La ilusión es contagiosa. Tan contagiosa, que no son pocos los padres que se cortan las venas con la tarjeta de crédito en los centros comerciales para que sus hijos tengan lo que han visto en la tele y han pedido a los reyes.
Es difícil que un niño no sueñe con esos juguetes llenos de luces y sonidos: dinosaurios mecánicos, consolas de video-juegos, robots que hablan y disparan… Uno está por pensar que la tecnológica industria del juguete está hecha más para arruinarnos a los adultos que para divertir a los niños. Ellos encuentran muy lógico que exista un coche sideral teledirigido que sube tramos de pared sin volcarse. Y claro, también ven muy lógico pedírselo a los reyes. ¿A quién se lo van a pedir si no? Cuesta un riñón.
La televisión y la tecnología generan adicciones y necesidades artificiales. Flaco favor están haciendo las tecnologías a nuestros hijos cuando su diversión y socialización dependen de ellas. En realidad, los mejores juguetes son los más sencillos, los que requieren que el niño ponga de su parte para jugar con ellos. Si el juguete es muy sofisticado, si prácticamente es autónomo y convierte al niño en un observador pasivo de lo que hace ese juguete por sí solo, no deja margen a la fantasía; el niño no se implica en el juego y no se imagina a sí mismo superando obstáculos y realizando hazañas. Se limita a asistir a un show tecnológico del que se hartará en un par de semanas. Sin embargo, unas piezas de madera con las que igual puede construir una fortaleza que un coche pueden resultar a la larga algo mucho más divertido y fascinante. Una sencilla muñeca, aunque no haga nada, es otro clásico: la imaginación ya se encargará de que esa muñeca haga absolutamente de todo. No hace falta que tenga pilas. Aunque no lo parezca, mientras más sencillo sea un juguete, más divertido resultará a la larga.
La fantasía de los niños puede hacer lo que jamás conseguirá la tecnología. Los niños son muy capaces si los adultos no les educamos como ineptos.
El asunto creo que no consiste solo en la sencillez. Una Nintendo es un juguete del que los niños no se hartan: llegan a engancharse y a estar día tras día jugando con ella.
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo contigo Miguel. Me parece sangrante la cantidad de regalos que reciben hoy en día los niños, por Reyes, después viene su cumpleaños, el santo, el fin de curso… es un no parar de regalos y regalos, que como bien dices, tan solo incitan al juego pasivo, y que fomentan el materialismo ya desde muy pequeños. Bajo mi punto de vista, un niño no puede tener por Reyes todo lo que pide, pues sus listas, en la mayoría de los casos, no tienen fin; hay que inculcarles que no siempre podemos tener todas las cosas materiales que deseamos, por muy Magos que sean los Reyes.
ResponderEliminarCon respecto al tipo de juegos de hoy en día, también estoy de acuerdo, y añadiría además, que no fomentan la socialización de los pequeños, algo imprescindible en el crecimiento personal.
Ya que estamos con el Año Internacional de los Bosques, yo apostaría por regalar a los más pequeños juguetes que inciten a las actividades al aire libre: una bicicleta, unos patines, un simple balón… Si los adultos somos capaces de “engancharlos” a este tipo de juegos se volverán unos “adictos del juego verde”, y eso sí que sería un gran éxito.
Un saludo y Feliz Año a todos!
ANA LISTA
Sin olvidarnos tampoco de los cuentos. Fomentar la lectura en los peques es un grado! Su imaginación se desarrollará más sin duda!
ResponderEliminarANA LISTA
Me identifico bastante con todo lo que he leído en esta entrada. Mi peque de 5 años con lo que más juega (aparte de que NO tiene montones de juguetes y menos tecnológicos, por aquello de no caer en el consumismo y para que no crezcan pensando que todo les viene dado como por derecho) es con unas tablitas de madera (confeccionadas por su padre) con las que inventa todo tipo de construcciones y es más feliz que con cualquier otra cosa.
ResponderEliminarDe todas formas, lo que me ha animado a escribir aquí es que los padres, en general, lo digo porque lo veo todos los días, tendemos a orientarles en el juego, a pensar que tenemos que decirles cómo tienen que jugar, o aquello de 'juega con Fulanito, anda'... y si el nene no quiere jugar con Fulanito porque no le cae bien... Creo que no puede haber peor cosa que estar todo el tiempo dirigiendo a los hijos, además suele ocurrir que los padres que actúan así se suelen creer 'mejores padres que nadie, porque juegan con sus hijos'. Para mí, eso es más peligroso que los juguetes a pilas, cualquier niño sabe jugar y socializar de forma natural, si les dejamos.
