Esta mañana la web de The Green Belt Movement, el movimiento que fundó Wangari Muta Maathai en 1977, nos traía la triste noticia de su fallecimiento a la edad de 71 años. Los medios de comunicación se están haciendo eco.
Wangari Maathai encarna (sigue encarnando, pues su obra esta viva) las esperanzas de todo el planeta por la conservación de los bosques y por perpetuar los beneficios tangibles e intangibles que nos otorgan. Su compromiso continuado y su coraje (llegó a estar encarcelada por la defensa de los bosques y zonas naturales en su país) le valió el Premio Nobel de la Paz en 2004. Su labor, desde el conocimiento de alguien con una profunda formación académica en Europa, Estados Unidos y Kenia (fue la primera mujer del África Oriental que se doctoró) tuvo la cualidad poco habitual de saber conectar con las personas de todo el espectro cultural y social, muy en especial con las mujeres del medio rural. Su labor docente en la universidad y su práctica en organizaciones de base se vio complementada con su responsabilidad como Ministra de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Kenia, tras recuperar su país la democracia.
Con motivo del Año Internacional de los Bosques en la web de As Salgueiras hemos puesto a disposición el maravilloso relato de Jean Giono El hombre que plantaba árboles, basado en un personaje imaginario; pero Wangari Maathai, conocida por muchos de sus compatriotas como la mujer árbol, es una muestra de cómo la realidad puede llegar a superar la ficción, pues con su esfuerzo y con el Green Belt Movement y campañas como Trees for Peace se llevan plantados más de treinta millones de árboles en África, que suponen la mejora de las condiciones de vida para muchas personas en el medio rural: refugio, alimento y agua, combustible para los hogares, materiales de construcción y otros usos. Y son muchos más los árboles que, siguiendo su ejemplo, se están plantando por todo el mundo: la campaña One billion trees, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, lleva plantados bajo su patronazgo y decidida colaboración cerca de doce mil millones de árboles en todo el planeta.
Es difícil pensar en alguien que represente mejor el lema de este Año Internacional de los Bosques y que haya trabajado más en pos de lo que significa, celebrar los bosques para las personas. No solo son los árboles, son también sus beneficios y su papel como favorecedores de la paz, algo en lo que insistía mucho: «Cuando plantamos árboles, plantamos las semillas de la paz y semillas de la esperanza».
Seguiremos recordando su gran labor, su ejemplo.
Seguiremos recordando su gran labor, su ejemplo.
Una gran pérdida, pero el consuelo es que deja un gran legado, natural e intelectual. Sus palabras como Mensajera de paz de las Naciones Unidas para el medio ambiente y el cambio climático han llegado a foros de decisión, abogando por los bosques y por la biodiversidad, y con los argumentos de su necesidad para el futuro de las personas, pero también sabía hablar en términos precisos y comprensibles para todos:
ResponderEliminar"Lo que he aprendido a través de los años es que debemos ser pacientes, persistentes y comprometidos. Cuando plantamos árboles a veces la gente me dice 'No quiero plantar este árbol, porque no crecerá suficientemente rápido'. tengo que recordarles que ellos no plantaron los árboles que cortan hoy, sino quienes les precedieron. Por eso mismo tienen que plantar árboles que beneficien a las comunidades en el futuro".
Canto máis o penso, máis marabilloso paréceme o que conseguiu esta muller
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