17 de enero de 2011

El jardín de Uxes o cómo empezó todo

(Foto: La Voz de Galicia, 8-12-1986)


Una pedagogía social y medioambiental adelantada a su tiempo: la «prehistoria» de la Fundación As Salgueiras



Por Miguel Moreno


Hace veinticinco años, cuando apenas se hablaba de la influencia del entorno en el estado de ánimo y la ecología no formaba parte del debate público, los promotores de la Fundación As Salgueiras llevaron a cabo una clarividente iniciativa. En la pequeña comunidad de Uxes había un espacio lleno de escombros. Manu Iglesias y Xosé Luis Mañana movilizaron a los vecinos para construir un pequeño jardín en ese lugar ocupado por aquella escombrera.

Sin ninguna ayuda pública ni apoyo de la Administración, los vecinos se autoorganizaron y unieron sus esfuerzos para construir aquel jardín. Trabajaron juntos, hicieron aportaciones económicas y se coordinaron para crear un espacio público digno y saludable. Los promotores dedicaron el jardín a una persona respetada por el pueblo y escribieron un discurso que el día de su inauguración leyó una niña pequeña de Uxes: «Un hombre no se debe exclusivamente a su familia o amigos allegados, ni siquiera pertenece a él mismo, sino que son las circunstancias, el paisaje y el entorno en el que le toca vivir los que realmente forjan y modelan su persona»… Cuando concluyó su lectura, el vecino de mayor edad descubrió el monumento del jardín y una placa conmemorativa.

Tanto la prensa local como la nacional se hicieron eco de aquel acontecimiento: los propios vecinos habían tomado la iniciativa —sin ninguna ayuda externa— de dignificar el espacio público con un jardín gracias al cual el pueblo recuperó su autoestima como sociedad. Además, el movimiento vecinal suscitó una asociación cultural en la que se integraron muchos jóvenes apartándose del mundo de la delincuencia y la droga. La asociación era Queiroa y todavía perdura hoy. A raíz de aquel jardín y de la asociación, la comunidad de Uxes adquirió un gran dinamismo, llegando a ser un referente para la comarca a pesar de su escasa población.

La presencia de la naturaleza en los espacios públicos, la pedagogía, la inteligencia social, la integración generacional, la igualdad de género y la autoestima social se dieron cita en Uxes en aquel acontecimiento. Veinticinco años después, me asombra cómo se adelantó a su tiempo el jardín de Uxes. Se trata de una experiencia social que, cuando acababa de aparecer en los circuitos académicos norteamericanos el concepto de biofilia, ya lo llevaba a la práctica con un resultado sorprendente. Podemos decir que lo que promovieron entonces Manu Iglesias y Xosé Luis Mañana cristaliza hoy en la Fundación As Salgueiras. Los valores que expresa el jardín, y todo lo que implican, son los que la Fundación quiere promover hoy.

 

20 comentarios:

  1. La verdad es que hoy cuesta imaginar que unos vecinos, por voluntad propia, se dediquen a adecentar un terreno público o a construir un monumento pagándolo de su propio bolsillo. Es un movimiento asociativo que casi me resulta increíble hoy día, que todo lo esperamos de las subvenciones y las autoridades competentes.

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  2. A mí lo que me llama la atención es el cuidado del entorno en un pequeño pueblo en los años 80. Ni siquiera existía en esa época algo así como una 'conciencia verde' en España. Ahora, con ONGs y voluntariado, me cuadraría más. Pero en mitad de los 80 no había nada de eso.