Saludos.
Es cierto que las video-consolas tardan en aburrir a los niños (y a los mayores). Sobre todo las de última generación, que recrean auténticos mundos virtuales. Sin embargo, todo el tiempo que invierte un niño en jugar con un video-juego o con el ordenador deja de dedicarlo al trato con otros niños. Y esos juegos no estimulan su creatividad, le dan al niño todo hecho y él se limita a interaccionar con una máquina, siguiendo las reglas que le dicta esa máquina, en vez de jugar con otros niños siguiendo las reglas que ellos mismos acuerden. Conste que es algo que no solo afecta a la infancia. Tengo un buen amigo que admitía haber renunciado a que sus hijos se pasaran horas y horas con la Play esa. La razón era que ¡él también estaba enganchado! Y sus hijos lo sabían. Es un caso más de como la tecnología va dando forma a nuestra vida aislándonos de los demás. Hay que andarse con ojo.
ResponderEliminarPuedo hablar de mi experiencia como padre. Claro que es importante!! Pero los niños traen una imaginación de serie impresionante. Somos los adultos quienes se la capamos. Mis hijas disfrutan mucho de los regalos....al abrirlos!! Y luego la mayor va jugando algo con ellos pero hasta hace poco tiempo jugaba con las cajas. A ponerlas unas encima de otras y hacer castillos. O a esconderse dentro si eran grandes. Los niños de hoy en día no son peores ni mejores, solo pasan menos tiempo con sus padres. Y eso es la causa principal del materialismo endémico en el que se ven inmersos. Creo que llevarlos regularmente a jugar al campo o la playa, un buen jardín...es la clave. Por cierto, os habéis fijado a qué juegan los peques en el jardín?? A esconderse entre los arbustos y a trepar por los árboles. Y que les decimos? Que ahí no se puede pisar o que no hagan aquello que se manchan. A los niños los estamos haciendo tontos, ellos nacieron como todos los de "otro tiempo".
ResponderEliminarLa industria juguetera no es la que marca las tendencias. Posiblemente a ellos les encantaría seguir haciendo los juguetes de antaño, pero la sociedad demanda secuencias de modelos nuevos que inmediatamente quedan obsoletos. Cuando los juguetes eran de calidad se heredaban y coleccionaban: En la actualidad, después de las primeras horas, los niños lo les tienen ningún apego y pasan a engrosar el montón de cachivaches apilados en cajas.
ResponderEliminarCon las personas, con los amigos, pasa otro tanto. Los “cultivamos” cada día más a través de las modernas redes sociales. Cuando no nos interesa uno u otro, cambiamos de canal, como si estuviéramos haciendo zaping.
Merche:
ResponderEliminarEs buenísimo lo que apuntas . Será muy interesante que se exponga aquí el estudio del etólogo Francísco Braza sobre el juego libre o natural y su repercusión a medio plazo en el desarrollo de los niños.
Yo también coincido contigo, Ana. Hoy parece que las navidades y la austeridad son algo antitético, que el espíritu de la Navidad es el lujo y el glamour. Los medios de comunicación nos están confundiendo y, como dices, es muy bueno que los niños sepan que no podemos tener todo lo que deseamos, aunque puntualmente nuestra economía lo permita.
ResponderEliminarEn lo que comenta Merche sobre la influencia que a veces pretendemos tener en nuestros hijos cuando juegan, también estoy de acuerdo. Son ellos los protagonistas de sus juegos y lo mejor es que los adultos intervengamos lo mínimo o nada. Este es un asunto capital en As Salgueiras. Los niños, como ha comprobado F. Braza, ensayan espontáneamente conductas en el juego; y mientras más conductas ensayan, mejor las clasifican y emplean en el futuro, lo que mejora notablemente sus capacidades adaptativas. Los adultos podemos interrumpir esos ensayos que hacen los niños en el juego al indicarles cómo, con quién y de qué forma tienen que jugar. Como sugiere Manu, tendremos que dedicar a los estudios etológicos de Braza una entrada en el blog.
Y lo que comenta ser sobre los juegos de su hija es sencillamente tronchante. Y muy aleccionador.
