10 de septiembre de 2010

Una experiencia de integración

Por Manu Iglesias

El curso anterior, en colaboración con la asociación Camiña social, acogimos en las Salgueiras un joven con medidas judiciales. Tenía una historia anterior que nosotros nunca conocimos y a la que nos hacían referencia los números pírsings que portaba. Su educador cuando vino a traerlo le pidió que se los quitara y cuando los reunió entre sus manos los sacudió. Parecía un ferretero venteando una presa de tornillos. Supongo que todo el mundo se pondría en guardia ante una pinta tan intimidatoria, pero nosotros quisimos ver a un joven que precisaba un ambiente emocional estable. Al poco tiempo ya no lo traía el educador y venía solo. Lo recogíamos y llevábamos a la estación del tren. Comía con nosotros y acabó compartiendo todos los trabajos de la granja. Nunca lo obligamos, pero el quiso ser como los demás, ganarse el uniforme y ser considerado como otra persona del grupo. Era muy emocionante ver como incluso aprendió a desenvolverse con las herramientas, puesto que no tenía ninguna experiencia en los trabajos más sencillos de una granja.

Inmediatamente contactó con los animales. Los perros, las gallinas y los caballos hicieron de perfectos introductores y poco a poco ese círculo se fue ampliando a todas las personas que frecuentan As Salgueiras. Madres, niños, educadores, fisioterapeutas o psicólogos, lo conocieron ayudando en la hipoterapia y cuando había actividad, siempre se ofrecieron a bajarlo a Coruña, constándonos que siempre se portó de forma correcta.

Ahora estamos preparando otra edición de esta experiencia duplicando el número de jóvenes. En esta ocasión, hemos pensado invitar a los padres a que también se impliquen. Los amigos de Camiña Social, nos confirman que cada vez abundan más los jóvenes que pertenecen a familias normales. No era el caso de nuestro joven anterior que vivió en As Salgueiras –según el mismo nos confesó- los días más felices de su vida. Se trata de hijos de familias que tienen recursos y formación. Afrontamos con ilusión esta nueva etapa, donde confiamos aplicar un poco de método en nuestro trabajo bien intencionado e ilusionado. Gracias a Lucía (la psicóloga de Cefine), y a los expertos de Camiña Social, podremos aprender con método de una experiencia de inmersión en la naturaleza.

Muchos de los que visitan la finca, han conocido al potrillo Faro. Tiene un carácter excepcional. Desde que nació empezamos a abrazarlo, sin embargo el bueno de Faro, en manos de unas personas que no sepan ejercer liderazgo, puede llegar a ser peligroso. La manada nos enseña cosas importantes todos los días.

Esto nos recuerda al etólogo Cesar Millán, cuando visita una familia reclamado para reeducar un perro con comportamientos antisociales. A los cinco minutos el animalito se comporta totalmente diferente enseñándonos que Millán no obra milagros, sino que adquiere el rol que deberían asumir los dueños. Esto nos indica que en la mayoría de las ocasiones, el problema no es de los jóvenes sino de los padres. Cuando leemos las explicaciones de nuestro admirado Konrad Lorenz y su visión sobre la llamada: educación antiautoritaria, entendemos aquella paradoja de una educación destinada a evitar la frustración que acaba generando millones de frustrados.

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