5 de enero de 2011

Niños navegantes



Por Manu Iglesias

Nuestro hijo empezó a navegar a los dos meses en nuestro pequeño velero de apenas ocho metros de eslora. Escudriñamos cada cala de la costa gallega. Tenía orza de guillotina, y al subirla, tenía tan poco calado que podía acercar la popa a la playa donde amarraba con un cabo. Nuestro hijo bajaba y subía sin ninguna dificultad. Correteaba con otros niños por la orilla, cazando cangrejos, estrellas y erizos.

Con seis años ya recorrió gran parte del Caribe. Se levantaba temprano para ayudar en la guardia. Remontando el cabo San Antonio, con viento y corriente contraria buscaba el reflujo de la corriente pegándome a tierra y él me ayudaba agarrado con todas sus fuerzas a los obenques, controlando la profundidad por el color del mar. Dice que todavía lo recuerda, que siempre le gustó sentirse útil.

Cuando llegábamos a un pequeño puerto del tercer mundo, corría descalzo a jugar con los niños de los sitios donde recalábamos. Se duchaban debajo de los canalones rotos cuando descargaban los chubascos y compartía con ellos sus escasos juguetes, que cabían todos en una pequeña bolsa de trapo, pues en un barco, si algo es escaso, es el espacio.

A la vuelta de nuestro viaje, los dos solos hicimos la primera vuelta náutica a Galicia. Se quedaba solo en el barco fondeado por la noche y no tenía ningún miedo. Le hicieron entrevistas por ser el navegante más joven y, cuando le pusieron un micro delante, señaló a los tripulantes de un antiguo velero y dijo a todo el mundo:

"Cuidado con aquellos… Qué son piratas de verdad."

Era la declaración de quien cumplía como cualquier tripulante, pero seguía siendo niño. Sabía buscarse la vida para visitar los barcos del pantalán y, cuando regresaba al barco, ya venía comido. Yo le decía que era como el porquiño de San Martiño (nació el once de noviembre, cuando se celebra el santo). Como al cerdo que se cría de forma comunal en algunas aldeas, a él lo alimentaban los barcos con los que compartíamos fondeadero o pantalán. Supongo que a la gente le daría tanta pena verlo solo en el chinchorro, que lo invitaban todos a merendar.

Hoy por la mañana, cuando nos levantamos, me dijo que había tenido un sueño muy agradable. Navegábamos en un clíper de cuatro palos, con una arboladura inmensa. Nos acostábamos sobre la red del botalón para ver los delfines. Subíamos a los masteleros y desde allí podíamos ver las cumbres verdes detrás de las olas.

Siempre me emocionaron los niños navegantes. Suben como monos al palo. Hablan varios idiomas, saben reparar un motor y nadie los supera en sociabilidad. Sus columpios y toboganes son las velas y la botavara, trepan por los flechastres y cantan canciones de marineros.

El sueño de esta noche de mi hijo me recordó una aventura protagonizada por la familia Tomkins durante la travesía desde Gloucester a San Francisco, emulando las de los grandes clípers durante la "fiebre del oro" en California. Fue en 1936, a bordo de un antiguo pilot schooner de Hamburgo, el ELBE 5, rebautizado WANDER BIRD. Eran 9 personas a bordo, incluyendo 2 niños de 4 y 6 años. Duración de la travesía: 121 días.

23 comentarios:

  1. ¡Qué experiencias tan bonitas y enriquecedoras para un chiquillo! Crecer surcando los mares y aprendiendo todo sobre ellos junto a su padre, ¡¡tiene que ser maravilloso!!

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  2. De alguna forma, crecer en el mar te tiene que proporcionar realismo, algo de lo que hoy no estamos muy sobrados.

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  3. Preciosos testimonios, el personal y el documental. Me impresiona ver a los dos niños en la goleta, sin línea de vida ni nada que los proteja, pasando por el bauprés hasta la punta del botalón, agarrados a los estays.
    Relatas experiencias que marcan, positivamente, de por vida.

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  4. Creo que la navegación fué la mejor escuela de mi hijo
    Les digo a mis amigos: no les compres jugetes, lleva a tus hijos aunque solo sea a pasear al monte de noche. Dejales que despierten sus sentidos e instintos.

