Por Francisco Figueroa.
El año 2010 se distinguió por varias conmemoraciones de interés, particularmente fue el Año Internacional de la Biodiversidad y también el Año Internacional de la Gente de Mar. Justamente el 24 de junio de ese año la Conferencia de Manila de la OMI, Organización Marítima Internacional, organismo de las Naciones Unidas, tomó la resolución de proclamar el 25 de junio de cada año como Día Internacional de la Gente de Mar, como reconocimiento de «la aportación única que realiza la gente de mar de todo el mundo al comercio marítimo internacional, la economía mundial y la sociedad civil en su conjunto».
Este año 2011 es el primero en que se celebra este día, con una serie de acciones por todo el planeta y en especial en las redes sociales, la OMI ha hecho un llamamiento a que blogueros de todo el mundo nos sumemos a la celebración. Nosotros lo hacemos desde esta bitácora de As Salgueiras, puesto que entre nosotros y nuestros amigos hay quienes podemos con todo mérito calificar de gente de mar y amantes del mar.
En un mundo en cambio, donde ya más de la mitad de la población vive en el medio urbano, aún hay muchas gentes que dependen directamente del mar, de sus recursos, productos, beneficios e influencias directas o de las oportunidades que ofrece como medio de comunicación y transporte, y también supone un lugar de investigación, de relaciones, de estímulo creativo e incluso aún mantiene un halo de aventura. Pero la situación de los mares dista de ser idílica. A pesar de su carácter indómito surgen una y otra vez amenazas y deterioro, desastres ambientales, sobrexplotación de recursos y pérdida de diversidad biológica (aunque sólo conocemos una mínima parte de las especies que viven en el mar) entre otros.
Hoy se nos vienen a la mente muchas aportaciones de la gente de mar, las que se mencionan en la proclamación oficial e incluso otras de tanta o mayor relevancia. Destacaríamos lo que supone esa forma especial de entender la vida, con la impronta que la relación con el mar produce en quienes viven de él, con él, en él o junto a él. Una relación que fácilmente se puede mirar desde un punto de vista romántico, pero que no deja de ser dura, a menudo muy dura y expuesta, y también muy bella.
Un día como hoy nos sirve para reflexionar sobre la vida de quienes tienen una relación directa con el mar y de mirar al pasado y acordarnos de personas de honroso recuerdo, tanto aquellos que escribieron páginas memorables en la historia del mar (como Malaspina, a quien hace unos días dedicábamos una entrada en esta bitácora, o a Francisco Mourelle de la Rúa, natural de Corme) como a otras muchas más personas, anónimas o poco conocidas, que en acciones de mérito (como aquellos hechos que rememorábamos de las Heroínas de Sálvora) a lo largo del tiempo han contribuido con su grano de arena a lo mejor de esa gran playa ─a ese hondo sentimiento─ desde la que contemplamos el inmenso mar.
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