9 de mayo de 2011

El proceso de una idea: A-cero colabora con Galopín en el diseño de una escultura-juego

Por Noemi Basanta











Galopín Parques
colabora en un diseño que realiza A-cero para un área infantil privada. La actuación se sitúa dentro del jardín de una vivienda unifamiliar. La volumetría del edificio permite dividir la gran parcela en diferentes zonas dando paso a un jardín con personalidades diversas, heterogéneo, con ambientes diferenciados. El jardín diseñado por A-cero incluye un lago naturalizado, zonas arboladas de sombra, áreas abiertas de césped y hasta un jardín Zen anexo a la piscina que comunica con el área infantil en cuestión.

La zona para niños queda en un ámbito protegido por los árboles y bien delimitado. Los paisajistas y diseñadores de A-cero plantean un juego-escultura que se inspira en las formas onduladas que genera el viento en la arena, creando una estructura tubular de la que se “cuelgan” los diferentes elementos de juego (un columpio, una red y una tirolina). Partiendo de la idea y planteamiento de A-cero, en la oficina técnica de Galopín Parques se analiza la viabilidad normativa del conjunto, lo cual produce cambios de diseño que supervisa en todo momento A-cero. Se llega a una solución final tanto en diseño como en el sentido constructivo, dimensionando las piezas, estudiando el esquema estructural, seleccionando los puntos de soldadura y los puntos y modo de cimentación.

Hay tres movimientos dominantes: deslizamiento, balanceo y trepa. La tirolina se separa del cuerpo principal situándose en el entorno de unos árboles recreando la ilusión de poder deslizarse de un árbol a otro. El columpio y la red cuelgan de la estructura serpenteante metálica que parece abrazar el espacio y que en sí misma también es un elemento de juego.

El juego-escultura se integra en el entorno y se convierte en una articulación del espacio, donde los niños pueden jugar con gran libertad de movimientos y crear diferentes zonas de juego (los diferentes brazos de la escultura crean una subdivisión del espacio) para realizar todas las aventuras que se les ocurran, todo ello en un marco natural.

Este es un ejemplo de actividad multidisciplinar cuyo fin es ser coherente con la idea inicial.

4 comentarios:

  1. ¡Qué bien suena este proyecto! Ya me gustaría a mi tener un área como este en mi casa. Cuando esté terminado podríais sacarle unas fotos, si os dejan los dueños, para que todos podamos disfrutar un poco de esta genial idea.

    Un saludo.

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  2. Interesante colaboración.
    Me atrae por un lado la concepción escultórica de los elementos lúdicos, su carácter abierto y proclive a la fantasía e invención, así como su posibilidad de uso por diversas generaciones. También el concepto del apartado paisajístico que se describe, con diversas zonas integradas con la arquitectura de la vivienda. Poder trabajar aquitectura, paisajismo y también dotaciones creativas y lúdicas específicas como es este caso y para una vivienda unifamiliar no es nada habitual.

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  3. Supongo que lo de analizar la «viabilidad normativa del conjunto» equivale a cerciorarse de que con ese juego-escultura ningún niño se va a romper la cabeza. De nuevo aparece en el blog un objeto cuyo valor estético radica tanto en su forma como en su adecuación a una finalidad, el juego, en este caso.

    Enhorabuena a A-cero y a Galopín. Muy buena entrada, Noemi. Ya colgarás una foto cuando esté terminado el proyecto.
    Me pregunto si, por viable que sea normativamente el conjunto, mi hijo será capaz de abollarlo a cabezazos. El angelito tiene un cráneo privilegiado.

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  4. Desde mi ignorancia creo que Galopín es experto en fusionar arte y juego sin que ninguno de los dos conceptos interfiera negativamente en el otro. La prueba de ello es Prometeo. Así que enhorabuena por seguir innovando y aportando ideas mucho más allá de lo preconcebido.

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