    A los niños de ahora los sobreprotegemos. Todas las cosas que destinamos a ellos están llenas de regulaciones. En el rural, hay montones de maquinaria agrícola, llena de pinchos y peligros. La paradoja es que allí hay menos accidentes que en otros ámbitos donde estan muy amparados.

    los niños no son tontos, tienen el instínto de supervivencia muy desarrollado.



    Lo que nos enseña este video, es que los niños pueden hacer cualqueir cosa. incluso navegar en el Cabo de HOrnos.
    Antes los niños eran consideradas personas. con menos fuerza y experiencia, pero personas. ahora son una especie de pastelíto que hay que proteguer, porque se nos derrite en las manos.

    En el fondo, el exceso de protección va en contra del interés proteguido. Hace años, una pedagoga que trabajó tanto en el tercer mundo como en el opulento occidente me contó:

    Pobres niños ricos. Les dan todo sin ningún esfuerzo. les damos una educación para evitar la frustración y al final acabamos generando millones de frustrados.

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  5. Es curioso pero las estadísticas de accidentes domésticos nos indican que uno de los lugares más peligrosos que hay es cualquier moderna cocina de un piso o apartamento. Cuando no es una quemadura es la ingestión de detergente, etc. Parece que el ámbito artificial desconcierta o adormece a nuestros instintos.

    De navegación no tengo ninguna experiencia, así que poco puedo decir. Pero recuerdo lo que me impresionó Moby Dick. Es un monumento de la cultura universal. Las tareas diarias de los tripulantes del "Pequod" son extenuantes. La tensión frente al mar, en busca de ballenas, que son el sustento de aquellos hombres, es agotadora. Aunque no he navegado, la lectura de esta magnífica novela ya me hace entender que el mar es un desafío, un modo de vida y algo que pone a prueba al ser humano. Un niño educado en el mar debe estar bien curtido.

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  6. La mayoría de los trasmundístas (gente que viaja por el mundo en un velero, sin ningún destino aparente, simplemente por el deseo de viajar) que nos encontramos en los puertos más remotos, son franceses.

    Allí cualquier persona puede tener un barco. La administración francesa ha convertido esta industria en la segunda en el ranquíng nacional (después de la del automobil), en base a popularizarla, no como aquí que se ha dejado en manos de los clubes que tienen por objetivo lo contrario; hacerla elitista para que sea un motivo de distinción y ostentación.

    En Francia, mucha gente tiene un pequeño barco como segunda vivienda y en sus territorios de ultramar hay muchísimas compañías de charter que alquilan veleros para deambular por las islas.

    Muchas parejas jóvenes dedican varios años de su vida a hacer crucero con sus hijos. Los educan en el barco y periódicamente se examinan en las embajadas. El ministerio de educación francés tiene un programa que a través de la radio de onda corta, forma a los niños que no pueden acceder a una escuela convencional.

    Muchas veces me los he encontrado en un fondeadero o un pantalán en un sito remoto y perdido. Otras tantas he querido hacer el gesto de ayudar a los niños a subir al barco y los padres siempre me disuaden. Quieren que todo lo hagan por si mismos. Hablando con esas familias, me he sorprendido de su determinación y claridad de ideas. Me explican que ellos tienen por misión fundamental en una parte de su vida, educar a sus hijos. Para ello se preparan durante muchos años en una filosofía que ellos llaman “el partír”. Dicen que no quieren que sus hijos se acostumbren a la opulencia, que desean que conozcan idiomas, que se eduquen sanos en la naturaleza. Sus planes son volver, pero lo hacen cuando los hijos tienen que empezar en la universidad. Mientras tanto viven de lo que pueden. Realizan trabajos informáticos, reparan los barcos de los ricos por donde pasan. Son una especie de bohemios que recorren el mundo sin ninguna prisa.