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  3. Uxes era una simple aldea a punto de ser devorada por la periferia coruñesa. Era un entorno rural, pero cercado por las amenazas del crecimiento descontrolado arrabalero. No había ningún tipo de planificación urbanística y la agricultura empezaba a flaquear como medio de vida. La gente ni se plantaba tener un jardín delante de su casa. La mayoría estaban sin pintar.. En el poco espacio disponible en las reducidas eras apretujadas entre las casas de la aldea, convivían los viejos aperos con otros usos mas adaptados al transcurrir de los tiempos: Los aprendes hacían de pequeños talleres donde la gente se esforzaba mucho para restar horas al sueño y ganarse la vida. Otros que tenían todo tipo de oficios, los necesitaban para almacenar mercancías y herramientas. Los huertos tenían que producir y a nadie le quedaban ganas para hacerse un jardín propio. Si acaso, alguna maceta para alegrar la vista, pero nadie necesitaba más naturaleza si se esforzaba todos los días en arrancarle el sustento de su familia.
    La escombrera en el centro del pueblo fue una oportunidad. La gente que antes tiraba allí la basura, ahora plantaba flores.

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  4. Hace 25 años... eso es un toda una era visto desde hoy.
    Aleccionador que en una pequeña comunidad como Uxes fueran capaces de ponerse de acuerdo y limpiar un vertedero en el centro del pueblo para convertirlo en un espacio de todos. Me recuerda ese viejo término del "común", lo que era de todos, la tierras comunales, los bosques, los pastos, la dehesa boyal... y no sólo las propiedades, sino lo que todo eso conlleva, es decir, aquellas formas de crear comunidad, de "socializar" que decimos ahora que formaban parte de lo mejor del mundo rural, ese munco solidario en que unos se apoyan a otros. No voy a incurrir en una visión beatífica, pues la vida en el campo a menudo no era ni es nada fácil, y menos en tiempos pretéritos, en todo tiempo existen dificultades, pero sí que hecho en falta en este momento ese sentirse juntos, juntarse o ayuntarse, sentirse "concello" sin necesidad de representación ajena a ellos, como nos mostraban los vecinos de Uxes para un proyecto común en beneficio de la comunidad y en recuerdo de alguien bueno, uno de los suyos, que por una vez los representó.
    ¿Qué nos queda de comunidad hoy en día? ¿qué podemos tomar como modelo o como utopía para intentar hacerlo realidad por un grupo de identidades afines, de vecindario, de sueños, de planteamientos o pensamientos?
    Hoy hay mucha "redes sociales" virtuales, incorpóreas y lo que es peor, inanes, de mensajes rápidos y vacuos, que se acabará por llevar el viento.
    Lo de Uxes, todo un ejemplo a considerar.

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  5. En otra entrada se habló de las deficiencias de la economía actual. Creo que de este jardín de Uxes se desprende una enseñanza que nuestra economía tiene olvidada: el bien común. El bien común no es la satisfacción del egoísmo de todos, como parecen pensar algunos economistas neoliberales, ni tampoco se identifica con lo que es propiedad del estado, típica confusión de nuestras socialdemocracias europeas. El bien común es lo que importa a todos y cada uno de los miembros de una comunidad, aquello que la beneficia, o la dota de cohesión o simboliza algo relevante de su historia y costumbres. Que los propios vecinos construyeran ese jardín me parece una prueba más de la fuerza que pueden tener los vínculos comunitarios y la voluntad ciudadana —aldeana, en este caso— en la gestión de los asuntos públicos. El bien común provoca la adhesión de todos cuando no es una piedra que se tiran unos a otros políticos y medios de comunicación.

    Me quito el sombrero ante quienes promovieron y participaron en la construcción de ese jardín.

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  6. Por no extenderme demasiado, he tenido que omitir muchos detalles. Leyendo la prensa de entonces salen infinidad de cuestiones. Los promotores no recibieron ni un duro de nadie. Todo el trabajo y los materiales lo costearon los vecinos. Al acto de inauguración fue invitado todo el mundo, pero ningún político o autoridad podían acudir en representación de unas siglas o una institución: eran bienvenidos siempre que acudieran en calidad de vecinos; en aquel acto serían como los demás, sin ostentación de cargos. Por otro lado, la inauguración fue una auténtica reivindicación de la dignidad popular, de lo que podían llegar a hacer los vecinos por sí mismos, sin tutelas gubernamentales. Manu nos podría contar muchos más detalles. A mí me parece asombroso lo que implica realizar algo así en los años ochenta, en un país con una ciudadanía tan dependiente de las instituciones como España. Y eso sin entrar en el profundo simbolismo que tiene el acto en aquella.

