Por Noemí Basanta (editora de diseño de Galopín)
Deseaba contaros en este blog lo mucho que me ha ayudado mi afición al teatro para entender la psicología de los niños, lo que me permite realizar mejor mi trabajo.
Lo esencialmente importante siempre es lo que no se ve, lo que se sugiere, y esta frase vale tanto para la arquitectura, el teatro, como para el cine, como para la vida misma.
Deseaba contaros en este blog lo mucho que me ha ayudado mi afición al teatro para entender la psicología de los niños, lo que me permite realizar mejor mi trabajo.
Lo esencialmente importante siempre es lo que no se ve, lo que se sugiere, y esta frase vale tanto para la arquitectura, el teatro, como para el cine, como para la vida misma.
El teatro tiene la virtud de reunir diferentes artes en una sola. Los niños además de divertirse aprenden sobre conductas, a conocerse a sí mismos y a los demás. Pero sobre todo el niño reflexiona sobre lo que ve, se le incita a pensar y tomar decisiones. Además el teatro es de carne y hueso, aunque consigue que te evadas de la realidad, no es como un juego virtual solitario, sino que lo realizas en grupo.
Al igual que en nuestro trabajo elaborando espacios de juego infantil, en el teatro se busca crear emociones. En escena se tratan las luces, las sombras, los decorados con sus texturas y colores. Cada objeto se puede convertir en un personaje. En los parques infantiles también ocurre esto; debemos permitir y potenciar que los niños estimulen su imaginación con los elementos de juego y también con los vacíos. Es importante relacionar bien los recorridos e imaginar los posibles juegos “de lo que no se ve”. Es importante no dar todo hecho, que el niño genere su propio mundo con pocos elementos.
Decía Chéjov (enfrentándose a lo que se hacía tradicionalmente) que lo inevitable posee un mecanismo diferente a la lógica o la moral. No creía que el artista tuviera que responder todas las preguntas que planteaba la obra. Dejar un margen al espectador para que piense por sí sólo forma parte del pensamiento moderno.
El niño en sus primeras etapas tiende a espacios teatralizados, que reflejen la realidad o la fantasía, donde comenzar a descubrir diferentes roles. El adolescente busca espacios más personalizados y abstractos, donde puedan experimentar retos físicos. El adulto posee la necesidad de la narración (como la novela), del recorrido con un sentido narrativo.
En la fiesta de las Salgueiras mientras pintaba las caras a los niños recordaba todo esto; les preguntaba a cada uno lo que quería ser (un indio, un animal,…), la edad influía en el personaje que cada uno quería representar… yo misma también me pinté.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario en As Salgueiras