    Sin moverse como en un barco, pero con una filosofía similar. Conocí a un médico lisboeta famoso y muy reconocido, que dejaba su actividad muy remunerada en la capital y se marchaba un pequeño pueblo de las Açores. Decía que allí podía tener los niños libres todo el día, que podían ir solos a la escuela. Subir montes y nadar en el mar. el también tenía mucho tiempo y les enseñaba botánica o astronomía gracias a que allí no había contaminación lumínica. Me decía que la gente se sorprendía del mal negocio de dejar una consulta de éxito para aislarse en un territorio tan pequeño perdido en medio del océano. El decía que no estaba perdido, que sus hijos se relacionaban con mucha más gente que en la capital de forma autónoma sin interferir ni tutelarlos y concluía preguntándose ¿Qué mejor negocio puede tener un padre que aquel que propicia la mejor educación a sus hijos? ¿para que quiero el dinero?¿para pagar un colegio caro?. Amigo mío –me decía convencido- ni el colegio más caro del mundo puede compararse con este. Al tiempo que señalaba el infinito horizonte oceánico.

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  7. La mayoría de los trasmundístas (gente que viaja por el mundo en un velero, sin ningún destino aparente, simplemente por el deseo de viajar) que nos encontramos en los puertos más remotos, son franceses.

    Allí cualquier persona puede tener un barco. La administración francesa ha convertido esta industria en la segunda en el ranquíng nacional (después de la del automobil), en base a popularizarla, no como aquí que se ha dejado en manos de los clubes que tienen por objetivo lo contrario; hacerla elitista para que sea un motivo de distinción y ostentación.

    En Francia, mucha gente tiene un pequeño barco como segunda vivienda y en sus territorios de ultramar hay muchísimas compañías de charter que alquilan veleros para deambular por las islas.

    Muchas parejas jóvenes dedican varios años de su vida a hacer crucero con sus hijos. Los educan en el barco y periódicamente se examinan en las embajadas. El ministerio de educación francés tiene un programa que a través de la radio de onda corta, forma a los niños que no pueden acceder a una escuela convencional.

    Muchas veces me los he encontrado en un fondeadero o un pantalán en un sito remoto y perdido. Otras tantas he querido hacer el gesto de ayudar a los niños a subir al barco y los padres siempre me disuaden. Quieren que todo lo hagan por si mismos. Hablando con esas familias, me he sorprendido de su determinación y claridad de ideas. Me explican que ellos tienen por misión fundamental en una parte de su vida, educar a sus hijos. Para ello se preparan durante muchos años en una filosofía que ellos llaman “el partír”. Dicen que no quieren que sus hijos se acostumbren a la opulencia, que desean que conozcan idiomas, que se eduquen sanos en la naturaleza. Sus planes son volver, pero lo hacen cuando los hijos tienen que empezar en la universidad. Mientras tanto viven de lo que pueden. Realizan trabajos informáticos, reparan los barcos de los ricos por donde pasan. Son una especie de bohemios que recorren el mundo sin ninguna prisa.

    Sin moverse como en un barco, pero con una filosofía similar. Conocí a un médico lisboeta famoso y muy reconocido, que dejaba su actividad muy remunerada en la capital y se marchaba un pequeño pueblo de las Açores. Decía que allí podía tener los niños libres todo el día, que podían ir solos a la escuela. Subir montes y nadar en el mar. el también tenía mucho tiempo y les enseñaba botánica o astronomía gracias a que allí no había contaminación lumínica. Me decía que la gente se sorprendía del mal negocio de dejar una consulta de éxito para aislarse en un territorio tan pequeño perdido en medio del océano. El decía que no estaba perdido, que sus hijos se relacionaban con mucha más gente que en la capital de forma autónoma sin interferir ni tutelarlos y concluía preguntándose ¿Qué mejor negocio puede tener un padre que aquel que propicia la mejor educación a sus hijos? ¿para que quiero el dinero?¿para pagar un colegio caro?. Amigo mío –me decía convencido- ni el colegio más caro del mundo puede compararse con este. Al tiempo que señalaba el infinito horizonte oceánico.

