21 de junio de 2011

El viaje de Malaspina en la memoria

El pasado día 15 de diciembre de 2010, se inició en Cádiz una campaña oceanográfica, a bordo del buque Hespérides, que surca los mares del mundo durante siete meses. Constituye un importante proyecto de investigación oceanográfica con la toma de muestras de plancton y agua hasta profundidades oceánicas de 4.000 metros que, junto a la medición de temperaturas y salinidad, permitirán servir de referencia y evaluar el impacto del cambio global en el océano y explorar su biodiversidad, dentro del fenómeno de cambio climático que estamos viviendo. Esta expedición también rememora y trae a nuestra memoria la expedición llevada a cabo por Alejandro Malaspina en el siglo XVIII.

Alejandro Malaspina

Si la Expedición Malaspina 2010 genera grandes expectativas en el conocimiento global del planeta no lo ha hizo menos, en su momento, la colosal empresa abordada por Alejandro Malaspina. Nació en 1754 en italiana localidad de Parma, ingresando a los 20 años como guardiamarina en la Armada española. Su actividad profesional fue muy intensa navegando por aguas del Atlántico, Índico y mar de la China. Ya en 1786 tuvo el mando de la fragata Astrea, dando la vuelta al mundo en un viaje que le permitió desarrollar sus conocimientos científicos en los campos de la navegación y astronomía. Un año más tarde en 1788 Carlos III aceptó su proyecto de expedición científica alrededor del mundo.

Éste fue, sin lugar a duda, el más importante viaje de exploración científica de la Ilustración en el siglo XVIII. Realizó el viaje de circunnavegación entre los años 1789 y 1795 con las corbetas Descubierta y Atrevida, llevando a cabo estudios y levantamientos hidrográficos, con el trazado de las cartas náuticas de las costas, así como estudios botánicos, geológicos y antropológicos de los territorios interiores en las costas Chile, Perú, Ecuador, Panamá, Costa noroeste del Pacífico, Islas Marianas, Filipinas y costa de Australia.

Finalizado el viaje presentó el informe: Viaje político-científico alrededor del mundo.

Su talante liberal se plasma en una visión crítica de la situación de las colonias reclamando una mayor autonomía y reformas de las instituciones administrativas, llegando a pedir al monarca una “emancipación moderada” de estos territorios. Godoy, el favorito de los reyes, utiliza este informe para acusarlo de traición y encarcelarlo de forma inmediata en el Castillo de San Antón en A Coruña, en el mismo año en que finalizó el viaje. Tras siete años de prisión en A Coruña regresó a la pequeña localidad italiana de Pontremoli, en donde falleció en el año 1810, hace más de 200 años.

Triste e ingrato final para uno de los marinos ilustrados que más hizo por el desarrollo de las ciencias náuticas y geográficas. Bueno es recordarlo cuando se realiza un avanzado proyecto que será muy relevante, como ha sido el viaje de Malaspina, para el mejor conocimiento de nuestros océanos y medioambiente.

Mapa de la expedición de Malaspina 1789-1795

Ver también el portal SIG IMEDEA del CSIC y UIB


4 comentarios:

  1. Magnífica entrada Ramón. Hace unos días hablábamos contigo en As Salgueiras del acto de justicia que supone que la importante expedición científica actual tome el nombre de tan insigne marino, nos comentabas la importancia de la ciencia geográfica, la hidrografía y la cartografía españolas en el siglo XVIII, y el ejemplo de cómo la Misión Geodésica que demostró el achatamiento de la Tierra, organizada por la Real Academia de Ciencias de París, llevaba en su equipo a dos españoles formados en la Real Escuela de Guardiamarinas (Jorge Juan y Antonio Ulloa).

    Ya sabes cuan importante es para nosotros la memoria de las gestas de los navegantes españoles del pasado y la gratitud que te guardamos por tu apoyo en las dos expediciones con que recordamos a navegantes gallegos tan relevantes como Sebastián de Ocampo y Juan da Nova. Precisamente en la documentación de esta última hacíamos también referencia a viajes como el de Malaespina y, entre otras, la gran contribución que supuso que participasen importantes pintores como Fernando Brambila y Juan Ravenet para ilustrar lo visto y vivido en su singladura.

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  2. Siempre es sano recordar los hechos de quienes nos han precedido. Tengo para mí que es la mala relación que tenemos con nuestro pasado lo que hace que huyamos de él y padezcamos una crisis de identidad que ya parece crónica. Es como si tuviéramos una fijación por lo que hemos hecho mal que nos impide apreciar lo bueno que hemos aportado a la Historia. Un relato tan negativo del propio pasado conduce al desánimo y a la apatía. A ver si conseguimos estudiar nuestro pasado con más mesura y objetividad histórica. Confieso que me resulta más familiar Von Humboldt que Malaspina, así que agradezco mucho esta entrada: me ayudará a ponerme un poco al día en nuestra Historia.

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  3. RR, no sólo merece concerse la apasionante historia de Alejandro Malaspina, sus viajes, descubrimientos y vicisitudes, sino también la de muchos otros, entre ellos los citados Jorge Juan y Antonio Ulloa, este último da para un largo relato, y ambos recorrieron el Virreinato del Perú con sus investigaciones, como también hiciera Alejandro von Humbolt, quien por cierto dejó testimonio de que gran parte de las islas del Pacífico eran ya conocidas por los españoles por sus viajes en los siglos XVI y XVII, mucho tiempo antes de que otros grandes navegantes más conocidos como Cook, Bouganville, La Perouse. Malaespina se suma a esa importante lista de exploradores del Pacífico, incluido el norte (llegó hasta Alaska).

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  4. Puestos a rememorar a figuras de nuestro pasado, no me resisto a mencionar a Domingo de Soto, que descubrió la aceleración constante de los cuerpos en caída libre 50 años antes que Galileo; o a Francisco de Vitoria, que sentó las bases del moderno derecho internacional; o a la Escuela de Salamanca del XVI, reconocida por Schumpeter como fundadora de la ciencia económica; o a Francisco Suárez, el primer pensador que advierte que el poder legítimo descansa en toda la comunidad y no en unos pocos... Poca, muy poca gente ha oído hablar en su vida de estos logros. Nuestro complejo de inferioridad será perpetuo si no valoramos lo que aportaron nuestros antepasados. Y así, no es de extrañar que, como decía un pintor chileno, estemos intelectualmente californicados.

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