Por Serafín Ortigueira
Era un sábado por la noche. Una velada preciosa después de una sabrosa cena a base de carne y verdura. Habíamos tenido un día muy intenso de curso en Vigo. La Psiconeuroinmunología es apasionante, pero más si quien te la cuenta lo hace con el entusiasmo con el que Leo adereza sus clases. Llevaba un rato hablándole de los proyectos que teníamos en As Salgueiras cuando me lanzó de improviso su invitación: “Tú te vas a venir conmigo a los Pirineos en agosto, a un proyecto de investigación…”. Me quedé fascinado. Recuerdo que no sabía cómo reaccionar.
Ahora que ha pasado, y que he tenido el infortunio de no poder asistir por motivos de peso, veo con una mezcla de envidia y admiración toda la información derivada de esta experiencia.
Lo que Leo Pruimboom investiga es algo que podríamos definir entre lo que llevamos tiempo promulgando en este espacio y lo que para algunos supondrá casi una experiencia mística:
El contacto con la naturaleza, en el sentido más estricto de la palabra, tiene un efecto espectacular sobre nuestros sistemas orgánicos. Nuestro código genético es exactamente igual que hace miles de años, y sin embargo nuestras condiciones de vida han sufrido un cambio aberrante desde la revolución industrial. Nuestro sistema inmunológico fue concebido para ayudarnos a combatir el estrés fisiológico proveniente de condiciones tan naturales como la sed, el hambre, el frío, enfrentarnos a un peligro natural, etc. Para lo que no fue concebido seguro es para sufrir digestiones pesadas tras copiosísimas comidas, soportar las hipotecas y los atascos, el tabaco, entrar en una casa en invierno que está “acondicionada” a 30º y luego irnos de copas con sus hielitos, y un puro para acompañar.
Lo que Leo quiere demostrar a la comunidad científica (y a buen seguro lo demostrará) es que una estancia de unos pocos días, en condiciones similares a las que “sufrían” nuestros antepasados, como pueden ser pasar hambre y tener que buscar la propia comida haciendo ejercicio, puede ocupar a los sistemas inmunológicos en cosas para las que realmente están pensados. Esto puede ser de gran ayuda para personas que padecen enfermedades de muy diversa índole pero sobre todo para las autoinmunes como, por poner un ejemplo, la artritis reumatoide. Se espera de esta investigación que una estancia de unos pocos días suponga unos cambios en sus organismos que puedan mantenerse durante varios meses. No se trata de irse a vivir a la selva, sino de poner a nuestros cuerpos en coherencia con el ambiente. De esto último hemos tratado aquí largo y tendido.
Desde la Fundación As Salgueiras queremos mostrar nuestra admiración por investigadores de la talla de Leo Pruimboom. Este fisioterapeuta holandés afincado en nuestro país (Lanzarote) es un experto de reconocimiento internacional de la Psiconeuroinmunología, ciencia que, entre muchas otras cosas, trata de enseñar a los pacientes a moverse como nos movíamos antaño (ejercicio físico con un fin: obtener una recompensa como puede ser comer); y alimentarnos como lo hacían nuestros ancestros, es decir, cuando tenemos hambre y cosas que son conocidas para nuestro sistema inmunológico intestinal. Frutas, verduras, carne y pescado es lo que nuestros genes reconocen como combustible para nuestra maquinaria orgánica. Lo que genéticamente hablando no nos corresponde son los refrescos, la bollería industrial, el aberrante exceso de hidratos de carbono ultrarrefinados o kgs de sal y azúcar en todas las comidas.
Espero con ansiedad la “vuelta al cole” para seguir aprendiendo de este profesor en mis próximas clases de PNI en Vigo, donde Leo seguro que volverá a deleitarnos con sus conocimientos, pero sobre todo con su personalidad.