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  8. Manu!!! Con un post chegaba!! Jeje, trampas da Tecnoloxía.
    La verdad me da mucha envidia todo lo que cuentas. De pequeño decía que quería ser pescador para ganarme la vida. Ahora, bueno ahora paso menos tiempo en el mar del que me gustaría pero cuánto daría por tener el valor de hacer lo que cuentas. Sé que esto lo puede hacer casi quien quiera. Nadie ha contado que sea fácil. Pero somos muchos los que nos hemos dejado guiar por el sendero de la idiotez comunitaria. Nos dejamos llevar... Los niños, yo creo que a los niños aún podemos salvarlos, porque deben experimentar todo lo que aquí se comenta. Creo que vamos a tener que hablar más de pedagogía, socialización y naturaleza y animales. Aún no es tarde.

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  9. Manu, muy interesante lo que has escrito sobre los trasmundistas franceses, nunca lo había escuchado... Más que interesante... ¡apasionante! Me parece una valiente forma de vivir la vida con pasión. Dejar que los niños experimenten esa libertad, que por una parte es "salvaje" y por otra responsable, con la Madre Tierra , y con los demás, me parece una forma muy auténtica de educar a los niños.

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  10. Un historia de niños navegantes, que también nos habla de que siempre es posible que se abra una nueva puerta en la vida, es también protagonizada por franceses.

    En 2006, a punto de cumplir 40 años, tras una vida plena como actriz, directora de teatro y propietaria de un restaurante de moda, Géraldine Danon decide pasar página y comenzar una nueva etapa en su vida. Lo abandona todo y se refugia en la Provenza francesa con Loup, su único hijo. En una boda conoce al solitario navegante: Philippe Poupon, un hombre ya mayor con fama de adusto y esquivo, no en vano se pasó gran parte de su vida rompiendo records en regatas oceánicas de solitarios.

    Podríamos imaginarnos a Géraldine completamente amarinada, pero nada más lejos de la realidad. Nunca había navegado antes y, como primera experiencia, se embarca con Poupon para cruzar el Paso del Noroeste. Una ruta marítima apenas abierta durante pocas semanas al año, imprevisible, con frecuencia cerrada por los hielos, peligrosa y extraordinariamente técnica. Tras dos años de preparativos, se hacen a la mar desde La Rochelle, en febrero de 2009, con sus hijos Nina (12 años), Loup (9), Laura (2), Marion (9 meses) y Beti el perro. ( Nina es hija de Poupón y Loup de Gèraldine. Laura y Marion son hijos de ambos).
    En estos momentos están en la Polinesia camino de la Antártida para alcanzar su objetivo de unir los dos Polos de la Tierra en su barco de vela.

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  11. No querría olvidarme en este pequeño palmarés de niños navegantes de Laura Dekker que con 14 años, ya ha realizado un tercio de su vuelta al mundo en solitario. Si consigue finalmente circunnavegar la tierra superará en dos años ala niña australiana que lo hizo con 16.

    Laura peleó en los tribunales su derecho a enfrentarse a los océanos ella sola (aunque la acompaña su padre en otro barco en navegación en conserva).

    Creo que la capacidad de estos niños nos debería hacer reflexionar sobre el exceso de protección que damos a nuestros hijos, actitúd que a la larga se vuelve en contra de ellos.

    Frecuentemente criticamos la actitud de los europeos que incitan a sus hijos a emanciparse muy jovenes. ¿en que medida lo que buscamos es cuidarlos para que despues cuando seámos viejos nos cuiden a nosotros?

    Mi admirado Pancho decía: no le dejes a un hijo fortuna. dejales un oficio y tu compañia y ejemplo. será mejor que ninguna cuenta en el banco, poruqe si necesitan dinero, solo tendrán que ponerse a trabajar y la cuenta en el banco se gasta muy pronto.

    Por supuesto que Pancho les dejó su ejemplo, por eso todavía es recordado en toda la costa gallega como un hombre honesto y generoso.

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  12. Lo que cuentas de la familia Danon Poupon es también aleccionador... Poupon desde luego tiene un historial impresionante, incluida su participación hace décadas en la tripulación de uno de los Pen Duick del mítico Éric Tabarly.
    Tanto los niños de la familia Danon Poupon, o Laura Dekker tienen una tremenda oportunidad en la vida, la de conocerse a si mismos y vivir en un espacio de libertad, en ese "país, el más bello del mundo" como decía Bernard Moitessier, "con leyes duras pero simples".

