24 de enero de 2011

Construyendo barrio en O Portiño



Por Macario Iglesias

El barrio de O Portiño, situado a las afueras de la ciudad de A Coruña, fue creado por la administración a mediados del siglo pasado como asentamiento provisional para el traslado de la gente sin recursos afectada por la construcción de un gran centro comercial en el corazón de la ciudad. Hoy en día continúan viviendo allí unas 300 personas, en un entorno degradado y con unas viviendas muy deterioradas que no reúnen unas mínimas condiciones de habitabilidad.

Entre junio y noviembre del año 2010, desde el estudio de arquitectura y diseño “desescribir” llevamos a cabo, con la participación activa de los habitantes del barrio, un taller de autoconstrución y reforma subvencionado con 50.000 euros provenientes de fondos públicos, que vino a solucionar las deficiencias más graves de las 70 viviendas del asentamiento.

Pese a las enormes dificultades del lugar en el que habitan, en el barrio existe una buena convivencia y un alto grado de cohesión social, que han sido claves en el éxito de la iniciativa.

Ha sido una experiencia fantástica, difícil de olvidar por la implicación, las ganas y el esfuerzo que han aportado los vecinos del barrio. Así por ejemplo, en los trabajos de mejora de las viviendas (cubiertas, ventanas, electricidad…) se volcó de lleno toda la comunidad, sin importar quien fuera el propietario de cada una de ellas, trabajando codo con codo para dignificar la vida en el barrio.

Con anterioridad a esta iniciativa, habíamos impulsado en el barrio un proceso participativo de diseño y mejora del espacio público. Esta propuesta contribuyó a reforzar el vínculo de los vecinos con su entorno, promoviendo la identidad de barrio y, al mismo tiempo, despertando una mayor preocupación por su cuidado y mantenimiento, lo que estableció las bases para el éxito de la comentada iniciativa.

Otro aspecto significativo del proceso fue observar como, pese a las carencias y a las malas condiciones del asentamiento, los niños son felices en su barrio. En “O Portiño” viven unos 100 chavales que se relacionan con mucha naturalidad y desparpajo, se les ve alegres, activos… inquietos por conocer y descubrir.

Entendemos que esto se debe al contacto directo que tienen con su entorno, con la naturaleza que les rodea, con sus mayores. Su zona de juego no se limita a un parque infantil o al patio de su casa, si no que abarca todo el barrio. Estos niños, criados en comunidad, tienen un alto grado de libertad e independencia para moverse a su gusto sin la vigilancia continua de los adultos.


6 comentarios:

  1. Enhorabuena por la iniciativa.

    Lo que más me gusta es que refuerce la cohesión social, concepto muy caro a nuestras instituciones pero con el que fracasan una y otra vez a la hora de llevarlo a la práctica. Me parece que la cohesión social se consigue más trabajando juntos con un objetivo común que participando en "ámbitos de decisión democráticos". Por lo general, las instituciones públicas pueden ayudar a que la sociedad tenga cohesión. Pero si intervienen demasiado en la sociedad, en mi opinión, tienden a politizarla, lo que dificulta notablemente la cohesión social. Los vínculos solidarios se crean en las comunidades cuando existen espacios, valores y metas comunes. Estoy seguro de que la implicación de los vecinos ha hecho mucho más por ese barrio que si el ayuntamiento les hubiera cedido gratuitamente unas viviendas nuevas.

    Mis felicitaciones a ese estudio de arquitectura por su intervención.

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  2. Muy interesante Occam.

    Con relación a los niños, del Portiño.:
    Es evidente que tienen muchas carencias, pero sorprende su alegría, su ánimo despierto, como agudizan sus instintos y entrenan sus sentidos, con experiencias que los pone en contacto con la realidad.
    Emociona como juegan libres, sin las directrices y el control de los adultos, desarrollando y ensayando formulas de relación con el grupo.
    Visto así los opulentos niños de una ciudad occidental dan un poco de pena, pues no tienen nada de eso.


    Mis felicitaciones a Desescribír a a ti tambíen Macario. Nos conocímos por culpa del Portiño y todos hemos vivído el entusiásmo con el que le has dedicado a ese proyecto, una parte de tu vida.

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  3. Es lo más edificante que he leído últimamente (nunca mejor dicho). Ojalá cunda el ejemplo.

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  4. En Valparaíso conocí hará una década una arquitecta ya de edad, de origen alemán. Ella y su marido (ya fallecido), chileno y también arquitecto, se conocieron estudiando en Alemania, alumnos de relevantes personajes del entorno Bauhaus, la aquitectura racionalista de la modernidad y con implicaciones sociales abolida por el nazismo. Decidieron ir a vivir a Chile, y allí, junto con otros arquitectos, se involucraron en un bello proyecto para dotar de vivienda a las familias desfavorecidas. Concibieron, entre otros, toda una barriada en que los vecinos se contruían sus propias casas, les facilitaban los planos de las edificaciones, modestas pero dignas, y con una calidad acorde a esa magnifica herencia intelectual y estética de la Bauhaus; los vecinos tenían hasta instrucciones y moldes para fundir sus propios bloques y adoquines de hormigón como material para la construcción de sus casas e irlas ampliando a partir de un nucleo inicial.
    Los tiempos del pinochetismo seguramente no le habían sido nada fáciles, pero percibí una alegría interior en esa arquitecta, que habitaba una bella y nada pretenciosa casa en un colina de Valparaíso, cuando señalaba con orgullo a lo lejos la barriada en cuya construcción ella, su marido y otros compañeros se habían implicado solidariamente.
    Más al sur, en Temuco, visité a Rodrigo, joven arquitecto implicado en proyectos similares y comprometido con la comunidad mapuche.
    Ésas actitudes, o la de Desescribir son de las que te devuelven la esperanza en el género humano.

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  5. Una vivienda digna es indispensable para que "dignidad humana" signifique algo. Esta sí que me parece una iniciativa solidaria. Además, si tu mismo has trabajado para construir o arreglar tu casa, más valoras y cuidas lo que tienes. Eso es lo que necesitamos, valorar más lo que tenemos en vez de la cultura del usar y tirar en la que vivimos.

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  6. Yo vivo en el portiño y gracias a vosotros es mui bonito los niños
    tienen mas zonas para jugar

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