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  7. Creo que lo importante no es el carácter pionero, pues en aquella aldea rural con muy baja autoestima –como decía Fran- sin embargo, todavía estaba vivo el espíritu colectivo: Manteníamos los caminos y las cunetas, las acometidas de agua, hacíamos colectas..
    El otro día al pasar por la carretera camino de Villalba con mi familia, vimos a un señor limpiando las cunetas de la carretera nacional. Posiblemente prefería hacerlo y no esperar a que lo hiciera el estado. Seguramente evitaba problemas a la carretera y a alguna de sus propiedades. La escena nos llamó mucho la atención, pero es de plena actualidad. No hace mucho, el mismo viejo maestro al que dedicábamos una entrada en el blog, con sus medios limpió de zarzas y arregló una fuente pública en una barriada de Elviña, (una barriada de Coruña).
    Mucha gente hace este tipo de cosas. Nuestro amigo escritor y aventurero Ander Izaguirre, dedicó un libro “cuidadores de mundos”, a gente que con sus medios se encarga por ejemplo de mantener las fuentes o los caminos del monte, que cuidan ruinas o cuidan avellanos para hacer bordones para regalar a los peregrinos.

    No, ninguno de nosotros hizo nada excepcional, pero de aquel gesto, al cabo de los años, resultó que adquirimos conciencia para conseguir preservar el urbanismo y el medioambiente: Desviamos la autovía, paramos varias operaciones urbanísticas ilegales e insalubres enfrentándonos a grandes multinacionales…Pronto aquellos terrenos ocupados por gente muy modesta fueron muy apetitosos y la cohesión conseguida en aquella época, ha evitado que todo fuera muy distinto.

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  8. Pues en las ciudades no es nada común que la gente se ponga a arreglar el mobiliario urbano o las calles. Tal vez se deba a que necesitas mil licencias antes de hacer cualquier cosa, o al menor arraigo que se tiene en una gran ciudad. Lo que sí he observado es que algunos barrios humildes, en los que han convivido padres e hijos, conservan cierta cohesión y capacidad de movilizarse, pero sin que los vecinos lleguen a emprender obras públicas (que yo sepa).

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  9. En Edimburgo, es costumbre testar un banco público a la comunida
    Son bancos de gran calidad, buena hechura y madera, que están muy cuidados, en una placa de bronce puede leerse una leyenda del donante. es el mensaje de una persona que pagó el encargo del banco en el pasado, para los que lo disfrutan en el presente.

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  10. Que curioso que esa costumbre se dé en Edimburgo. Se ve que los escoceses no son tan rácanos dice el tópico. Se echan de menos en las ciudades españolas tradiciones como esa.

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  11. Bonita idea esa de cuidadores del mundo. afortunadamente hay muchas personas así,sólo falta estar un poco atentos para percibir lo que desinteresados desconocidos aportan.
    Frente a mi casa, en una zona pública, hay una veintena de olivos ya grandes, pensaba que era resto de un antiguo cultivo, pero recientemente supe que un vecino se enteró de que había unos olivos que iban a arrancar en otro lugar, y consiguió salvarlos y el permiso municipal para que le dejaran plantarlos en una zona pública completamente yerma, no sé de dónde conseguiría el transporte. El año pasado me preparé unas aceitunas encurtidas de esos olivos. sólo un ejmplo de muchos...