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  13. Un planteamiento apasionante de la educación. Nuestro sistema educativo confunde muy a menudo instrucción con educación, que es algo que atañe a la persona entera. El mar con toda seguridad es menos adoctrinador que los funcionarios del ministerio de cultura, porque ya apenas quedan maestros, han sido suplantados por funcionarios.

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  14. Como decís, esta es una buena forma de educación, que cuenta con apoyo en muchos países pero no en el nuestro. Deberíamos entender que educar es obligatorio, pero escolarizar no. Sin embargo en España, aunque la constitución otorga el derecho a los padres a elegir la educación de sus hijos, la escolarización es obligatoria. Dado que numerosos estudios demuestran el alto nivel alcanzado con la educación en casa, se usa la disculpa de la socialización para combatirla.
    Entendiendo el término “socializar”, desde el punto de vista de “aprender a vivir en sociedad”. Desde siempre las personas se han socializado en su entorno más inmediato, la familia (hermanos, padres, abuelos, primos...), vecinos y amigos. Las niñas y niños que se educan en el hogar tienen más tiempo para convivir con personas de distintas edades y condiciones, en lugar de estar sometidos a la convivencia con iguales con uno o pocos referentes adultos durante la mayor parte del día y dosificada en pequeños recreos o visita al parque infantil vigilados siempre. Los niños y niñas educados en casa suelen manifestarse más libre y espontáneamente en cualquier reunión. La mayoría realizan actividades formativas (música, pintura, informática, talleres, deportes...) con otras personas con las que forman equipos colaborativos desde la motivación y deseo de realizar cosas. [CONTINÚA]

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  15. En estudios realizados en Estados Unidos se demostró que los adultos que se educaron en casa tienen habilidades de comunicación, nivel laboral, económico y social igual o mejor que los que se educaron en colegios. Por lo tanto, esta opción educativa no crea, precisamente, desadaptados.

    Quizás una de las razones del éxito de esta fórmula tenga que ver con los estudios de Braza. Las relaciones entre los niños y los adultos son ensayadas libremente sin mediar los protocolos que se establecen en la escuela clásica. Muchas veces se genera por necesidad en comunidades pequeñas o aisladas, donde los niños juegan libremente y seguros al margen de las amenazas de la vida de una ciudad. Al tomar contacto con la realidad de su entorno de forma directa, sin someterse –como dice RR- a la “ burocracia de la formación reglada.

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  16. En concreto, en Estados Unidos hay unos dos millones de niños educados mediante el Homeschooling. En el estado de Pennsylvania, los niños educados en casa alcanzaron una media en lectura de 86, y en comprensión de matemáticas de 76. Y la media que se alcanza en la educación estatal estadounidense es de 50 en ambas materias. Y los niños educados en la escuela pública tienen también mayores problemas de sociabilidad que los educados en casa.
    En España, sin embargo, a día de hoy la educación en casa se considera privar al menor de un derecho y es punible legalmente. Si eso no es paternalismo estatal...

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  17. Hay lugares en que esa enseñanza en casa o fuera de la escuela es algo que está perfectamente organizado, como en Australia
    con clases personalizadas ya antiguamente por radio de onda corta para familias que viven
    en lugares aislados (muchas allí), lo cual ahora con internet, incluido chat y videoconferencia, es bastante sencillo, o en Inglaterra y Francia que hay programas que se
    organizan al respecto.
    Laura Dekker anda ahora con su velero por el Caribe y está siguiendo un programa completo de
    clases que le están supervisando.

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  18. La adminiostración desconfía de la capacidad de sus ciudadanos, aunque en educación, por desgracia el estado ha perdido autoridad moral para decir nada a los ciudadanos. No quisiera hacer ahora un discurso sobre el deplorables estado de la enseñanza, los sistemas, planes y modelos, en España y sus autonomías, que es obvio para cualquiera con mínima capacidad de análisis, y más aún para quienes conocemos los de otros países. Pero creo que las administraciones vulneran derechos fundamentales como el de la educación en tal o cual lengua oficial, o como supone al impedir la enseñanza organizada por las familias (siempre que haya unas garantías adecuadas).
    Es un debate que se ha intentado sacar a la opinión pública pero parece que hay intereses más prioritarios; cada vez son más las familias que optan por una educación en casa, aun a riesgo de enfrentarse al estado; los casos aquí se dan más en el ámbito rura (aunque no sólo en zonas poco accesibles) a menudo en el seno de familias muy pudientes o en las que los padres son docentes escolares o universitarios. En las experiencias de que he tenido noticia no parece que los niños estuvieran inadaptados ni nada por el estilo.

