20 de abril de 2018

JUGAR ES APRENDER

Hace unos días, leíamos en el diario El País un reportaje que reivindicaba la necesidad de que los niños jueguen al aire libre como parte integral de su desarrollo. Nos llamó la atención una frase contundente, que nos recuerda que el sistema nervioso sirve, sobre todo, para moverse. Con cierta frecuencia, y cada vez a edades más tempranas, tendemos a contraponer de forma errónea el estudio y el juego. El primero sería el que proporciona al niño conocimientos; el segundo, un pasatiempo necesario para su bienestar pero poco formativo. Como el estudio se realiza en ámbito cerrado (aula, casa) y con material específico (libros, ordenadores, libretas), se tiende a minusvalorar o sencillamente ignorar, la importancia formativa del contacto con la naturaleza y el juego al aire libre. Y se olvida así el elemento formativo que implican acciones como subir a un árbol, correr o lanzar piedras a un charco.



El desarrollo de un niño requiere la capacidad de recibir e interpretar estímulos; de valorar riesgos y aprender a superar retos; de aprender a aburrirse cuando está solo y de aprender a relacionarse con otros niños de diferentes edades... todo esto se consigue a través del juego al aire libre. En los últimos años se detectan cada vez más casos de niños con episodios de ansiedad o depresión. Niños que se siente frustrados ante el menor contratiempo porque nadie les ha enseñado a equivocarse. Si nos empeñamos en tener a los menores siempre protegidos, sin que se caigan de la bicicleta, se arañen con una rama o tengan que dejar una piedra que no pueden levantar porque pesa demasiado, estaremos formando personas incompletas. Personas que interpretan como normal el éxito al primer intento y que se sienten cuestionados ante la menor crítica o un pequeño fracaso. El juego es, sobre todo, un sistema de prueba/error, que nos enseña a perseverar en el intento para llegar del fracaso al éxito. Intentamos hacer un castillo en la playa, pero si lo hacemos muy cerca del agua, las olas se lo llevan; demasiado lejos, la arena no está húmeda. Tenemos que pensar y buscar el lugar adecuado y, si queremos acabar antes, llamar a amigos que nos ayuden. Porque jugar es aprender, a convertirnos en nosotros mismos y a relacionarnos con los demás.

PLAYING IS LEARNING
A few days ago, we read in the newspaper El País a story that claimed the need for children to play outdoors as an integral part of their development. We were struck by a strong phrase, which reminds us that the nervous system serves, above all, to move. With some frequency, and every time at younger ages, we tend to erroneously contrast study and play. The first would be the one that provides the children with knowledge; the second, a hobby necessary for their well-being but not very formative. As the study is carried out in a closed environment (classroom, home) and with specific material (books, computers, notebooks), there is a tendency to underestimate or simply ignore the formative importance of contact with nature and outdoor play. And the training element that involves actions such as climbing a tree, running or throwing stones in a puddle is forgotten.

The development of a child requires the ability to receive and interpret stimuli; to assess risks and learn to overcome challenges; to learn to get bored when alone and to relate to other children of different ages ... all this is achieved through outdoor play. In recent years, more and more cases of children with episodes of anxiety or depression have been detected. Children who feel frustrated at the least trouble because nobody has taught them to be wrong. If we insist on having the children always protected, without falling off the bicycle, scratching with a branch or having to leave a stone that can not lift because it weighs too much, we will be forming incomplete people. People who interpret success at the first attempt as a norm and who feel questioned at the slightest criticism or a small failure. The game is, above all, a trial / error system, which teaches us to persevere in the attempt to get from failure to success. We try to make a castle on the beach, but if we do it very close to the water, the waves take it away; Too far, the sand is not wet. We have to think and find the right place and, if we want to finish earlier, call friends to help us. Because to play is to learn, to become ourselves and to relate to others.

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