Duro diagnóstico el que haces, teo. Pero, por desgracia, tienes razón. Lo que ocurre con los juguetes no deja de ser la punta de iceberg de un problema mucho mayor que afecta a toda nuestra sociabilidad.
Feliz año.
Yo sé que existe un juego para la PlayStation llamado Gran Turismo 5. Y lo sé porque la banda sonora del juego la hace un pianista chino de música clásica muy afamado, que ha sacado la banda sonora en CD con el nombre del juego. Lo que me sorprendió es que quienes han diseñado ese juego han recurrido para su banda sonora a uno de los pianistas más populares de la música clásica hoy, o sea, deben haberse gastado un fortunón solo en la música. A este paso, los juegos de una consola van a ser como las producciones de Hollywood.
ResponderEliminarLembro cando facíamos as carilanas con catro taboas e unhas puntas oxidadas que endreitabamos con unha pedra. Con follas de millo e carabullos facíamos cabanos e barquiños con tapóns de corcho. Os mais vellos, nos ensinaban a facer os tirabalas cunha goma e unha jalla de xesta, gaitas de palla, cometas con canaveiras e papel.
ResponderEliminarAs estancias na aldea eran exploración e experiementación. Nos barrios, na cidade, cada temporada tiña o seu xogo pupular. , xogabamos as agochadas, o xogo do pano, a hovo, pico araña. Se saltaba a corda, o brilé… Os reís, nos traían sobre todo roupa, non había xogetes sofisticados nas tendas, tiñamos algúnhas cousas para cando chovía, pero sempre estabamos na rua
Interesante todos estos comentarios, coincido en lo que decís la mayoría en unas y otras cosas. Tenemos una tendencia a sopreproteger y conducir, que supone frustrar la iniciativa y la fantasía. Y tendemos, con complejo de culpa, a compensar con juguetes de moda el poco tiempo que dedicamos a nuestros hijos o a que ellos puedan jugar. Incluso si los niños no ven la publicidad televisiva les llegan todo los mensajes por medio de compañeros y lo que les rodea. Mis hijos jamás han visto ese tal Bob Esponja, pero es tan ubícuo dando la lata con el tema y cantando la canción ya hace semanas.
ResponderEliminarHay un video juego que puntúa por las viejas que atropellas.
ResponderEliminarUno que mola es otro en el que eres un narco pistoleando desde un descapotable blanco como el de un proxeneta.
No hace mucho se dejaron de vender las pistolas de indios y vaqueros. Al parecer estaba mal visto lo de los juguetes bélicos, es evidente que se ha perdido la partida.
Ahora te puedes hacer un especialista en armas, puedes entrenarte para matar mas y mejor. Las pistolitas y los viejos soldados de plástico eran como la guerra de Gila al lado del realismo de las superproducciones bélicas. Dicen que son tan buenas que sirven para entrenar a los soldados de verdad. ¿será que así tenemos unos niños soldado preparaditos por si hace falta?
ja ja ja
ResponderEliminarel Ubícuo Bob Espoñja. me imagino a ese señor perseguido obsesivamente por la musiquílla y el careto del muñeco.
hablando de juego ubícuo, el término ya exíste:
http://es.wikipedia.org/wiki/Juego_ubicuo
Sobre la violencia y los juguetes se ven cosas de lo más contradictorias. Por una parte, se insiste en que no se regale a los niños juguetes bélicos; pero junto a eso vemos que las series de TV que gustan a los niños son cada vez más violentas. Los monstruos son cada vez más monstruosos y con un aspecto de lo más extraño. La verdad es que a mí me resulta de lo más inocente una espada de plástico de las de antes comparada con las figuras y los videojuegos de ahora.
ResponderEliminarAL HILO DE LO QUE SE COMENTA EN ESTE FORO
ResponderEliminarhttp://www.lavozdegalicia.es/opinion/2011/01/05/0003_8946478.htm
Yo, básicamente, coincido con lo que dice ese psicólogo sobre los juguetes. Niños y niñas son diferentes, y la juguetes bélicos no tienen por qué ser el problema. El problema puede ser el sentido, a veces trivial, que le demos a la violencia.
ResponderEliminarEl artículo creo que da en el clavo, y una cuestión importante "la igualdad de derechos no equivale a la igualdad de gustos", hay que aprender también a a respetar eso
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