El pasado 29 de Noviembre me acerqué con mis alumnos de la EISV al Monte Aloia en la Serra do Galiñeiro, próxima a la desembocadura del Rio Miño. La razón de nuestra visita a esta sugerente montaña poblada de singulares y crecidos árboles, fue la de practicar la fotografía de naturaleza, entendiendo esta como un concepto o idea en el que poder introducir el elemento humano para hablar de la relación entre el hombre y el medio natural.
Invité a mis alumnos a conceptualizar cada uno de sus trabajos, a que preparasen sus tomas decidiendo el fragmento de paisaje que captarían, que pensasen en su protagonista si lo hubiese, en como iría vestido y con que atrezzo compondrían la imagen. Los invité a que imaginaran la foto antes de hacerla, ya que podrían inducir la acción de sus protagonistas pidiéndoles que hiciesen esto o aquello durante la toma.
Algunos incluyeron en sus imágenes elementos tecnológicos como contraste con el ritmo eterno de lo natural, otros pidieron a sus protagonistas que posasen desnudos tratando de evitar la civilización; yo monté un columpio colgado de un árbol para intervenir emocionalmente el paisaje. Pedí a mi protagonista que al columpiarse acariciase el suelo con la mano y cerrase los ojos para sentir la natura; después, en el montaje, dispuse un texto y un piano de aficionado para afirmar mi autoría.
Un video que no tiene guión, solo localización, casting, estilismo, atrezzo, acting, manejo de cámara y montaje. Un video hecho como una foto. Una mirada al paisaje para ver la vida.
Invité a mis alumnos a conceptualizar cada uno de sus trabajos, a que preparasen sus tomas decidiendo el fragmento de paisaje que captarían, que pensasen en su protagonista si lo hubiese, en como iría vestido y con que atrezzo compondrían la imagen. Los invité a que imaginaran la foto antes de hacerla, ya que podrían inducir la acción de sus protagonistas pidiéndoles que hiciesen esto o aquello durante la toma.
Algunos incluyeron en sus imágenes elementos tecnológicos como contraste con el ritmo eterno de lo natural, otros pidieron a sus protagonistas que posasen desnudos tratando de evitar la civilización; yo monté un columpio colgado de un árbol para intervenir emocionalmente el paisaje. Pedí a mi protagonista que al columpiarse acariciase el suelo con la mano y cerrase los ojos para sentir la natura; después, en el montaje, dispuse un texto y un piano de aficionado para afirmar mi autoría.
Un video que no tiene guión, solo localización, casting, estilismo, atrezzo, acting, manejo de cámara y montaje. Un video hecho como una foto. Una mirada al paisaje para ver la vida.
Está muy bien.
ResponderEliminarMuy interesante. Pero no sé si el "elemento humano" eclipsa a la naturaleza o lo veo de otra forma al estar inmerso en la naturaleza.
ResponderEliminarBonita y sensitiva pieza Xulio, tiene para mí algo de onírico, me imagino la escena con los ojos cerrados y esa situación suspendida, no sólo en el aire sino también en el tiempo.
ResponderEliminarYo sí la encuentro integrada en la naturaleza, además Monte Aloia es toda una joya, no sólo por los árboles sino por otras muchas plantas (tiene una gran variedad de helechos, por ejemplo), los insectos, los pájaros.
muy bueno. el pelo rozando las hojas del suelo me parece algo conmovedor.
ResponderEliminarGracias Fran, una gran rama con un sencillo columpio es una forma directa de aunar naturaleza y juego, una instalación super fácil que he llegado a imaginar... ...en un arbol de As Salgueiras.
ResponderEliminarEl día más adecuado... llevaré la cuerda y buscaré la rama.
Fantástico, Xulio. No sé si me gustaría más todavía sin textos. En todo caso, muy bueno.
ResponderEliminarGústame moito este traballo Xulio, noraboa. Aínda que para min, sería maxistral se a muller estivese espida....nunha comunión perfecta coa natureza...unha integración absoluta do ser humano no entorno natural....
ResponderEliminarMe parece una bonita idea la de hacerlo en As Salgueiras, carballos y castaños adecuados no faltan. Esas etapas en Noruega, Monte Aloia, As Salguiras... establecen una manera muy íntima de relacionarse con el mundo desde el lugar en que te encuentras en cada ocasión con la alegría inherente a esa forma de dejarse mecer de un lado a otro.
ResponderEliminarFunciona en el contexto en que lo hiciste con tus alumnos en Monte Aloia y creo que el trabajo tiene aún más sentido cuando tú mismo eres quien te meces; el aspecto introspectivo que incorpora la acción es primordial.
Opino que esa faceta lúdica, desinhibida, con lo que conlleva de ingenuidad en positivo, nos devuelve un vínculo originario y maravilloso con la naturaleza, en el que el árbol es un elemento del que al colgar suspendido mientras se oscila mantiene esa situación atemporal en el aire pero permitiendo el contacto con la tierra, con la vida. Me despierta bastantes evocaciones, es como estar en búsqueda de algo, o ponerse en disposición de que algo nos inspire. Y si empezamos a indagar en toda la simbología que podría estar relacionada el trabajo crece en intensidad, aunque no es necesario, como gesto sencillo ya tiene mucha intensidad.