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  12. Pablito, el de los bordones de avellano en Azqueta, pequeño caserío Navarro cercano al Monasterio de Irache, es toda una institución en el Camino de Santiago, lleva años esperando a que pasen los peregrinos y les ofrece sin remuneración sus bordones de avellano, que hace a partir de los rebrotes de cepa de los bosques cercanos; es de la mejor madera para caminar, además en la mitología celta simboliza el conocimiento, con ella se elaboran las mejores ramas de zahorí aprovechando una horquilla; también es uno de los árboles relacionados con las brujas. Así que para quien va buscando un concimiento interior en el Camino, parece que el avellano es buena compañía.
    Pablito, en medio de una creciente comercialización y mediatización del Camino de Santiago, es uno de esos ejemplos de personas con actos positivos que aún mantiene parte de lo mejor del Camino.

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  13. Algo que sugiere este jardín es que las coordenadas en las que se ha movido buena parte del pensamiento político y social moderno tienen algo de ficticio. El eje básico que articula la convivencia no es la línea que va del individuo al Estado; ni el individuo se relaciona directamente con la sociedad ni con el Estado. Entre el Estado y cada individuo concreto median instancias socializadoras como la familia, el vecindario, asociaciones, gremios,... La vida social en realidad se desarrolla gracias a las pequeñas comunidades, a las empresas y a grupos humanos cohesionados por vínculos solidarios o intereses comunes. El empeño del Estado moderno en inmiscuirse en esos grupos sociales intermedios que articulan la vida social para regularlos es lo que da lugar a una ciudadanía adocenada, siempre a la espera de que sus iniciativas sean certificadas por un organismo burocrático u obtengan la aprobación gubernamental. Pienso que si el Estado fuera más pequeño o no se entrometiera tanto en la vida social, tal vez no serían tan infrecuentes movilizaciones vecinales como esta de Uxes.

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  14. Enhorabuena por conseguir hacer algo tan edificante. Ojalá cunda el ejemplo.

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  15. No hay cosa mejor que procurar el bienestar ajeno para obtener el propio.

    Salud.

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  16. Reflexionando a propósito del jardín comunitario de Uxes y del último comentario de Occam. Recuerdo aquellos años de transición y el sentimiento de solidaridad que parecía aflorar entre las personas, grupos, asociaciones.
    Era fácil asociarse para hacer algo con ilusión y con afán de mejora de la comunidad, la Ley de Asociaciones legitimaba la reunión y asociación de personas con fines lícitos, no era obligado ni registrarse, luego las cosas se fueron burocratizando, casi es como si existiera una sospecha de lo que los ciudadanos emprenden, el estado ha de controlar y verificar las iniciativas. También la ilusión de hace 30 años se ha trastocado en cierto desapego, fruto de este último par de décadas de sopor moral, carente de valores. Se han consolidado plataformas y movimientos, como el ecologista, iniciativas solidarias con el tercer mundo, la infancia, ante desastres naturales... pero se echan en falta esas iniciativas de base, surgidas desde los propios ciudadanos en su entorno inmediato. Me consta que las hay, pero no se suelen percibir, salvo contados casos no aparecen en los medios con la presencia que debieran.

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  17. Muy interesante Fran, este comentario. las organizaciones de base, nacían como setas. había asociaciones de vecinos en cada barriada y todo el mundo colaboraba. jubilados, jóvenes, gente sencilla que arrimaba el hombro.

    A este movimiento efervescente, le siguió el desencanto. la gente dejó de creer en sus líderes, consideró que nadie daba una puntada sin hilo, que siempre, detrás de cada iniciativa había un interés oculto.

    en el caso que se relata aquí, ya había esa percepción, por eso se cuidó tanto el evitar que figurara ningún cargo ni institución. por eso se escogió un hombre mayor y una niña pequeña para leer el discurso consensuado entre todos.

    También es verdad, que los jóvenes de aquella época encontraron en la actividad comunitaria una salida, dado que había pocas alternativas de otro tipo. Muchas veces, la cosa empezaba por organizar su propio ocio, porque no había sitio ni para reunirse, no había oferta de actividades, ni internet, ni dinero para ponerse morado de ron en un botellón.