Es una pena que finalmente no hayas podido vivir esa experiencia Serafín, porque tener la información de tal experimento en primera persona tiene que ser alucinante. Me llama mucho la atención este estudio, y no por su hipótesis, en la que confío plenamente y creo que será confirmada, sino por su diseño. La muestra es muy heterogénea en cuanto a su patología de base, y es reducida. Por otra parte, se espera que los efectos de la vuelta al "origen" perduren durante meses (si esto se confirmase así, tendría importantísimas repercusiones en nuestra salud-bienestar, como por ejemplo, cómo planificar nuestras vacaciones). Finalmente, me parece fascinante que se haya planteado desde el punto de vista CURATIVO y no preventivo, asumiendo así que el "daño inmunológico" es "fácilmente" reversible.
ResponderEliminarEstoy deseando conocer los resultados de esta investigación, que sin duda, me interesarán como parte de la comunidad científica, como sanitaria, como persona y como paciente.
Mi más sincero apoyo a este proyecto, que parece, ya está siendo muy exitoso. Serafín, ya nos traerás noticias privilegiadas desde Vigo.
Un saludo.
Serafín, me parece muy interesante este experimento y espero que tengamos noticias de sus resultados. Leo Pruimboom da la sensación de estar haciendo un trabajo serio y sería fantástico tener ocasión de escucharle.
ResponderEliminarMe gustaría que en algún momento nos comentases de cuestiones como la paleodieta y de los efectos positivos del ejercicio físico no rutinario y con un objetivo concreto (a diferencia del programado), la inmersión en la naturaleza, la climatología real (versus los ambientes artificiales y de temperatura regularizada)... y de los efectos positivos de todo esto tanto en el equilibrio psicológico como en afecciones de origen ambiental y relacionadas con la descompensación del sistema inmunológico, desde buena parte de las alergias a la fibromialgia.
Saludos
Me recuerda a otra entrada de este blog, porque la situación era la inversa. Cuando el ejército zarista envió una expedición al mando de Vladímir Arséniev a la taiga del río Ussuri, el explorador y sus hombres se vieron superados por las duras condiciones y la hostilidad del territorio. Solo cuando contó con la ayuda del cazador nanai Dersu Uzala, la expedición de Arséniev pudo desenvolverse bien por el terreno y cumplir su misión. Arséniev dejó escrito que perdió el miedo cuando conoció a Dersu. A éste las circunstancias le llevaron a hacer lo contrario que propone el experimento ORIGEN. Como empezó a fallarle la vista, Arséniev le invitó a vivir con su familia en la civilizada Jabarovsk, la capital de la región vecina. En principio, las comodidades de la casa de Arséniev ofrecían al viejo cazador una calidad de vida óptima para terminar sus días plácidamente. Pero Dersu jamás consiguió adaptarse a ese mundo civilizado. Ya no podía cazar. Fue detenido por talar un árbol de un parque. Con el tiempo, Dersu concluyó que en la ciudad un hombre no podía vivir como deseaba, sino como deseaban otros. Se veía a sí mismo rodeado de extraños y decidió irse a vivir al bosque.
ResponderEliminarPlatero, - el caballo de raza hispano bretón que usamos más en la hipoterapia-, tenia ataques de asma e intenso picazón. Al rascarse se hacía profundas heridas en la piel de la grupa, la cola y la raíz de las crines. .
ResponderEliminarCuando empezó a dormir en el campo dejamos de darle pienso y se alimenta solo de la hierba que pasta. Antes pasaba la noche en la cuadra y cuando empezó a quedarse fuera y llovía intensamente por la noche o hacía mucho frío, reconozco que me sentí un poco preocupado.
Al cabo del tiempo, bajó de peso, -antes estaba excesivamente gordo-, pronto cicatrizaron sus heridas y volvió el pelo nuevo. A pesar de que los veterinarios decían que el asma era una enfermedad crónica que no tenía solución, ahora no presenta ningún síntoma.
El resultado es que nos ahorramos hacer las cuadras y el coste del pienso. Como contrapartida a ese ahorro, el Platero esta más sano. Supongo que nos ahorraríamos muchas medicinas si esto mismo se aplicara a los humanos, aunque no se yo si aceptaríamos dormir al relente ni un solo día.
Prometo 2 entradas: bases de la paleodieta y ejercicio físico lógico destinado a un fin. son temas extensos para resumir en un comment pero intentaré concentrarlos en un par de entradas. son 2 temas que me apasionan.
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