31 de marzo de 2012

"AMAR NOS CURA"

"GALOPÍN", "ÉVORA" y la mula "PAQUITA" pastando al fondo de la imagen

El Platero, el Galopín y el Bufardo, son los caballos más queridos por los niños que hacen hipoterapia.
Haciendo justicia, caso aparte es el del pequeño Enrique, pues desde que un día pudo montar el azabachado Zézere –uno de los garañones-, no habla de otro caballo.
Todos los niños tienen su preferido y nunca se olvidan de traerle una manzana o una zanahoria cuando vienen todas las semanas a su sesión terapéutica.                                                                                                            
"JACINTO"
Para ellos, su caballo es el más bonito y pocos se fijan en los dos burritos Jacinto y Rosita o en la mula Paquita. Sin embargo, además de agasajarnos con su simpática estampa correteando por las praderas entre la manada de caballos, tienen otra función muy importante en As Salgueiras.
Me han contado que los burros tienen un ritmo más pausado a la hora de procesar la información y que esta sutil diferencia con los caballos, les hace ideales para las TAA (terapias asistidas por animales) colaborando -por ejemplo- en el tratamiento terapéutico de los enfermos de Alzheimer.
"ROSITA"
Me han dicho que tienen una facultad portentosa para despertar  emociones, afecto y ternura en las personas que los abrazan o los cepillan y que la causa de sus beneficios terapéuticos, no es tanto por el recorrido que siguen los pacientes al guiar a los burros por un circuito diseñado para estas terapias, sino por el efecto que las emociones causan en el cortex cerebral muy cerca del hipotálamo. Al parecer, éste último es el que se ve afectado por el Alzheimer, y la zona del cerebro que está en contacto con éste, se estimula con las emociones y el afecto que despiertan en las personas, beneficiando así la zona dañada, con la estimulación que se produce en su entorno.
La conclusión es maravillosa: al dar afecto, al amar, la zona afectada del cerebro  disfruta  de una mejoría.
                                                      Es decir: Amar nos cura...     
No hace mucho, una señora trajo a  su anciano padre -paciente de Alzheimer- a ver las vacas y los caballos. Caminaban un pequeño tramo y se paraban mirando el paisaje.  La hija aprovechaba el descanso para preguntarle al padre si se sofocaba, si lo pasaba bien y antes de reemprender la marcha, le daba un beso en la mejilla y lo acariciaba tiernamente. Yo me fijé en la cara de aquel anciano y me pareció que disfrutaba mucho de esos momentos, pues reflejaba con diáfana expresividad, serenidad y dicha.
En aquel momento -aunque lo intuía- no sabía que esta probado que cada beso y cada caricia, era   un remedio  que servía para  aliviar su enfermedad.




4 comentarios:

  1. Impresionante relato...muy emotivo!!!...felicidades por la magnifica obra social que estáis emprendiendo.
    Saludos.

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  2. Precioso artículo. Además pone de relieve uno de los hechos para mi más conmovedores y a la vez más duros de las demencias: en la mayor parte de los enfermos se conservan las emociones y deseos básicos más primitivos de ahí la importancia de mantener la afectividad de los enfermos hasta el último momento y, sobre todo, “darles mucho cariño” pues ese va a ser un lenguaje que siempre van a reconocer.
    Me acuerdo de lo que dijeron en el congreso de "Demencia y emociones" que es fundamental la observación, por parte de los cuidadores y profesionales, de cómo se producen las emociones en estos enfermos y la realización de pruebas para identificar emociones, por ejemplo, a través de fotografías.

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  3. el amor, en todas sus acepciones, produce la liberación de hormonas con efectos muy poderosos tanto para las personas sanas como para aquellas en las que esta apreciada virtud ha sido alterada. Una de ellas es, como ya se ha comentado en entradas anteriores, la oxitocina. La oxitocina es una hormona fascinante que se segrega -entre otras situaciones- cuando estamos enamorados, en el amor fraternal, en el abrazo sincero entre amigos y cuando interaccionamos con animales. Es la hormona de la confianza, y por poner un ejemplo de su importancia, los publicistas se les hace la boca agua cuando se habla de su posible dispensación en sprays para la gente con timidez. Imagínense que en los centros comerciales hubiese "carta blanca" para dispensarla a modo de ambientador...las ventas estarían aseguradas. Esto, que parece una elucubración cuasi paranoica, ha sido motivo de sospechas entre asociaciones de consumidores de los EE.UU.
    Así que, aprovechemos a nuestros amigos los animales, que siempre están dispuestos a dejarse amar, para producir en nosotros la descarga gratuita de entres otras, la poderosa oxitocina.
    Ser Ortigueira

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  4. No me extraña que los padres expresen su agradecimiento a todos los que trabajan en la Fundación As Sagueiras, aunque entiendo que la mayor alegría es ver los progresos fisiológicos y emocionales de cada niño.
    Felicidades a todos.

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