    Hace años conocí a un señor muy importante que había destacado de forma brillante en el ejercicio de su profesión.

    el decía que había llegado tan alto, porque su madre viuda cosía en casa que siempre estaba llena de gente a probar o a encargar algo. el solo disponía del aseo para estudiar, pues durante el día incluso su habitación estaba ocupada. como no tenía mucho más que hacer estudiaba.

    Se da en este caso, nuevamente aquella paradoja de que las cosas malas a los buenos hacen más buenos y las buenas a los malos hacen peores.

    ahora los chavales tiene veinte mil alternativas que los distraen. todo está repleto de luces e imágenes psicodélicas, si alguno hace algo, me parece heroico, pues suman todas estas distracciones al desencanto de sus padres, por eso no me extraña que protesten pensando que la única libertad y capacidad de acción que les queda es cambiar de canal de televisión.

    de alguna manera, aquella iniciativa perdida en el tiempo que ahora rememoramos, sirvió para dar alguna alternativa a los jóvenes, para trocar la baja autoestima por orgullo. Eran unos paletos arrabaleros y pasaron a ser los que recogían el testigo de una cultura heredera de aquellos queiroéiros que cantaba el romance popular.

    quizás por eso, otras asociaciones culturales que se dedicaron a lo mísmo, con muchos más medios, con miles de miembros, dasaparecieron y hoy en día los jovenes de Uxes todavía mantienen con plena pujánza a la que se gestó por aquella época.

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  18. Durante la década de los 80 estaba en plena efervescencia el debate sobre lo que Habermas denominó «el agotamiento de las fuerzas utópicas». Desde Francia Jean-François Lyotard obtuvo un enorme predicamento con sus tesis sobre la postmodernidad.

    En el trasfondo de aquellos debates se encontraba el desencanto y la pasividad de la sociedad civil a la hora de emprender proyectos comunes, el fin de los ideales emancipadores y lo que Habermas llamó «la colonización del ‘mundo de la vida’ por la tecno-estructura». Se refería a que las aspiraciones de la sociedad se encontraban moldeadas por un tinglado formado por la clase política, la banca y los medios de comunicación, que operaban coordinadamente identificando sus intereses con los de la sociedad.

    En cierta medida, creo que esto sigue ocurriendo. La aspiración de un adolescente hoy no es hacer algo por sus próximos sino aparecer en la televisión, posar ante extraños a los que no conoce de nada. Hemos terminado por confundir el ámbito de nuestra existencia con lo que muestra la pantalla de la televisión; lo importante no es tu escuela, tu familia o tus vecinos, sino lo que aparece en las pantallas. Por eso creo que tiene tanto valor que en aquellos años una comunidad decida al margen de políticos y medios de comunicación qué es lo que quiere y lo ejecute al margen de la «tecno-estructura», sin recurrir ni a políticos, ni a la banca ni a los medios de comunicación.

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  19. A xénte anónima, é a que de verdade tira polo país. Nas cidades é maís dificil, no rural, cada día hay menos vida porque se abandonan as aldeas e o xeito de vivir mudouse totalmente; pero aínda así, todavía hay persóas que se organizan e cooperan.

    Os medios de comunicación, os bancos e poder político no só non lles prestan atención, senón que os ven con desconfianza. Todo ten que pasar polas súas mans e cando simplemente se fai as súas costas, se sinten ofendidos, dado que o consideran da súa competencia. Atopo cada día como a xente se vé disuadída, porque incluso pode perxudicarlle si coopera. Antes había que aportar cartos ou esforzo para non ser un paria, agora aprendemos a ser unhos chorimiqueiros mendicantes pedíndo os políticos o que é noso. Eles o administrar o noso como si fora deles, reforzan o seu poder sobre nos. Non entendo como poden dicir: eu fixen esto, ou aquello, porque saben ben que non é certo, o fixeron os nosos cartos, eles si acaso, optaron por unha cousa a costa doutra, non viñeron os cartos do ceo.

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