debemos renunciar. Los humanos tenemos que cuidar a los animales para que estos puedan cuidarnos a nosotros.

Inventar procede del latín “invenire”, que significa encontrar. Puede decirse que el hombre solo completa su proceso de evolución cuando se (re)encuentra con los animales. Cuando es capaz de establecer con ellos una relación de respeto y comprensión que le permite entenderse mejor a sí mismo y al mundo que le rodea. Un mundo que el hombre ha descubierto siempre en compañía de su perro.
 
Puedes leer la historia completa de Ana, Sergio y “Lara” en este enlace
  

La noticia lleva la firma del periodista Christian Casares y le hubiera encantado a su padre Carlos Casares (1941-2002), magnífico escritor y profundo conocedor de los lazos que se establecen entre las personas y los animales


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