El padre de Lucas es cartero rural. La dispersión de la población en Galicia le obliga a recorrer muchos kilómetros para repartir por las aldeas la correspondencia que un cartero urbano reparte en un solo edificio. Conoce su territorio y, pese al esfuerzo que hace a diario transitándolo de un extremo a otro, lo siente como propio y le gustan sus caminos, su gente, su orografía y sus paisajes.
Tiene mucha amistad con los ancianos que aún viven en el abandonado rural gallego. El padre de Lucas es la única conexión que muchos de ellos mantienen con lo que ocurre fuera de sus aldeas. Y, aunque no reciban correspondencia, no desperdician la ocasión de charlar un rato con él cuando coinciden. Con su modesto oficio de cartero, el padre de Lucas goza de cierto estatus en las aldeas. Es muy respetado. Tan discreto como buen conversador, la gente aprecia sus consejos y recurre a él cuando no entiende qué pretende una carta de
A su hijo le vemos a menudo en As Salgueiras manejando con mucha pericia su silla de ruedas eléctrica. Es un niño dulce y sensible. Sociable como su padre, no puede acceder a todos los juegos, pero no le importa hacerse a un lado para observar cómo se lo pasan otros niños. Es enternecedor oírle reír mientras ve desde su sillita a los demás niños rodar en la montaña de arena. A veces, parece como si los manejase a todos: propone un nuevo juego o un sitio al que ir y es raro que haya un niño que no se sume con entusiasmo a la idea.
Su padre ha hecho de su vida una lucha por la autonomía y dignidad de su hijo. Todo el tiempo que le permite el trabajo lo dedica a su hijo y a otras familias que, por circunstancias parecidas a la suya, no tienen tiempo ni para ir un día al cine o salir a cenar. Le he visto muchas veces atareado preparando su hogar para acoger a personas mayores con dificultades. Y él solo constituye prácticamente un lobby que investiga y presiona para que se fabriquen sillas de ruedas accesibles a las personas con pocos recursos. Visita talleres de sus amigos, se documenta, hace gestiones… También ensaya con Lucas soluciones económicas que faciliten la movilidad. Quizá un día logre por fin que alguna de sus amistades o representantes de alguna industria fabriquen sillas de calidad a bajo costo.
¿Tendrá éxito en su noble empeño? Ojalá. En lo que sí es seguro que el padre de Lucas ha obtenido ya un rotundo éxito es en dignificar a la especie humana. Y sin esperar otra cosa que el bienestar de su hijo y el de las personas con capacidad diversa. Pensando en el padre de Lucas y en la silla de su hijo, a veces me pregunto si, con todos sus avances técnicos, es el espíritu de nuestro mundo el que tiene la movilidad reducida.
No conozco al padre de Lucas y, si no me falla la memoria, no he coincido con él en As Salgueiras.
ResponderEliminarEn el transporte público de Madrid, normalmente abarrotado, he visto muchas veces a hombres o mujeres de mediana edad junto a sus hijos o padres con síndrome de down o alzhéimer. Si ya resulta incómodo para cualquiera viajar en un vagón de metro tan atestado, me pregunto qué supondrá para esas madres y padres ir de una punta a otra de Madrid con sus hijos. Se les ve muy pendientes de ellos. Sin embargo, las caras más sonrientes del vagón suelen ser las suyas. Es algo que me emociona.
Tiene que ser una prueba muy dura tener un hijo con síndrome de down o un padre con alzhéimer. Se debe pasar muy mal. Pero parece como si esa prueba otorgara un 'plus de humanidad' a quienes se enfrentan a ella.
Encuentro admirable esa tenacidad de padres y madres, o de familiares en general de personas con funcionalidad o capacidad diversa, de una u otra índole, y cuyo imagen tal vez más conocida es la de aquellas personas que están con movilidad reducida y en silla de ruedas, cuya cotidianidad está condicionada por un sinnúmero de obstáculos (en gran parte absurdos) de los que no somos conscientes quienes por suerte no tenemos esas dificultades.
ResponderEliminarFavorecer la accesibilidad es un deber en el que tendríamos que comprometernos todos nosotros, no sólo las instancias públicas. Conozco ejemplos loables, pero queda mucho por hacer. Creo que ese empuje de que hace gala el padre de Lucas es un ejemplo que ayudad a darnos cuenta. Ojalá consiga comprometer a personas sensibles en el desarrollo y mejora de soluciones en ese aspecto, sillas más versátiles y menos costosas, sería una "innovación" de calidad hacer accesibles lugares que hoy plantean dificultades casi insuperables.
