Los Ángeles, año 2019. El planeta tierra ha quedado oscurecido por la polución, sólo las luces de neón de la gigantesca y multicultural urbe permiten que sus habitantes se perciban. La tecnología ha suplantado a la naturaleza, incluso al ser humano. Una perpetua lluvia cae monótonamente sobre un mundo futuro en el que ya no se distingue el día de la noche, en el que no se sabe quién es humano o un producto de la biotecnología. El protagonista de esta película, Deckard, tiene como misión localizar a unos «replicantes» de aspecto humano potencialmente peligrosos.
Blade Runner se estrenó a principios de los 80 y con ella Ridley Scott logró uno de sus filmes más celebrados por el público y la crítica. En ella no aparece ni un solo árbol, ni una sola brizna de hierba; se puede decir que el director pretendió que lo natural brillara por su ausencia: todo es artificial, oscuro y triste, por mucho color eléctrico que ilumine la ciudad. ¿Hacia dónde se dirige el ser humano con su triunfante tecnología? Esa es la cuestión que arrojaba desde las pantallas el destartalado panorama urbano que nos mostraba Blade Runner.
Lo dicho: una película en la que la naturaleza brilla por su ausencia al ser sustituida por lo artificial, que ha creado un entorno deshumanizado que invita a la reflexión. Muy recomendable.
La película no me gustó mucho, me pareció un poco lenta. Y después de ver la versión que se estrenó, la del director, y la nueva del director, yo ya no me aclaro con lo que quiere decir en realidad. Por cierto, al menos en la primera versión que se estrenó, en los créditos finales sí que aparece un paisaje natural, cuando el Blade Runner y la replicante huyen de la ciudad.
ResponderEliminarA mi también me pareció un poco pesada, y algo deprimente. Pero la música de Vangelis es una de mis bandas sonoras favoritas.
ResponderEliminarBlade Runner es la película posmoderna por excelencia. Recrea una distopía, un estado de la civilización indeseable al que se llega, no por que haya fallado algo, sino porque todo se ha realizado tal y como estaba planeado. ¿Queríamos tecnologías avanzadas? Pues estamos rodeados de ellas. Y hasta tal punto, que somos prisioneros de los artificios que hemos creado, quedando abolido lo natural e hipertrofiado lo artificial. Hay un personaje de la película, JF Sebastian, cuyos únicos amigos son los juguetes-robot que el diseña. La sociabilidad humana se ha disuelto, y JF Sebastian padece el “síndrome de Matusalén”, una enfermedad por la que envejece prematuramente. Hemos llegado a lo que nos prometía la Ilustración y nos sentimos gastados, sin vitalidad, rodeados de una tecnología con la que nos distraemos para olvidar la defunción de lo que daba sentido a nuestra vida personal y colectiva.
ResponderEliminarA mí me pare magnífica, la he visto unas cuantas veces y estoy de acuerdo con un cierto aire amenazador y opresivo. Creo que está muy bien realizada por Ridley Scott a partir de un excelente libro de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?. Lo que se nos presenta en la película es una distopía, que en el libro está aún más acusada. Un mundo sin naturaleza y sin animales tras una hecatombe nuclear y en el que se cuenta con todo tipo de artilugios electrónicos, como mascotas robot, así como androides, los “replicantes”, los de última generación muy próximos a lo humano. Todo ello controlado por una corporación tipo Big Brother. En un entorno deshumanizado hay destellos puntuales de humanidad, curiosamente algunos provienen de los replicantes.
ResponderEliminarA mí una las escenas que más me impactaron es una casi al final cuando Roy, uno de los replicantes más aviesos y peligrosos, combate con Deckard (¿él mismo también replicante?), el blade runner encargado de eliminar los replicantes díscolos que intentan eludir un destino de esclavos con muerte preprograma. Deckar, que ha acabado con los compañeros de Roy, intenta escapar saltando de un edifico a otro, queda al borde del abismo y, en el momento en que va a precipitarse al vacío, Roy cercano a su propia muerte lo salva sujetándolo, un acto de resonancias diríamos que biofílicas, notable para un androide que ya tiene cualidades humanas como la de la empatía. Antes de morir Roy, le habla de sus vivencias más sublimes: “He visto cosas que vosotros, humanos, ni os imagináis: naves de ataque en llamas más allá del hombro de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”, al tiempo que abre sus manos dejando volar una paloma, clara imagen del espíritu que vuela libre.
Occam, veo tu comentario y coincidimos en la compresión de Blade Runner como distopía. Los pocos personajes humanos en la película padecen de algún tipo de disfunción, sea Sebastian o Tyrell, el presidente de la Corporación e inventor de los replicantes. En la novela hay todo un programa para convencer a los humanos de emigrar a otros planetas para escapar de las consecuencias latentes de la devastación nuclear que tuvo lugar anteriormente.
ResponderEliminarEl momento presente a veces me parece la materialización de una distopía, como pesadilla de la Ilustración y las ideas de la modernidad y del progreso social y científico.
Yo creo que lo que ha hecho perdurar a esta película es que, dentro de la ciencia ficcion saca temas que ya han dejado de ser ciencia ficcion. Y tambien temas de siempre, como la muerte y el alejamiento entre las personas. Aunque estemos cerca, muchas veces no nos percibimos como personas. Y sobre la creacion de replicantes, de unos seres casi humanos, el debate esta desde hace pocos años muy candente con la clonación.
ResponderEliminarEsas palabras últimas del replicante son en realidad una buena paráfrasis de unos versos de "Le bateau ivre" de Rimbaud.
ResponderEliminarLa película no es lenta. Al menos a mí no me lo pareció. Lo que ocurre es que no es una película de acción, como pensó el público, y se detiene mucho en los ambientes, que están muy conseguidos.
ResponderEliminarEsta misma semana vi una grabación de un “robot- replicante” Japonés que es capaz de reproducir las expresiones humanas. La verdad, parecía una chica muy modosita y aplicada. Dicen que entre sus múltiples aplicaciones están las actividades pedagógicas y hacer compañía a la gente mayor.
ResponderEliminarEl futuro ya esta aquí. Mientras esperamos a ser viejecitos, irán perfeccionando los modelos. Confío en que me llegue la pensión para alquilar uno por horas.
No nos desviemos de la cuestión. Más que una reflexión sobre la calidad de la película o si nos gusta o no, este blog habla de la ausencia de la naturaleza en un mundo futuro y nos anima a reflexionar sobre ello y la posibilidad de que pueda llegar a ocurrir si no hacemos algo para educar a las generaciones futuras de la importancia de la naturaleza para la humanidad y el cuidado y respeto con que debe ser tratado.
ResponderEliminarEs difícil de imaginar un mundo sin plantas ni praderas, pero quién hace dos siglos hubiera podido imaginar el mundo actual con tanta polución y cemento? Hay algo de cierto en lo que dice el agente Smith en esa otra película de ciencia ficción tan famosa, Matrix, cuando dice “…la raza humana es un virus… una enfermedad… un cáncer de este planeta”.