6 de septiembre de 2010

Una metodología para la articulación dinámica de espacio y cultura

El objetivo de nuestras intervenciones es motivar la articulación dinámica entre espacio y cultura. Usamos por ejemplo, la iconografía del viejo gremio de mareantes para explicar estos conceptos dentro de un evocador relato de pretéritas gestas marineras. Desvelamos en este caso que entre los preciados tesoros que la mar oculta están las esforzadas gestas de los hombres que lo surcaron. Explicamos los recursos que impulsaron la portentosa fuerza mental de los protagonistas de las descubiertas, y al mismo tiempo ponemos en valor la relación de espacio o territorio con la memoria colectiva y la cultura.

Para explicar su estrecha vinculación es necesario hacer mención al espacio en el que se desarrollan las relaciones sociales,la vida cotidiana, festiva o ritual, como una construcción cultural en el sentido en que el espacio publico y el paisaje como territorio otorgan identidad cultural a los grupos sociales que lo habitan.

A partir de ese concepto se exploran las relaciones entre aquél y la memoria, destacando las influencias entre el espacio, la sociedad y la cultura. Pretendemos, pues, leer el espacio como un conjunto simbólico de actividades sociales que se encuentran en interacción entre sí y con ese espacio a partir de sus propias dinámicas y de su relación con el territorio a lo largo de la historia.
La memoria o los recuerdos colectivos, convierten la plaza de un pueblo, en un lugar en donde la vida ha sedimentado.

Maurice Halbwachs señala: el pensamiento social es esencialmente una memoria. Mantiene que todo su contenido está construido por recuerdos colectivos que hace que los lugares donde germina sean habitables al establecerse una retroalimentación entre el grupo y la persona. Para explicar su concepto, indica que como ocurre con las lesiones cerebrales que provocan amnesia, algo similar sucede con la memoria colectiva cuando el grupo que la sustenta se disgrega, por ejemplo por culpa de la emigración a las ciudades. El espacio público se nos presenta de esta manera como un lugar en donde se enganchan los recuerdos colectivos para poder conservarse como territorio o espacio sobre el cual queda inscrita la cultura, las huellas y marcas dejadas por quien o quienes lo habitan, pero también un espacio depositario de recuerdos, lo que lo convierte en una de las formas de objetivación de la propia cultura. Esta visión se ve reforzada cuando el territorio es apropiado subjetivamente como objeto de representación y de apego afectivo, como símbolo de pertenencia socio-territorial, y forma de identidad al interiorizar, los sujetos (individuales y colectivos) el espacio integrándolo a su propio sistema cultural.

A lo largo de las diferentes intervenciones, hemos intentado respetar este criterio. Fieles a nuestra convicción sobre el papel fundamental que adquiere el espacio público para propiciar la socialización en el contexto histórico y tecnológico actual, pensamos que el conocimiento antropológico o pedagógico debe incorporarse al urbanismo y la arquitectura; dado que entendemos la arquitectura como la primera arte pedagógica -el primer maestro como se ha denominado por algunas escuelas-. En ese sentido entendemos que la ambigua modernidad en la que nos hallamos inmersos nos aboca a una dificultad de comprensión e interacción con el mundo real y entre los individuos de carne y hueso entre sí. El espacio público donde se concentra la ciudadanía puede y debe ser el que compense esa grave carencia social.

En casos recientes, si nos ha dado que la ventaja fundamental de las áreas es su aparente desventaja: su aislamiento compensada por su inmersión en una naturaleza portentosa alejada del tráfico y los peligros potenciales o imaginarios del hacinamiento urbano. Debemos explotar esta ventaja para que las distintas edades encuentren motivador visitar las zonas y convivir y relacionarse libremente en ellas. Los mayores aprecian los contenidos culturales o intentar descubrir el arcano que en ellas se esconde, mientras los más pequeños libremente exploran inmersos en el juego natural. La actividad que propicia el solaz colectivo entre infantes sin la intermediación de adultos, poniendo en práctica los registros que en la vida adulta han de servir para desarrollar la inteligencia social y emocional. En este sentido, no debemos reproducir ni insinuar un parque infantil al uso donde las zonas están limitadas o acotadas por el diseño y el uso a las diferentes edades. Pretendemos propiciar el disfrute compartido de las zonas. Aspiramos a generar espacios amables para el juego intenso o catártico y la observación serena, relajada y al tiempo despierta que propicia el contacto con el medio natural a través del juego en libertad.

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