En As Salgueiras tenemos que conseguir que cada vez haya más lugares (como aquellos con los que ya contamos) en que todos los niños y niñas, y todas las personas, independientemente de su situación funcional, puedan compartir experiencias, juegos, actividades didácticas, disfrutar de la naturaleza.
Me gusta el ejemplo que contáis, un aplauso a ese padre. También conviene recordar que hay muchas situaciones de discapacidad, o como decís, de 'capacidad diversa', que no tienen que ver con las sillas de ruedas y que también requieren adaptación.
ResponderEliminarSin personas como ese padre la vida sería la antesala del infierno. Gente así hace que te alegres de vivir. No todo es cálculo o interés.
ResponderEliminarPara el débil, para quien no puede valerse por sí mismo o se encuentra en una posición de desventaja, el respeto y la justicia no son una virtud, sino una necesidad vital. Si desaparecen el respeto y la justicia, los más desfavorecidos perecen.
Sin embargo, para el fuerte, para quien dispone de recursos o tiene una posición dominante, el respeto y la justicia sí son una virtud: se conoce su talla moral precisamente cuando se relaciona con los débiles. El respeto es poco más que una estrategia o convención cuando sólo se muestra ante quien podría perjudicarnos.
Propiamente, el respeto y la justicia se viven ante quien no nos inspira ningún temor. Por eso, la talla moral de un hombre, un pueblo o una sociedad se manifiesta en el trato que tiene con los más desamparados o en situación de dependencia.
Siempre reconforta saber que hay personas como el padre de Lucas.
¡Qué historia tan conmovedora! Conocer casos como el papá de Lucas hace que mantenga la fe en el hombre y en lo que es, o somos, capaces de hacer. Decía Víctor Frankl: “¿Quién es el hombre? El hombre es quien inventó la cámara de gas, y es el mismo que entró en ella, musitando una oración”. Parece un poco trágica, pero es muy cierta.
ResponderEliminarEn cuanto a la discapacidad, creo que más que personas con una u otra discapacidad, existen medios discapacitantes. El día que nuestros políticos adopten las estrategias oportunas para hacer del entorno un medio sin barreras, desaparecerá la discapacidad, y tan solo tendremos que adaptar nuestras capacidades personales, sean las que sean, a lo que nos circunscribe.
NO SON LAS COSAS QUE UNO NO PUEDE HACER LO QUE HACE QUE UNO SEA LO QUE ES. ES HACER BIEN LO QUE UNO PUEDE LO QUE NOS CARACTERIZA.
Merecido reconocimiento a este padre, que para mí representa muy bien el quehacer de todos los padres y madres coraje que conviven con la dificultad de introducir a sus hijos en una sociedad cada vez más discapacitada y discapacitante. Antonio y Lucas nos enseñan muchas cosas acerca de lo que significa tener capacidades. Yo me hago muchas veces esa pregunta con la que finaliza la entrada, y me la respondo a mí mismo con un sí. Tuve un compañero que estudió fisioterapia conmigo. Tenía tres dedos en una mano que habían sufrido muchas intervenciones. En la otra un simple muñón y además una pierna ortopédica. Nunca hablamos de su problema (y aquí el error al nombrarlo) porque para él nunca había sido un problema. Sólo un día me dijo mientras observaba cómo se liaba un cigarro..."si supieses las cosas que podrías hacer con 10 dedos". Ese día me dieron una lección de lo que significa tener capacidades...y discapacidades.
ResponderEliminarPor suerte conocemos a ésta familia bastante bién. Nos gustaría expresar nuesto apoyo incondicional a Susa, Toño y Lucas. Expresar nuestra admiración por todo el trabajo duro y los sacrificios que realizan cada día y no sólo en beneficio propio sinó para todo el colectivo que tiene alguna carencia de éste tipo. Para finalizar mandaros muchos ánimos y recordaros que siempre podeis contar con nosotros.
ResponderEliminarMuchas gracias Mónica por acordarte de Susa. la verdad ella también se merece todo el mérito, pero debe de ser que esto del machismo psicológico nos contagia a todos, por eso pido disculpas.
ResponderEliminarla mama de LUcas y el mísmo Lucas se merecen todo nuestro reconocimiento como Toño. en realidad deberían de ser nuestros heroes, no como otr@s que vampirizan todo el espacio televisivo.
por favor no te olvides de visitarnos cuando puedas, sois todos un lujazo.