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  19. Manu, el tema de los niños navegantes me parece fascinante. Leyendo vuestras historias me han venido a la mente los niños de las lagunas de Roviana y Vonavona, el sistema de lagunas de coral mas grande del mundo que se encuentra en la Western Province de las Islas Salomón. He recorrido el mundo entero, he convivido con múltiples culturas pero mi viaje a las Salomón en el año 2002 sigue siendo algo distinto a todo lo demás, y ello por muchísimas razones comenzando quizás por ser el primer lugar del mundo donde no he visto un letrero de coca-cola, ni una bolsa de plástico, o también quizás por ser el lugar donde Álvaro de Mendaña creyó encontrar las minas del rey Salomón… pero sobre todo me sentí fascinado por sus gentes, su cordialidad, su autenticidad, su amistad sin reservas, las sonrisas de los niños… me abrió los ojos para ver el mundo de otra manera.

    Mi tarea en las Salomón consistía en elaborar un estudio interdisciplinario (antropología- ciencias del mar, soy antropólogo y buceador) para la universidad de Santa Bárbara, California, que consistía en hacer un recuento de una serie determinada de especies de peces tanto en arrecifes de coral explotados tradicionalmente por la población autóctona como lugares de pesca como de otros arrecifes no explotados para la pesca y determinar así las diferencias entre las poblaciones de peces de unos y otros.

    Debido a ese trabajo me veía obligado a trasladarme constantemente de una isla a otra a lo largo de la laguna de coral. El medio de transporte consistía en una canoa de una pieza hecha a partir del tronco de un árbol y propulsada por remos. Todo hombre en Roviana y Vonavona sabe tallar una canoa y un remo. Los padres les enseñan a sus hijos como hacerlo cuando estos tienen 4 o 5 años y lo hacen tallándoles una pequeña canoa, de poco mas de un metro de largo y un minúsculo remo, durante el proceso los niños participan activamente, mirando con grandes ojos y saltando alegremente.

    En mis traslados diarios por la laguna me he encontrado con niños de esa edad navegando en sus pequeñas canoas, pescando al curricán con un sedal atado al dedo gordo del pie mientras remaban alegremente y en una ocasión vi a un niño que no tendría mas de 6 o 7 anos que llevaba en su canoa una barracuda mas grande que él que casi no cabía en la canoa.
    La imagen de aquellos niños sonrientes navegando por aquellas aguas infestadas de tiburones, cocodrilos de agua salada, serpientes de agua venenosas, por nombrar tan solo algunos de los “peligros” que existen en aquellos mares es algo que me ha dejado profundamente marcado y que ha cambiado completamente mi visión del mundo y sobre todo la forma de educar a mi hijo.

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  20. Que alegría Alexander.. De alguna manera las Salomón vuelven a hacer que se crucen nuestros caminos.

    Cuando comentabas de esos niños y sus canoas, me he acordado de una foto que colgé no hace mucho en un hilo sobre los pueblos polinesios y el calentamiento global Intentaré recuperarla para subir tu comentario como una entrada dado que tu comentario me parece todo un lujo

    La antropología se me antoja que cada día es una más necesaria, dado que cuanto más complejo es el mundo, más necesitamos de aquellas disciplinas que nos ayuden a entenderlo.

    Me comentaban Francisco Braza, etólogo y uno de los autores que estamos pendientes de editar, tiene mucho interés en que la etología sea más conocida por la sociedad. Creo que la antropología necesita otro tanto. Lo mismo que nos interesan los resultados del uso de las herramientas de la etología para el estudio de grupos humanos, creo que sería muy interesante que colectivos como los arquitectos, urbanistas o diseñadores, aprendieran los rudimentos de la antropología.

