11 de julio de 2014

EL ARTE DE JUGAR

El verano puede ser la ocasión ideal para hacer una escapada a Madrid y visitar en el Museo Reina Sofía la exposición "Playgrounds. Reinventar la plaza", que estará abierta al público hasta el 22 de septiembre. Comisariada por Manuel Borja-Villel, Tamara Díaz y Teresa Velázquez, esta muestra interdisciplinar recurre a la fotografía, la pintura, la escultura y otros soportes para mostrar los aspectos socializadores, transgresores y políticos del espacio público. Desde la tradición milenaria de los carnavales, presentes en diferente forma en multitud de culturas, hasta las últimas tendencias en el diseño de espacios públicos, la exposición invita a reflexionar sobre la importancia de contar con un tiempo y un espacio dedicados al juego, al ocio libre, como contraposición al tiempo reglamentado del trabajo.

La exposición reúne más de 300 obras de artistas como Karel Appel, Vito Acconci, Bernardo Bertoluci o Maruja Mallo, por citar solo algunos, y se articula en torno a dos grandes ejes filosóficos. De una parte, muestra la evolución histórica de la organización de plazas y espacios de juego desde la segunda mitad del siglo XIX, con la generalización de los principios del urbanismo moderno, hasta nuestros días. Con hincapié en aspectos quizá poco conocidos, como el impacto que las dos posguerras mundiales tuvieron en la posibilidad de recuperar para uso público espacios destrozados por las contiendas.

Sad playground. Peter Fischli

Además, la muestra es un repaso por la concepción del espacio de juego como un espacio público, compartido, un bien común que diseñamos y disfrutamos entre todos, a diferencia de lo que ocurre con los distintos ámbitos privados que todos recorremos en nuestro día a día familiar o laboral. La muestra contiene así abundantes ejemplos de áreas de juego diseñadas o reclamadas por movimientos vecinales, una denuncia explícita en contra de los movimientos del urbanismo especulativo y define también el modo en que corrientes como la democracia participativa, la ecología o la defensa de la biodiversidad se han ido incorporando como valores a la hora de diseñar espacios de juego.

En Galopín hemos tenido el orgullo de ver algunas de nuestras creaciones incluidas en exposiciones del Marco de Vigo. Es cierto que el lugar de los juegos está en la calle, al servicio de los más pequeños. Pero elevar un momento el juego a la categoría de arte nos permite recordar la importancia de esta actividad que nos hace verdaderamente humanos, como dijo Johan Huizinga, y nos permite mirar desde un ángulo diferente nuestro trabajo para poder seguir mejorando.

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