24 de julio de 2014

SALTAR, MIRAR O SIMPLEMENTE QUEDAR

Seguro que recordáis que hace unas semanas hablamos de la importancia de emplear la pedagogía como herramienta básica a la hora de diseñar una zona de juegos. Y estos días, una entrada en Playscapes insistía en la misma idea al destacar el trabajo realizado en la zona de juegos del colegio de Slangerup por el estudio de arquitectura danés KATOxVictoria. Situada a una hora de camino de Copenhague, la escuela secundaria de Slangerup (con alumnos de 12 a 16 años de edad), carecía de una zona de juegos adecuada. Los diseñadores se enfrentaban al doble reto de diseñar un espacio atractivo para una franja de edad especialmente compleja, y hacerlo además con un presupuesto limitado. 


En las imágenes se puede ver el acierto de la propuesta. Y, sobre todo, su perfecto conocimiento de los patrones de comportamiento que definen la adolescencia. Para Hiroshi Kato y Victoria Dieter Bennetzen, responsables del estudio, la adolescencia es una etapa en la que a los jóvenes les gusta al mismo tiempo "presumir, mirar o simplemente estar en el mismo entorno que sus semejantes sin hacer nada". Por eso, el espacio que diseñaron concede una importancia especial a los graderíos, asientos y, en general, zonas en las que sentarse, reunirse, quedar. La adolescencia es además una etapa de descubrimiento. De afirmación del propio yo, de establecimiento de un modo de relacionarse con los demás y de definición de una manera de estar en el mundo. Por ello, y junto con zonas de uso tipificado, como canastas de baloncesto o una pista de skate, el proyecto incluye elementos de uso libre, como bloques a distintos niveles, barras horizontales y verticales, zonas con arena para amortiguar saltos o piruetas...


Conocedores del segmento al que se dirigen, los diseñadores de KATOxVictoria parten de fórmulas infantiles como las jaulas de barrotes y saben transformarlas para diseñar elementos nuevos en un espacio austero, que plantea a los adolescentes el reto y la incógnita de un uso no evidente. Como si el área de juego le dijera al joven "demuéstrame qué sabes hacer". La decoración se ajusta también al carácter preadulto de los usuarios. Desaparecen casi por completo los colores vivos y todo se limita al juego de grises entre la piedra, el hormigón y el metal. Las líneas tectónicas y ortogonales se imponen y se omite cualquier referencia a plantas, animales o personajes infantiles.


Los laberintos cerrados (típicos en los locales dedicados a las fiestas de cumpleaños de los más pequeños) crecen, se complican y salen al exterior con un resultado que evoca, en cierto modo, las soluciones del centro cultural Pompidou y otras fórmulas de la arquitectura de vanguardia. Al final, nada le recuerda a los adolescentes al niño que se esfuerzan en dejar atrás; pero todo les propone que sigan jugando, que desarrollen nuevas formas de jugar y de socializarse para poder seguir creciendo de modo saludable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario en As Salgueiras