    Hablando de niños, me acuerdo de unos libros muy hermosos que ojeaba con mucha ilusión con mi hijo. Se llamaban creo: como funcionan las cosas. Resultaba fascinante ver las tripas de un molino de viento o un ingenio como una locomotora de vapor. De alguna manera necesitamos algo parecido en esa sociedad tan confusa, profusa y difusa, donde hemos sucumbido a la tecnología que nos ha aislado de la realidad y nos ha hecho impedidos o handicapados, dado que sin ella y en medio de ella inmersos en grandes organizaciones, nuestra acción individual y responsabilidad personal, parece que ya no tiene capacidad de acción. Ya no entendemos nada, a fin de cuentas la revolución era desmontar la sociedad para volverla a montar y cada vez sabemos más de menos, hasta que sabemos todo de nada.

    La visión de la antropología para hacer una intervención en el espacio publico, para organizar la vida de las personas, para entendernos como colectivo, creo que es fundamental en los tiempos que corren.

    Muchas gracias nuevamente, por pasarte por aquí. Tenemos que contarte muchas cosas, incluso como puede recuperar el aliento aquella vieja expedición que tenemos en algún lugar guardada con mucho afecto.

    Un abrazo.

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  21. La antropología tiene el don de contarnos cómo somos, a veces mirando a nuestros congéneres. La etología también, mostrando aspectos que están en nuestra conducta y que obedecen a pautas de carácter diríamos que universal en tanto que seres vivos. Buenos métodos para mirarnos en el espejo. Magnifico aportación, Alex.

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  22. Manu, la alegría y el placer de poder compartir con vosotros este fluir de pensamientos e ideas es mío.
    Como bien dices es muy posible que en el mundo occidental, lleno de tanta tecnología y tan poca naturaleza, nos vendría muy bien un poco mas de antropología, para dejar de mirarnos tanto el ombligo y aprender a relativizar un poco mas las cosas.
    Creo que soy antropólogo desde pequeño, bueno no sabia que era antropólogo, no conocía la palabra ni mucho menos la definición del termino, pero ya de muy pequeño me interesaban enormemente las distintas razas y grupos humanos, me asombraba al saber que unos no comían cerdo, mientras que otros se comían a los perros y que incluso otros comían pescado crudo, también me fascinaba que unos adorasen a un solo dios, otros en cambio a muchos dioses y que incluso para otros todo pudiese ser dios: una piedra, un árbol, un océano o una persona.
    Con el tiempo la antropología me ayudo a darme cuenta de que todo esto es relativo y que todas las decisiones humanas, todas sus creencias y sus leyes son, arbitrarias. Existen leyes universales que son las que rigen la naturaleza y existen leyes humanas que pretenden regirnos a nosotros. Muchas veces las diferencias entre estas leyes son abismales. Yo siempre ante la duda prefiero seguir la ley universal.

    La etología, que estudia el comportamiento de los animales, incluyendo muy acertadamente al ser humano en ese grupo, es una ciencia ancestral. Los hombres del paleolítico superior que cubrieron de pinturas las paredes y techos de las cuevas de Altamira eran unos competentes etólogos, sus pinturas de bisontes y caballos, posiblemente sus piezas de caza mas codiciadas, demuestran un vasto conocimiento no solo anatómico sino también de costumbres y comportamientos propios de cada especie. Todo el que ha ido alguna vez a cazar o pescar sabe que mientras mejor conozca los hábitos y el comportamiento del animal que va a cazar mas fácil le resultara su captura. La etología forma parte de nuestra conducta mas profunda, el problema es que en la sociedad occidental, que como decía antes esta tan llena de tecnología y tan carente de naturaleza, esto se ha perdido y es por ello que tenemos la necesidad de nombrarlo y definirlo y después de celebrarlo como un descubrimiento.

    Me encantaría retomar el tema que hizo en su momento que nuestros caminos se cruzaran, de hecho nunca lo he abandonado del todo, lo he llevado siempre conmigo como un pequeño tesoro.

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  23. El comentario sobre los niños en las Islas Salomón se continúa en una nueva entrada:
    http://salgueiras.blogspot.com/2011/01/los-ninos-de-las-islas-salomon.html

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